—Mi hermana me contó que ambos os sonáis, pero no sabéis de donde.
Draven asintió con la cabeza.
—Es extraño, mi cuerpo actúa raro al estar cerca de ella —miró a mi hermano pero me señaló con el dedo —. Y tú también me suenas muchísimo.
—Algo raro está pasando aquí, debemos averiguar que es.
—¿Y si no es nada y solo es nuestra imaginación?
—Dudo mucho que las ganas que tengo de comerte la boca sean producto de mi imaginación.
—Si, las mías tampoco —hablé sin pensar arrepintiéndome al momento.
—¿Y qué hacemos?
—Conozco a alguien que igual nos podría ayudar —habló Draven.
Nos levantamos y comenzamos a seguirlo. Nos habíamos adentrado más al bosque. Delante de nuestros ojos
Mi cabeza daba vueltas como un torbellino. Muchos recuerdos a la vez inundaba mi mente sin dejarme procesar nada.—¡Eh, tú! —Mi corazón dejó de funcionar.Me giré sobre mi eje y pude ver a un chico bastante atractivo, tenía el pelo blanco, sus ojos eran azules, vestía con un pantalón negro y una camisa blanca, estaba ¿descalzo? ¿Qué hacía descalzo?Negué con la cabeza e intenté tranquilizarme, se fue acercando más a mi, pude ver su mandíbula muy definida y tensa, sus cejas eran pobladas y sus pestañas normales, en sus manos se notaban las venas.Quise salir corriendo ¿quién era ese chico?—Soy Draven Hilens.***—Te he hecho una pregunta ¿Qué haces aquí? —Las palabras no me salían de la boca —¿Te ha comido la lengua el gato? ¿Eh, muda? —negué sin dejar de mirarlo.***—¿Qué fue lo de anoche? —Me miró ceñudo.—¿Qué fue lo de anoche?—No te hagas el desentendido —negó con la cabeza.—¿Qué te pasó ahí?
Con su movimiento de cabeza me dio a entender que no lo hacía. Bajó la mirada al suelo, mi corazón se estrujó muy fuerte de manera dolorosa.Yo recordaba todo, desde el minuto uno hasta la última vez que nos vimos:—¿Qué te parece si estrenamos la cama?—Claro que no, hay gente abajo.—Da igual.—Eres un cerdo.Ambos reímos. Miramos por la ventana.—¿Qué sientes?—Nada.—¿Nada?—No sé qué sentir, no sé cómo ver todo esto. Es algo tan extraño, viví aquí durante meses, esas personas que hay ahí abajo son mis padres y no los siento como dos extraños, lo único que no se me hace tan extraño es Aiello.—A él lo recuerdas.—Si. Me gustaría vivir una vida con ellos, recordarlos, que n
Sin fuerza en la voz y en el cuerpo comencé a leer en voz alta la carta.Mi amor, escribo esta carta para recordarte que te amo, que has sido y serás lo mejor que he tenido en mucho tiempo. Sin ti no hubiese conseguido nada de lo que tengo ahora, haber hecho justicia por la muerte de mis padres, el haber acabado con el dolor y el vacío que tenía en mi corazón. Te iba a entregar esta carta el día antes de irme de Calcata, no tuve fuerzas para hacerlo, sabía que nos íbamos a volver a ver y si estas leyendo esto es porque es así. Espero con muchas ansias el “SI” —la voz se me quebró al leer eso —y si ya me has dado el “si”, quiero que sepas que soy la mujer más feliz de este mundo, que ya no necesito más al tenerte a mi lado. Quiero pasar muchísimo tiempo a tu lado, vivir la vida a lo grande, hacer muchas cosas juntos… En pocas palabras quiero ser
