¡Hola! ¡Hola!¡Parece que Cristian está celoso! 🫢¿Se marchará también Cristian o aprovecharán el momento para hablar con Emily? ¡Os veo en el siguiente capítulo!😘😘
Me quedé perpleja, todavía no podía creer que Cristian había echado a mi amigo Erik de mi casa. —¿Te has vuelto loco? —le grité, sintiendo cómo la ira me inundaba. —Te lo he dicho, ese hombre no es de fiar. —No puedes estar un año fuera de mi vida y ahora pretender salvarme. Gracias por tu ayuda, pero es mejor que te vayas —dije, tratando de mantener la calma mientras mi corazón latía con fuerza. Cristian salió de mi casa enfurecido, cerrando la puerta de un portazo que resonó en toda la casa. El domingo preferí quedarme tranquila en casa, tenía ganas de sofá y peli. Al mediodía, preparé una pizza. Mientras estaba en el horno, opté por darme una ducha rápida, o eso pensé yo. Cuando terminé de ducharme, envolví mi cuerpo en una toalla. De pronto, escuché unos golpes fuertes en la puerta, asustándome. Salí corriendo escalera abajo y me quedé paralizada al ver que de la cocina salía humo denso y oscuro. Escuché otra vez golpear con fuerza la puerta de entrada. La abrí y entró Cristi
Rápidamente, intenté taparme apresuradamente con las dos manos. ¡Qué vergüenza! —Te dejo una botella de agua, perdona por entrar así de repente —seguía mirándome de arriba a bajo—. Que sepas que todavía se te ve medio pezón. —Imbécil —me giré para coger un cojín y se lo lancé a la cara. —Ahora te he visto el culo —se echó a reír. Me estaba poniendo de los nervios, bajé los brazos, caminé hacía él desnuda con la barbilla levantada y lo empujé fuera de la habitación. —Si piensas que voy a caer rendido al verte desnuda estás muy equivocada. —Me da absolutamente igual, en cambio Erik puede que sí caiga rendido a mis pies. Vi cómo apretó su mandíbula y cerró los dos puños con fuerza. Ese comentario le había sentado mal, pero se lo había ganado. Sin decir una palabra más, se dio la vuelta y se marchó, dejándome sola en la habitación. Me dejé caer en la cama, abatida. Al día siguiente, después del pequeño incendio, me levanté muy temprano mientras Cristian aún dormía. Salí de su casa
—Estoy de acuerdo con la señorita Emily, todas las ideas que nos ha explicado habría que estudiarlas con más detalle, pero desde mi punto de vista estamos en buenas manos —mencionó Cristian. En aquel momento, solté todo el aire que había retenido en mis pulmones. La respuesta de Cristian me había sorprendido. Si Henry me aceptaba en su equipo, tendríamos que trabajar juntos. Sería difícil, pero no iba a echar por tierra mi trabajo por un hombre que en algún momento de mi vida pensé que me quería. —Erik, ¿Tú qué opinas? —preguntó Henry. —En esta ocasión también estoy de acuerdo con Cristian —respondió Erik con una sonrisa. A Erik ya lo pillaría. El muy cabrón no me había dicho que trabajaba con Cristian. Lo iba a matar. —Perfecto, aquí te entrego el contrato. Cuando puedas, revísalo con tu abogado y me lo mandas lo antes posible. Si tienes alguna duda o pregunta, ponte en contacto conmigo —dijo Henry, extendiéndome una carpeta con el documento. —Gracias, señor Henry. —Tanto Erik
No entendía absolutamente nada. Todo en él demostraba que me odiaba, y ahora, ¿quería acompañarme? Me quedé paralizada, tratando de procesar sus palabras. ¿Acaso se había golpeado la cabeza? Su reacción era completamente incomprensible para mí. Respiré hondo antes de hablar, la verdad que no sabía si mis palabras podrían herirlo, pero también era consciente de que debía ser honesta. —Cristian, no puedo permitir que me acompañes. Este viaje es algo que necesito hacer sola. Cristian me miró en silencio, pero sus labios se apretaron en una línea delgada. Aunque no dijo nada, pude ver el dolor en sus ojos. ¿Estaba dolido por mi rechazo? —Tengo que irme. Nos vemos en el trabajo —dije, mientras me levantaba de la silla. Cristian asintió lentamente, sus ojos aún seguían fijos en mí. Cuando me di la vuelta para irme, escuché su voz. —Emily, procura no ponerte en peligro. Si necesitas ayuda, no dudes en llamarme. —Gracias, Cristian. Lo tendré en cuenta —Y con eso, me fui del bar, dejánd
