Se encuentra tan cansada que le es difícil levantarse de la cama, a pesar de que es medio día y lo sabe al ver la hora en el reloj, lo cual ocasiona que se gire entre los brazos de Dante, escondiendo su rostro en su cuello y con ello planea seguir durmiendo hasta que Dante la levante. Ese día él no trabaja por lo tanto pueden dormir más. Suspira de placer al dejarse atraer más al cuerpo desnudo de Dante, mientras él pasa una de sus rodillas desnuda entre las suyas, haciendo el contacto más intimó. Una sonrisa se asoma en sus labios al comprender que de esa manera podrá volver a dormir.
—¡Buenas tardes!...— gime y gruñe al escuchar una voz femenina dentro de la habitación —¡BUENAS TARDES!...— ahora el que gruñe es Dante soltando un par de insultos y seguir durmiendo— Cuñado me hubieras dicho que trajera a Dorita mas tarde, &i
—¿Enserio quieres que vaya a trabajar?, puedo quedarme a cuidarte.— al encontrarse preocupado de que Cristina haya devuelto la cena, y se encontrara tan adolorida de sus pies y piernas.—No. Ve a trabar solo necesito descansar.— al dejar que Dante la tape con la sabana y colcha. Solo quiere dormir.—Pero…——Te llamare si no me siento mejor, ¿si?.— al no querer preocuparlo.—Le diré a Damiana que no traiga a Dorita, no eres capaz de cuidarla.— al encontrarse preocupado por ella— y Esther te atenderá.— sin darle alguna opción de protesta.—Bien… pero solo necesito dormir.— susurra suavemente al encontrarse tan cansada, lo mejor es que el estomago ya no se le revuelve y gracias a que vomito, pero el dolor de las piernas y los pies sigue, así que
Aquella marea de sentimientos que lo comenzaban a gobernar, se sentía diferente de las muchas otras veces en que se involucro con alguien. Dante Spencer era un hombre que sentía con el corazón y cada una de sus amantes llegaba a tener “algo” especial. Pero una vez que transcurrían tres meses, la magia se perdía y el acuerdo terminaba, así siempre había sido y así siempre iba a ser. Sin embargo, con Cristina todo era demasiado distinto, no sabía exactamente porque era, quizás, se debía a su triste historia y sus hermanos. No lo sabía, pero había algo más allí que no lograba comprender. El acuerdo terminaría en unos meses, y no pretendía que aquello se alargara más de lo debido, aunque, al mismo tiempo, no le molestaba que se alargara un poco más. Era como una especie de debate consigo mismo, pero algo si era seguro, el era Dante Spencer y no
Vio por el ventanal de su oficina, tenía una gran vista, desde ahí podía ver la avenida principal, el tráfico que había, los edificios que se levantaban como monstruos y el cielo infinito que le decía que algo más tendría que haber para él. Y eso era justamente lo que quería, avanzar a algo más, saborear nuevas cosas. Estaba cansado de las fiestas superficiales, de los amigos hipócritas y de mujeres que solo sabían de moda, fiestas, modales y nada más. Mujeres como ella.Se levantó de la silla y vio a su asistente entrar, era más joven que él, tenía un futuro prominente y era sin duda brillante.—Tienes que contestar la invitación a la cena de caridad de la señora Robinson, es una de las pocas que aún te invita, ya sabes después de lo de…&nbs
De regreso a la oficina, después de todo no podía estar todo el día fuera paseando por ahí. Las cosas estaban que ardían y los socios que obtuvo gracias a la influencia de su padre se le escapaban de las manos. Libi su asistente entró en la oficina con una pila de papeles y archivos. Se sentó en la silla y le dijo.—Bien estuvo analizando los clientes que tienen conexión contigo y con tu padre – dijo. – cada uno de ellos piensa lo mismo de ti gracias a…bueno tu ya sabes ——Si y ¿eso que? ——¿No te has puesto a pensarlo?, la respuesta es tan fácil que no me imagino porque no se nos ocurrió antes ——¿Cuál? ——Mira muchos de tus clientes son hombres de familia, el chisme es debido a que
Apenas habían pasado dos días desde la lectura del testamento y ya iba camino a encontrarse con la persona que su mejor amiga Libi y el señor Auguste, su abogado, tenían para ella. Según sus informes era un hombre que necesitaba casarse también por otras razones ajenas al amor y el compromiso. En otras palabras, sería un matrimonio por conveniencia y no podría negarse, lo único que le alentaba eran las palabras de su amiga “el testamento te obliga a casarte más no ha mantenerte casada” Si eso era cierto entonces podría anular el matrimonio o divorciarse sin mucho problema.Para la cita a ciegas usaba el negro por supuesto, no podía dejar el luto que de todas maneras guardaba por su desconocido padre nada más por algo así, una falda y una blusa negra eran sus prendas y su cabello suelto. No había puesto mucho empeño por que si después
La verdad no esperaba un hombre guapo, sería su esposo por un año o más, pero hasta ahí. Imaginaba que tenía dinero por que el restaurante que había elegido era caro, de buena clase y elegante. Quizás, era del mismo nivel que era Dante, no lo sabía, pero tenía que aclarar con ese hombre que se casarían dentro de tres meses, meses en los que vencía su contrato con Dante, ¿Quién lo diría? Saldría de un contrato de relación pasajera a uno de matrimonio por contrato, la vida era una completa perra con ella, de eso no le quedaban dudas.Pero su amiga Libi se había hecho cargo de todo, y la comida corría por cuenta del que sería su esposo. Al menos no era tacaño.Cuando entró en el restaurante se sintió como en casa, como si todo hubiera sido un mal sueño, una mala pasada. Los últim
El matrimonio ciertamente no era por que el de verdad lo deseara, pero una vez tomada la decisión se haría cargo de todo. La fecha, el lugar y la iglesia estaba ya apartados. La lista de sus invitados estaba ya lista, esperaba que a más tardar el día siguiente tuviera la de Cristina lista también. El vestido saldría caro por la urgencia, pero lo tendrían a tiempo.Ahora, tendría que pensar en cómo decírselo a su padre, quizás tendría que incluirlos en la farsa, hacerles creer que en verdad quería a esa mujer. Su padre nunca permitiría que él se casará con una mujer pobre, por ello, tenia que hacer creer que además de que la amaba, Cristina era la hija de un millonario recién fallecido, pocos eran los que sabían de la ruina de ese hombre y afortunadamente su padre no era uno de ellos, así que, sin quererlo, Cristina era la me
Cristina se sentía ansiosa, se encontrarían de nuevo en el mismo restaurante a la misma hora. No necesitaba de Libi para ir, ella podría ir sola, después de todo se encargaría de esto ella sola. Sería su marido. Había tenido que dejar la mansión por unos días en lo que todo se acomodaba y estaba hospedada en un lujoso hotel junto a su hermanita, visitaba a Charlie tan frecuente como le era posible con estas novedades y seguía meditando, sobre todo, por supuesto, no le había comentado nada a un a Charlie y no lo haría hasta que todo estuviera bien acomodado. Aunque aun el temor de los sentimientos que estaba desarrollando por Dante la tenían en un estado de estrés constante.Lo vio entrar con su usual seguridad, la gente en el restaurante lo veía, pero a él parecía no importarle. Se sentó junto a ella y tomó la carta en sus manos, e