Helaine Leblanc Charpentier, hija del actual presidente de Francia; Antoine Leblanc, y su adorada esposa Odette Charpentier, se encontraba sentada en el amplio y cómodo sofá de corte francés mientras estudiaba aquel periódico, sus ojos fijos en el hermoso rostro del hombre en el cual se centraba el artículo.
"EL pueblo Norusakistan busca relaciones con la comunidad Francesa. El actual soberano de Norusakistan; Zabdiel Mubarack Maramara, junto a su hijo Nael Jamal Mubarack Stone, Príncipe heredero del trono Norusakistan, se reúnen con diplomáticos franceses, en busca de una nueva alianza que beneficie a ambos pueblos y lograr así estrechar las nacientes relaciones bilaterales" Bajo aquel anuncio una foto de ambos hombres Norusakistanes. El Actual Jeque era un hombre sumamente hermoso, con aquel Caftán que daba aires de poder, su hermoso rostro era serio y a su lado derecho su hijo... era realmente tan hermoso como su padre, lindas cejas, profundos ojos, hermosa boca, envidiable rostro...dejó que un largo suspiro saliera de ella, era hermoso...-¿Por quién suspira mi princesa?- la voz de su padre reclamó su atención, ella elevó sus ojos y le regaló una deslumbrante sonrisa.-Dime algo papi, ¿Cómo pueden ser tan hermosos estos Norusakistanes?-¿Así que babeas por él?- le sonrió mientras caminaba hasta llegar a ella, darle un beso en la frente y sentarse a su lado. -¿Quién no lo haría?, ¡es guapísimo!, según leí, Norusakistan está negociando con nosotros.-Así es, Princesa.-¿Y porque no atiendes ese negocio tú mismo?- su padre, reconoció de inmediato aquel brillo en su mirada.-No es necesario, los di...-Pero podrías- le dijo con una enorme sonrisa.-¡Vamos Haleine!- se quejó- tengo demasiado asuntos que atender como para viajar hasta Norusakistan.-¿Ni siquiera por tu pequeña hija?- lo miró haciendo un puchero.-¡Haleine!- su padre intentaba no ceder.-No te digo que vayamos ahora papi- lo abrazó fuertemente mirándolo con ojos de inocencia.-¡¿Vayamos?!-¡Obvio!, ¡no pensabas dejarme!, ¿o si?- su padre rodó los ojos-Ser la hija del presidente de Francia debe tener sus beneficios.-Te aprovechas de ello- se quejó.-Ya me conoces...solo te pido que lo pienses. No ahora, no mañana, pero piénsalo, ¿si?, me encantaría conocer al futuro Jeque- dijo con los ojos brillando de emoción. -No quiero que te emociones con un jovencito que pueda estar ya prometido.-No seas aguafiestas, papito.- le dijo mientras lo miraba con el ceño fruncido.-Pero es la verdad, tesoro mío- la abrazó- no quisiera que tuvieses que sufrir.-No lo haré jamás, tengo a mi súper papi para protegerme. ¿Quién crees que querría hacerme daño?, ¡estarían locos!, además, yo solo quiero conocer al Príncipe, ver si es tan guapo como parece.-Eres una niña caprichosa Haleine, ya sabemos que sueles enamorarte con facilidad- le dijo riendo.-Me enojaría por menos que eso, sino te quisiera tanto. -Si te llevo a Norusakistan tu madre se enojará, dirá que no dejo de consentirte.-¿Y qué con eso?- le preguntó con fingida inocencia- no hay nada de malo en que un papito tan bueno como tú, consienta a su pequeña nena.-Perdone que le interrumpa, señor- la profunda y ronca voz masculina inundó el ambiente.-Descuida, Didier- le respondió un relajado Antoine- ¿Qué sucede?-Thierry, me ha informado que Ivo, tiene el auto listo para su salida.-Muchas gracias, Didier- se giró hacia su hija- debo marcharme pequeña, quizás vuelva tarde, pero te prometo que lo pensaré- le dedicó una enorme sonrisa. -Gracias, papito- le dio dos sonoros besos en la mejilla, que lo hicieron reír. Antoine se puso en pie y se marchó, Didier, salía tras él, pero antes de cruzar el umbral de la puerta giró para encontrarse con los hermosos ojos de la señorita de la casa. -¿Un nuevo capricho, señorita Haleine?-¿Es acaso asunto suyo, Didier?- lo miró fijamente- deje de inmiscuirse en mis cosas, mis caprichos no le competen. -Nunca dejará de ser la malcriada, consentida y caprichosa que siempre ha sido.-¿Y cual es tu problema?- le decía mientras caminaba hasta él para encararlo, lo miró directamente a los ojos- ¿Qué solo fuiste uno más de mis caprichos?El hermoso joven tensó la mandíbula, conteniendo el deseo de devolverle un poco de aquel veneno, pero se reprimió. Giró sobre sus talones y se marchó, dejándola de pie y enojada.Vanessa, miró por ultima vez a Nael, antes de que sus primas la arrastraran fuera del salón dorado.