—Hola Emily ¿Qué haces aquí? —preguntó Estela.—Hola amiga, me alegro de verte —me sentí muy ofendida, ella sabía perfectamente toda mi historia con Cristian, y estaba allí con él. Una vez más me sentí traicionada por una amiga.En un impulso repentino cogí mi móvil y le mandé un mensaje a Erik, lo necesitaba conmigo, necesitaba el apoyo de un amigo, y él me había demostrado que podía confiar en él.Tenía que admitir que si Cristian había pasado página yo también tenía que hacerlo.—Cristian vamos a la piscina —dijo Estela.De mientras yo me senté en una silla viendo la escena que me daban ganas de vomitar, Estela no paraba de coquetear, se lanzaba a sus brazos entre risas. Estaba controlando la ira que estaba resurgiendo dentro de mí y me imaginaba como le arrancaba los pelos a la muy... Gracias a Dios, Erik no tardaría en llegar.—Cristian voy abrir la puerta que ha venido mi acompañante.—¿A quién has invitado? —salió de la piscina y fue directo a mi.—He invitado a nuestro vecin
Cristian se quedó pensando un momento. Cruzó los brazos sobre su pecho, mientras yo esperaba su respuesta, tragué saliva forzadamente. Estaba nerviosa, puesto que era el momento de decirnos lo que sentíamos. —Por favor Emily, tienes que tener cuidado, no quiero que te rompan el corazón, otra vez. —No te preocupes por mi, sé cuidarme yo solita. Y así, sin más, se marchó volviendo a zanjar lo nuestro. Debí imaginar desde un principio que liarme con el hermano de mi exmarido sólo traería problemas. Al día siguiente me levanté más animada puesto que Rebeca estaba apunto de llegar. Durante la mañana había recogido la casa y organizado todo para hacer una barbacoa para nosotras dos solas, puse la carne en la parrilla cuando sonó el timbre de la casa. Me apresuré a abrir la puerta. —Hola preciosa —la abracé. —Hola bombón. —Vamos pasa, que se queman los filetes que están en la barbacoa. —Me muero de hambre —dijo mientras se acariciaba la barriga. Llegamos hasta la terraza, Rebeca se
—Cristian, estoy enamorada de ti. —No sabes cuánto tiempo he estado esperado escuchar estas palabras. Te amo, Emily. Cada sonrisa tuya ilumina mi día. Te amo tanto que no puedo describir con palabras. Eres mi sol en los días nublados, mi refugio en las tormentas. Cristian tomó mi rostro entre sus manos, y sentí su cuerpo acercarse al mío. Me aferré a sus brazos al notar que mis piernas flaqueaban. Su boca estaba a escasos centímetros de mis labios, y me miró profundamente a los ojos. —Tenemos tantas cosas de qué hablar, pero no puedo esperar más. Necesito tus labios contra los míos, ahora —dijo Cristian. Nuestros labios se unieron, reflejando la intensa necesidad que sentíamos el uno por el otro. Bajo el sol brillante, rodeada de jardines y árboles y apoyada sobre mi coche en aquel momento el beso me desarmó por completo. —Vamos a casa —supliqué. —Es lo que más deseo en este momento —dijo mientras me acariciaba mi espalda—. Pero, tengo una reunión muy importante, ¿no vemos es
¡Joder! ¿Qué hacía ella en la oscuridad, observándome? —¿Qué haces ahí fuera? —pregunté asustada.Me respondió a través de la ventana, pero no pude oír su respuesta, con manos temblorosas fui a abrir la ventana, pero me detuve por miedo.—¡Emily! —me llamó Cristian que estaba bajando las escaleras.Me giré hacia él.—Es Estela.—Voy a ver qué quiere.Una sensación fría sacudió todo mi cuerpo.—No abras la puerta, ¿y si es ella la que entró en mi casa? —el corazón me iba a mil por hora.—No te preocupes.Cristian se dirigió hacia la puerta y la abrió, tras cruzar el umbral le preguntó:—¿Qué quieres Estela?—¿Emily está bien? Me ha dicho el de seguridad que ha estado la policía por aquí, ¿es verdad que hay alguien vigilando las casas? Cuando iba caminando hacia mi casa he visto a Emily en la ventana y he venido a preguntar si estaba bien.En su voz noté preocupación, ¿sería verdad que estaba preocupada por mi? Puedes que yo estuviera nerviosa y me estaba imaginando cosas que no eran.