Apenas habían pasado dos días desde la lectura del testamento y ya iba camino a encontrarse con la persona que su mejor amiga Libi y el señor Auguste, su abogado, tenían para ella. Según sus informes era un hombre que necesitaba casarse también por otras razones ajenas al amor y el compromiso. En otras palabras, sería un matrimonio por conveniencia y no podría negarse, lo único que le alentaba eran las palabras de su amiga “el testamento te obliga a casarte más no ha mantenerte casada” Si eso era cierto entonces podría anular el matrimonio o divorciarse sin mucho problema.
Para la cita a ciegas usaba el negro por supuesto, no podía dejar el luto que de todas maneras guardaba por su desconocido padre nada más por algo así, una falda y una blusa negra eran sus prendas y su cabello suelto. No había puesto mucho empeño por que si después
La verdad no esperaba un hombre guapo, sería su esposo por un año o más, pero hasta ahí. Imaginaba que tenía dinero por que el restaurante que había elegido era caro, de buena clase y elegante. Quizás, era del mismo nivel que era Dante, no lo sabía, pero tenía que aclarar con ese hombre que se casarían dentro de tres meses, meses en los que vencía su contrato con Dante, ¿Quién lo diría? Saldría de un contrato de relación pasajera a uno de matrimonio por contrato, la vida era una completa perra con ella, de eso no le quedaban dudas.Pero su amiga Libi se había hecho cargo de todo, y la comida corría por cuenta del que sería su esposo. Al menos no era tacaño.Cuando entró en el restaurante se sintió como en casa, como si todo hubiera sido un mal sueño, una mala pasada. Los últim
El matrimonio ciertamente no era por que el de verdad lo deseara, pero una vez tomada la decisión se haría cargo de todo. La fecha, el lugar y la iglesia estaba ya apartados. La lista de sus invitados estaba ya lista, esperaba que a más tardar el día siguiente tuviera la de Cristina lista también. El vestido saldría caro por la urgencia, pero lo tendrían a tiempo.Ahora, tendría que pensar en cómo decírselo a su padre, quizás tendría que incluirlos en la farsa, hacerles creer que en verdad quería a esa mujer. Su padre nunca permitiría que él se casará con una mujer pobre, por ello, tenia que hacer creer que además de que la amaba, Cristina era la hija de un millonario recién fallecido, pocos eran los que sabían de la ruina de ese hombre y afortunadamente su padre no era uno de ellos, así que, sin quererlo, Cristina era la me
Cristina se sentía ansiosa, se encontrarían de nuevo en el mismo restaurante a la misma hora. No necesitaba de Libi para ir, ella podría ir sola, después de todo se encargaría de esto ella sola. Sería su marido. Había tenido que dejar la mansión por unos días en lo que todo se acomodaba y estaba hospedada en un lujoso hotel junto a su hermanita, visitaba a Charlie tan frecuente como le era posible con estas novedades y seguía meditando, sobre todo, por supuesto, no le había comentado nada a un a Charlie y no lo haría hasta que todo estuviera bien acomodado. Aunque aun el temor de los sentimientos que estaba desarrollando por Dante la tenían en un estado de estrés constante.Lo vio entrar con su usual seguridad, la gente en el restaurante lo veía, pero a él parecía no importarle. Se sentó junto a ella y tomó la carta en sus manos, e
Exactamente a la hora el chofer llegó sin demora a la casa donde se quedaba Cristina. Llevaba un auto negro como el de su ahora prometido, un BMW al parecer. Ese día sería ajetreado, iría con la modista por la mañana y Dante pasaría por ella para ir a comer con su padre. Por supuesto, el chofer se quedaría con ella hasta que su jefe llegará.Algo decaída de ánimo se vio en el espejo, estaba pálida y por más maquillaje que usará esa aura de tristeza no desaparecía, no parecía una novia feliz. Y no pensaba aparentar ante la modista si tenían que empezar a fingir sería delante de la prensa y la gente, ya tendría tiempo para falsas sonrisas y amables palabras.Salió y saludo brevemente al chofer. Este le saludo y le abrió la puerta del auto.Después de un recorrido en auto llegaro
—Cristina – dijo Dimitri mientras abría la puerta del baño. Cristina estaba sentada en el borde de la bañera mientras se limpiaba el vestido. — ¿Qué demonios haces aquí? ——Es mi prometida – dijo Dante quien recién llegaba al baño, viendo a su hermano amenazante — ¿podrías dejarnos solos? ——¡¿Cómo demonios que es tu prometida?! – preguntó desconcertado. – pero si ella es…—Ya lo sé, estúpido demente – dijo Dante en tono cansino y Cristina se sorprendió. Apenas había visto al tipo una sola vez y parecía que ambos hermanos si estaban enterados de lo que sea que supieran menos ella.—¿Se lo dijiste Cristina? – preguntó Dimitri molesto.–
Desde que había accedido a casarse, los medios que ya invadían su vida estaban en cada momento, en cada movimiento y esto le traía problemas, ahora no era solo una pobre indefensa chica que había perdido a su padre, ahora era una chica que por conseguir dinero había logrado atrapar a Dante, uno de los solteros más codiciados. Eso eran los periódicos que le creían, pero la mayor parte dudaban de su relación con él, ¿Cómo era posible que se consolidara una relación en menos de un mes?Tampoco había vuelto a tener contacto con la familia de Dante, no quería verlos, ellos la consideraban una oportunista como decían los periódicos, o eso pensaba ella, y no quería tener peleas de ningún tipo.El compromiso se estaba volviendo más complicado cada vez, se tornaba más mentira que verdad, nadi
No sabía de donde había venido esa petición, quizás, es que solo él sabía las curvas que se escondían por debajo de la ropa, ella, había perdido su virginidad con él, solo él la había visto desnuda y no quería que nadie mas notara lo voluptuosa que era, Cristina era suya, solo suya, y así seria en lo que duraba el acuerdo, pero pensar en cuando este terminara y ella fuese libre para acostarse con otros, le dejo un mal sabor de boca. No quiso pensar en eso.“si no te es agradable podemos hacer algo, pero lo más eficaz sería que dieras una muestra definitiva que por lo menos te es atractiva.”La veía atractiva con ese vestido, con su ropa normal, era atractiva, con clase y estaba seguro que cuando sonriera se vería mejor porque era esa clase de mujer. Realmente Cristina era sensual, aun la recordaba en aquella fies
Había amanecido, era otro día y Cristina no tenia ganas de hacer nada, solo desaparecer dentro de un hoyo y ya no salir de allí.Aventó la almohada más cercana y después escuchó el tono de su celular. Lo buscó en su bolsa y contestó sin ver quien era.—bueno – dijo en un tono que intento ser neutral.—¿qué sucedió? – preguntó Dante que enseguida reconoció la voz molesta de Cristina.—¡Nada! – dijo brusca. ¿tendría que decirle?—Cristina…——Bien, ¿quieres saber? ¡Solo dile a tu estúpido hermano que no me moleste más! —Cristina colgó el teléfono y Dante supo porque estaba molesta. Maldito D