Capítulo 100
Lucía miró a su alrededor. La habitación sin luz tenía un silencio sepulcral. Afortunadamente... solo había sido un sueño. Sin embargo, no podía controlar su respiración agitada, como si acabara de ser rescatada del mar, desesperada por respirar aire fresco.

— Ding...

La brisa nocturna hizo sonar la campanilla de viento en la entrada. Lucía miró hacia afuera, donde el sonido de las olas era claro en la noche tranquila. La inquietud de la pesadilla persistía, y al no poder dormir, decidió salir a caminar. La suave brisa marina se había vuelto cortante en la baja temperatura. Lucía se ajustó el chal y caminó por la playa.

No había estrellas esa noche, solo unas pocas luces dispersas en la orilla iluminaban la oscuridad. Recordando el incidente del día, Lucía sentía que algo no cuadraba. Su intuición le decía que se habían pasado por alto algunos detalles. Cada evento parecía accidental, pero que ocurrieran todos al mismo tiempo era demasiada coincidencia. Aunque el salvavidas insistía en
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