🌟¡Hola a tod@s! 🌟 Sigo subiendo capítulos y quiero agradeceros de corazón por darle una oportunidad a esta historia. Vuestra compañía en este viaje significa mucho para mí. ¿Emily le dirá que sí a Cristian? ¿Se embarcarán juntos en una aventura inolvidable? Ahora que sus caminos se cruzan en el trabajo, ¿renacerá la llama del amor o se intensificará su rivalidad? En este nuevo capítulo, os esperan momentos de tensión y emociones a flor de piel. ¡No os lo perdáis! ¡Gracias por vuestro apoyo continuo y espero que disfrutéis de los siguientes capítulos. 📖✨ ¿Qué creéis que pasará? ¡Dejad vuestros comentarios y teorías!😘😘
No entendía absolutamente nada. Todo en él demostraba que me odiaba, y ahora, ¿quería acompañarme? Me quedé paralizada, tratando de procesar sus palabras. ¿Acaso se había golpeado la cabeza? Su reacción era completamente incomprensible para mí. Respiré hondo antes de hablar, la verdad que no sabía si mis palabras podrían herirlo, pero también era consciente de que debía ser honesta. —Cristian, no puedo permitir que me acompañes. Este viaje es algo que necesito hacer sola. Cristian me miró en silencio, pero sus labios se apretaron en una línea delgada. Aunque no dijo nada, pude ver el dolor en sus ojos. ¿Estaba dolido por mi rechazo? —Tengo que irme. Nos vemos en el trabajo —dije, mientras me levantaba de la silla. Cristian asintió lentamente, sus ojos aún seguían fijos en mí. Cuando me di la vuelta para irme, escuché su voz. —Emily, procura no ponerte en peligro. Si necesitas ayuda, no dudes en llamarme. —Gracias, Cristian. Lo tendré en cuenta —Y con eso, me fui del bar, dejánd
—Hola Emily ¿Qué haces aquí? —preguntó Estela.—Hola amiga, me alegro de verte —me sentí muy ofendida, ella sabía perfectamente toda mi historia con Cristian, y estaba allí con él. Una vez más me sentí traicionada por una amiga.En un impulso repentino cogí mi móvil y le mandé un mensaje a Erik, lo necesitaba conmigo, necesitaba el apoyo de un amigo, y él me había demostrado que podía confiar en él.Tenía que admitir que si Cristian había pasado página yo también tenía que hacerlo.—Cristian vamos a la piscina —dijo Estela.De mientras yo me senté en una silla viendo la escena que me daban ganas de vomitar, Estela no paraba de coquetear, se lanzaba a sus brazos entre risas. Estaba controlando la ira que estaba resurgiendo dentro de mí y me imaginaba como le arrancaba los pelos a la muy... Gracias a Dios, Erik no tardaría en llegar.—Cristian voy abrir la puerta que ha venido mi acompañante.—¿A quién has invitado? —salió de la piscina y fue directo a mi.—He invitado a nuestro vecin
Estaba caminando hacia la entrada de la discoteca, pero de repente, me detuve en seco al sentir una mano firme agarrar mi brazo. Giré sobre mis talones con cuidado de no perder el equilibrio, y cuando miré a la persona que me estaba sujetando el brazo, solo pude pensar ¡Joder! ¡Cristian! —¿Emily? —Si, esa soy yo.—Princesa, estás preciosa. —Gracias, tú estás más... —no encontraba las palabras adecuadas, pero mi boca solo quería pronunciar palabras como guapo, buenorro, macizo, bombón, cosita linda.—¿Viejo? ¿Más guapo? ¿Más irresistible? —preguntó, mientras se pasaba una mano por su cabello rubio.—Viejo, lo bueno que no estás calvo.—Hasta calvo estaría guapo. Ven aquí y dale un abrazo a tu cuñado.Cristian me envolvió con sus fuertes brazos tatuados. Nueve años sin verle, nueve años habían pasado desde que Cristian me partió el corazón, pero él nunca se enteró de que años atrás me moría por sus huesos.—¿Qué haces aquí, princesa? —me preguntó al oído.—Buscar venganza —respondí,
Cristian había tirado de mí…Mis ojos no tardaron en posarse sobre él. En un momento, pasé de estar en los brazos de un desconocido a estar en los brazos de Cristian. Poco a poco, fue acortando la distancia hasta que nuestros labios se unieron. Sus manos masajeaban mi espalda y yo rodeé su cuello con mis brazos. Y nuestros labios se unieron.¡No podía creer lo que estaba pasando! ¡Me estaba liando con mi cuñado!¡Maldición! No podía separar mis labios de los suyos. Todo parecía indicar que la venganza estaba comenzando.Necesitaba sentirme deseada, y Cristian me hizo sentir así. Me apreté contra él. Su mirada se volvió oscura y su voz ronca cuando me dijo que besaba demasiado bien.Pude saborear sus labios mientras bailábamos. Hacía tanto tiempo que no lo veía. Ya no era aquel chico canijo y tímido que recordaba. Se había transformado en un hombre apuesto y sexy, con una confianza que irradiaba en cada movimiento.—Imbécil, ella estaba conmigo —espetó el muchacho, que minutos antes m