Jazmín.La muerte de Brisen nos ha dejado a todos muy mal. Hace un año que Brisen murió, las fiestas del pueblo se cancelaron todas. Casi nadie sale a la calle, y si lo hacen nunca saludan.Brisen era una chica que transmitía alegría a pesar de todo lo malo que estaba pasando en su vida. La familia Hilens junto a Aiello se han ido todos del pueblo. Nadie sabe de ellos y para que mentiros, tampoco queremos que vuelvan ni saber de ellos.Aiello y yo nos vemos una vez al mes para ir a visitar la tumba de Brisen. Me contó lo que su hermanastro había hablado con Brisen.Y me sorprende que Brisen supiera que me gustaba su hermano y que nunca me dijera nada.Ahora estoy recogiendo mi casa, Aiello vendrá en una hora y no podré salir de casa si lo tengo todo tirado. Desde que ella falleció Aiello y yo nos llevamos más, yo le ayudo a superar su muerte y el me ayuda a mí. Somo
Miraba atentamente lo que Draven estaba haciendo. Como movía los dedos en el teclado, su mirada pasando del teléfono al ordenador, los suspiros que salían de sus labios al no funcionarle algo. No tengo ni idea que está haciendo. Lo que si se es que se ve bastante difícil.—¿Y qué se supone que haces?—Rastrear el móvil de la persona que te llamó.—¿Y cómo se hace eso?—Haciéndolo, Aiello.Asentí y me senté en la cama.Draven se pasó así como una hora, tecleando y mirando cosas, yo solo estaba sentado mirando hacia la ventana.—¿Por qué crees que Brisen se metió debajo de esa nube? —La pregunta que salió de mis labios hizo que Draven se enderezase y se pusiera rígido.—No lo sé, ella una vez me dijo que escuchaba una voz en su cabeza, t
Cuando quería acabar con todo, cuando ya me decidí a hacerlo y no sufrir más una llamada llegó a mi teléfono.Aiello siempre jodiendo…Aiello: Escúchame atentamente. La tumba de Brisen está abierta.Apagué el teléfono y corrí como nunca hacia Calcata. Se que corriendo iba a tardar un poco más, pero no podía pararme a buscar las llaves del coche.Atravesé el bosque con mucha velocidad. Llegué hacia el lago y efectivamente la tumba de Brisen estaba abierta.—¿Quién mierda hizo esto? —Miré hacia todos los lados asustado.—No lo sé. Cuando vine ya estaba así.—Esa llamada ¿desde donde fue hecha?Aiello me miró sin comprender.—Aiello responde, donde te vibraba.—En la casa de Jazmín.Corrí hacia la casa y de un
Me levante de golpe al verla.Sonreí con tristeza y negué.—Pequeña —me acerqué más a ella.—Draven —lágrimas cayeron de sus ojos —escúchame, solo tú puedes ayudarme a volver.La miré ceñudo y asentí.—¿Qué tengo que hacer?—¿Te acuerdas de Amelia? ¿La mujer que te dije que vivía cerca de aquí? —Asentí rápidamente —es ella, Draven —señaló las escaleras —es mala, ella me hizo esto, no estoy realmente muerta, lo descubrí junto a Jazmín, debes acabar con esa bruja y yo volveré.—¿Cómo lo hago? —Negó.—No lo sé, amor, pero debes matarla o no sé.—¿Si lo hago volverás? —Ella asintió —. ¿Cómo
Era una manía muy grande la que Draven tenía de prohibirme hacer cosas, según él porque corría peligro. Y si… Era cierto, corría peligro. —Siempre quise hacer puentign —lo miré mal. —No lo veo sentido el querer tirarse al vacío de un puente. Imagínate que se rompe el arnés, quedas pegada al suelo como en las caricaturas. Resoplé y seguí caminando por las calles de Madrid. Habíamos viajado a España, era un lugar que ambos queríamos conocer y aquí estábamos. Buscando un buen entrenamiento, pero Draven siempre ponía pegas a todos. Esto no se puede hacer porque te matas. Esto no se puede hacer porque es aburrido. Esto no se puede hacer porque no le veo el sentido. Realmente no sé si Draven le ve sentido a la vida. —Pues dime tú a mí que hacemos. Se encogió de hombros. —Tirarnos de un puente ya te digo que no. Me cogió de la cintura y besó mis labios. Draven miró hacia las calles y c