"Yiyi será quien te culpe, te regañe y te golpee. ¡La vendiste para salvar a tu esposa!". Qin Lianyi fingió sonreír casualmente y dijo: "Está bien, Tingxin. No te estoy culpando ni estoy enojada contigo. ¡No te abandonaré! ¡Sé que hiciste todo eso por mí!".

Él la miró con la mirada vacía. Había estado aterrorizado por cómo sería su reacción desde que hizo el trato con el niño de la familia Wu.

Sin embargo, ella era tan...

"Pero... Yiyi podría no estar contenta con eso. Me pregunto si pensará que la vendiste. Pero en caso de que te culpe, te regañe o te golpee, ¡lo enfrentaré contigo! ¡No serás el único al que ella vaya a culpar!", dijo Qin Lianyi.

Bai Tingxin solo notó que le hormigueaba la nariz. Esta mujer tenía una forma de hacerlo sentir conmovido inconscientemente.

"Está bien, está arreglado, entonces", susurró él.

Ella sonrió, sostuvo su rostro y besó sus labios. "Tingxin, no importa lo que enfrentemos, lo enfrentaremos juntos. Estaremos juntos en las buenas y en las malas"