Los rayos del sol entraban por la ventana iluminando toda la estancia, abrí los ojos poco a poco, y miré a Cristian, que estaba abrazándome mientras dormía profundamente. Al mirar a Cristian, pensé que la noche anterior había sido una locura. Sabía que contarle a mi marido, que había pasado la noche con su hermano Cristian sería la manera más devastadora de destruirlo. La sola idea de ver la expresión de traición en su rostro me producía satisfacción. Sin embargo, en el fondo, sabía que no era capaz de hacerlo. No podía arrastrar a Cristian a ese abismo. Él no merecía pagar por mis errores, y aunque mi relación con Luke estaba rota, no quería destruir la vida de mi cuñado. Cristian siempre había sido un buen hombre, y no podía soportar la idea de verlo sufrir por mi culpa.Tenía que encontrar otra manera. Tal vez podría inventar que estuve con otro hombre, alguien desconocido. Pero jamás revelaría su nombre.Guardaría ese secreto para mí misma y buscaría otra forma de hacer sufrir a
Cristian se levantó y caminó hacia la puerta, me indicó con un gesto que me escondiera en el baño.Con los ojos llenos de lágrimas, recogí rápidamente mis cosas y me dirigí al baño. Cerré la puerta y eché el pestillo, quedándome quieta y conteniendo la respiración. Podía escuchar los latidos de mi corazón resonando en mis oídos mientras intentaba no hacer ningún ruido.Desde mi escondite, escuché cómo Cristian abría la puerta. Los pasos pesados de Luke se escuchaban mientras se adentraba en la habitación.—¡Cabronazo! Anoche me dejaste tirado.—Lo siento, Luke. Anoche conocí a una chica despampanante y no pude rechazarla.Luke bufó, claramente molesto. —Eso no se hace, tío. Era mi despedida.—Bueno, tú estabas acompañado. No creo que me echaras en falta. Te vi muy acaramelado con esa pelirroja. ¿Por qué le haces esto a tu mujer?—¿Y a ti qué te importa? Métete en tus asuntos.—Emily es una buena chica.—Ya lo sé. Pero la pelirroja lo hace muchísimo mejor.Al escuchar a mi marido, sen
Cristian suspiró y se pasó una mano por su cabello, claramente incómodo. —No, Emily. No es cierto. Para mí eras una niña, muy guapa, pero nada más. Pero mi hermano siempre me molestaba porque creía que tú me gustabas, pero solo es eso. En aquel momento, sentí una profunda tristeza. En el pasando, yo estaba realmente enamorada de él, pero era un amor inalcanzable. La diferencia de edad y la insistencia de mi madre en que Luke era la mejor opción, ya que solo podía salir con alguien de nuestra misma situación económica, y Cristian era la oveja negra de la familia. Era tan ingenua que, por agradar a mi madre, le hice caso. Con el tiempo, empecé a querer a Luke, pero creo que jamás estuve verdaderamente enamorada de él. O tal vez sí, la verdad es que estaba hecha un lío. Cambié de tema, no quería seguir pensando en el pasado. —Vamos vístete, nos vamos —le ordené. —¿A dónde vamos? —Después te lo digo, tengo una idea. Vamos, mueve ese culo precioso. —Quiero dormir —protestó. —De
Llegamos al hotel y, sin haber revisado mi móvil, me sentía tranquila. Pero al mirarlo, me llevé las manos a la cabeza. Tenía veinte llamadas perdidas de mi madre y treinta de mi marido, además de una avalancha de mensajes. La gran mayoría eran ofensivos.Dudé por varios segundos antes de abrir los mensajes de Luke, pero la curiosidad pudo más que yo.“¿Dónde estás?”“¿Dónde puñetas estás?”“Emily, te estás pasando. ¿A qué coño estás jugando?”“Tu madre no para de llamarme.”“Tienes que cumplir con tu deber.”El último mensaje fue devastador, era un insulto tras otro. Respiré hondo y escribí un mensaje idéntico tanto a mi marido como a mi madre: “Estoy bien, no me busquéis.”—¿Todo bien? —preguntó Cristian intrigado.—Todo perfecto —respondí, intentando sonar convincente.Cristian se sentó a mi lado y me obligó a mirarlo a los ojos.—Mi hermano es un gilipollas. No sabe la mujer que tiene. Eres dulce, hermosa y muy sexy. Él no te merece y espero que esto no te hunda. Tienes que ser f