—Eso…—
No continua a causa de que se abre la puerta y la mujer que le roba el aliento y vuelve loco, se aparece ente él, sonriente y con los papeles en la mano.
—Dante, Libi tuvo que irse, espero que no te moleste, me quede en su lugar — explica al entrar a la sala de juntas.
—No te preocupes, cara — sonríe al estirar su mano y querer atraerla hacia él, pero Cristina malinterpreta su gesto y le da los documentos.
—¿Ella no es tu secretaría? — la pregunta de Miller se hace pregunte.
—No, ella es Cristina Lennox, mi novia.— concluye sonriente al ver el sonrojo de Cristina, vaya ha de admitir que le fascina hacerla sonrojar.
—Pero…pero…— balbucea sorprendido Miller.
—El señor ya se había presenta
—¿Por qué tanta felicidad?.— pregunta al abrazarla.—Me dijeron que Dorita ya esta en su peso.— sonríe, aunque también le dieron la noticia que Su hermano se esta recuperando de manera esplendida y dentro de unos meses podrá ser un niño perfectamente normal.—¿Fuiste al medico?.— al ver como esta asiente— ¿Por qué no me avisaste?.— le reprocha.—¿Estás enojado?.— nunca pensó que a Dante le interesara la salud de su hermana.—¡Por supuesto!.— al caminar hacia el ventanal de la habitación.—Dante… yo…——Cara….— suspira, al no saber que decir, desea gritarle que el contrato que firmaron la obliga a ser completamente suya durante tres meses y aquello in
—Cara…— la llama al mismo tiempo que sus labios recorren su espalda desnuda.—Mmmm…——En tres horas tengo una cena que necesito, que me acompañes.——¡QUÉ!.— salta de la cama junto con la cobija que cubre su cuerpo desnudo, tumbándolo por completo— ¡tengo que arreglarme!.— sigue exclama al comenzar a buscar las cosas necesarias.Ríe al ver como Cristina comienza de manera frenética a preparar las cosas para el baño.—¿De que te ríes?.——De ti, cara…— al cruzar sus brazos detrás de su cabeza.—¿A sí?.— al tomar entre su mano una almohada que se encuentra cerca, y lanzarla hacia Dante logrando su objetivo al estrellaste contra su cara.
Apenas es capaz de enfocar la luz que atraviesa las cortinas.—¿Te sientes mejor?.— observa a Dante a su lado, la pregunta la llena de confusión.—¿Por qué?.——Tuviste demasiadas pesadillas.— y él pensó que esa noche iba a poder dormir bien.—¿Enserio?.— que raro no recuerda nada.—Estuviste balbuceando cosas incoherentes y despertaste en la madrugada gritando.— le relata.—No recuerdo.— y es verdad.—Es una lástima porque quería que me contaras de que se trataban tus pesadillas.— al atraerla hacía su pecho, donde se acorruca.—¿No te deje dormir?.— al escuchar un pequeño bostezo.—No mucho, estuve al pendiente de
—¿Cristina?.— pregunta a Esther la cual es la que lo recibe.—En su habitación.— responde— ¿vas a querer comer?.— al empezar a armar la mesa.—Si. ¿Dorita no come con nosotros?.— al extrañarse que solamente estén dos platos, el de él y el de Cristina, y la mesita de comer de Dorita se encuentra en su lugar.—Damiana vino temprano por ella, la traerá antes de su hora de dormir.— informa.—Gracias.— al encaminarse hacia su habitación.Le da gusto que Cristina deje sus inseguridades atrás, que Dorita pueda irse con Damiana y Dimitri, y eso es bueno tanto para ambas partes, puede disfrutar de Cristina, sin que ella preste tanta atención a su hermanita, y su hermano y cuñada pueden disfrutar el ser padres, ya que llevan tanto tiemp
—No me veas así, cara…——Es tu culpa.— le reprocha al salir del carro con su ayuda.—¿Quién no quiso levantarse?.— pregunta con una sonrisa sin poder evitar que su memoria traiga esa mañana que a causa de que Cristina se negara a levantarse, el no tuvo otra opción que hacerle el amor en la cama como en la regadera; por supuesto que no era su culpa.—¿Y quien no me dejo dormir?.— sigue reprochándole al recargarse en su brazo.—Nunca sentí que te quejaras.—le asegura al ver como un sonrojo se apodera las mejillas de Cristina.¿Qué puede decir con eso?, sabe que se encuentra sonrojada y en esos momentos es cuando odia que sus mejillas estén rojas. Dante sabe muy bien que su cuerpo responde de manera automática al de él, sin pod
Puede escuchar el sonido de las teclas de alguna maquina cerca, como si alguien estuviera trabajando, trayéndola de vuelta de aquel sueño en el que se encontraba, observando a su alrededor y ver a Dante concentrado en su laptop a unos pasos de la cama, donde se ubica su mesa de trabajo.—¿Qué hora es?.— pregunta al incorporarse mientras que suelta un pequeño bostezo.—Las seis, dormilona.— le sonríe al cerrar su computadora y encaminarse hacia la cama.—¿Tan tarde?.— al ser consiente de lo tarde que es.—Dormiste cuatro horas.— le informa al abrazarla.—¿Por qué no me levantaste?.— al dejarse abrazar por Dante, el cual comienza a darle pequeños besos en la cabeza.—Estabas muy cansada y Esther me lo hizo saber.— al aspi
Se encuentra tan cansada que le es difícil levantarse de la cama, a pesar de que es medio día y lo sabe al ver la hora en el reloj, lo cual ocasiona que se gire entre los brazos de Dante, escondiendo su rostro en su cuello y con ello planea seguir durmiendo hasta que Dante la levante. Ese día él no trabaja por lo tanto pueden dormir más. Suspira de placer al dejarse atraer más al cuerpo desnudo de Dante, mientras él pasa una de sus rodillas desnuda entre las suyas, haciendo el contacto más intimó. Una sonrisa se asoma en sus labios al comprender que de esa manera podrá volver a dormir.—¡Buenas tardes!...— gime y gruñe al escuchar una voz femenina dentro de la habitación —¡BUENAS TARDES!...— ahora el que gruñe es Dante soltando un par de insultos y seguir durmiendo— Cuñado me hubieras dicho que trajera a Dorita mas tarde, &i
—¿Enserio quieres que vaya a trabajar?, puedo quedarme a cuidarte.— al encontrarse preocupado de que Cristina haya devuelto la cena, y se encontrara tan adolorida de sus pies y piernas.—No. Ve a trabar solo necesito descansar.— al dejar que Dante la tape con la sabana y colcha. Solo quiere dormir.—Pero…——Te llamare si no me siento mejor, ¿si?.— al no querer preocuparlo.—Le diré a Damiana que no traiga a Dorita, no eres capaz de cuidarla.— al encontrarse preocupado por ella— y Esther te atenderá.— sin darle alguna opción de protesta.—Bien… pero solo necesito dormir.— susurra suavemente al encontrarse tan cansada, lo mejor es que el estomago ya no se le revuelve y gracias a que vomito, pero el dolor de las piernas y los pies sigue, así que