Volvía de casa de Romina, una de sus amigas, con la alegría de haber conversado con alguien su anhelo de conocer a los hombres Norusakistanes, no dejaría de insistirle a su padre, terminaría cediendo, como siempre. Era incapaz de negarle algo a su adorada hija.-Hasta que la señorita de la casa se digna en llegar- la ronca voz la sorprendió en cuanto cruzó el umbral de la puerta principal. Se giró y lo miró enarcando una ceja.-A ver Didier, cuándo dejarás de espiarme- le preguntó con su altanero tono.-No la espío, y nunca lo he hecho.- se defendió.-A mi me parece justamente todo lo contrario, no puedo moverme a ningún lado, llegar o decir nada, sin que tú tengas algo que agregar.-Te das demasiada importancia, Haleine- le dijo con burla.-Te creería, lo juró- sonrió- pero tus actitudes demuestran otras cosas. ¿Sigues sin poder superarme?- le preguntó burlona.-No digas tonterías- sonrió traviesament
Vanessa, sintió de inmediato como el calor abandonaba su cuerpo... Los habían descubierto.¡Rayos!Cortó el beso y se alejó rápidamente. Se giró hacia aquel intruso y un fuerte rubor le cubrió el rostro.Nael, maldijo internamente, no podía crees que aquello estuviese ocurriendo. ¿se podía ser tan inoportuno en la vida?Aquellos ojos les miraban llenos de burla.-Eso sí que fue un beso, Por Alá, digo... no sabía que ustedes, par de pilluelos se traían un romance y...-Es suficiente, tío- dijo Nael, avergonzado- no quiero bromas al respecto.-¡Yo no estoy bromeando!- dijo en medio de una carcajada- lo que digo es cierto, si ustedes, queridos jovencitos van a andar dándose esos besos apasionados- sonrió burlonamente- deberían buscar otro sitio, digo cualquiera podría verlos.-Pues este sitio me parece perfecto- dijo Nael, mirándole directamente a los ojos.-Sí, pero
Para Vanessa, los minutos que continuaron se hicieron eternos, esperar a que Nael, apareciera en cualquier momento era agonizante y por si fuese poco con aquello, también tenía que soportar las extrañas miradas que la familia le dedicaba, miradas llenas de interrogación, de perspicacia de parte de Zahiry, de apoyo de parte de Isabdiella y de burla, de parte del tío Zahir. Sentía que explotaría de un momento a otro.-¿Puedo sentarme junto a ti, cariño?- la dulce voz de la Reina, reclamó su atención.-Por supuesto, tía- le sonrió con dulzura. Isabella, tomó asiento a su lado. Observó como la familia conversaba entre ellos.-Pareces nerviosa...-No, yo...-¿Es por la conversación con mi hijo?- demandó saber.-No... supongo que querrá conversar... no sé tía, no sé de qué quiere hablar si eso es lo que me vas a preguntar- mantuvo la vista e
El corazón de Vanessa, luchaba por tranquilizarse y que ella solo quería evitar darse media vuelta y correr fuera de la habitación.-Es evidente que no me esperabas.-La verdad es que no... lo siento tía, me ha asustado.-No tienes porqué asustarte, tesoro- le sonrió y golpeó suavemente un lugar en la cama junto a ella, en una clara señal que deseaba su compañía- ven acá, hemos dejado una conversación a medias y es evidente que deseo culminarla.-Pero...-No tienes nada que temer- le sonrió- ven, siéntate junto a mi.Vanessa, dejó escapar un poco de aire de sus pulmones y caminó hasta sentarse junto a su tía. Aunque era obvio que era un Reina buena y bondadosa, ella se sentía intimidada, era la madre de Nael, suponía que ese sería el centro de la conversación y aquello estaba
Haleine, despertó muy temprano, para ella fue casi imposible dormir, no dejaba de pensar en la tontería que había cometido. Había ido al cuarto de Didier, con el firme deseo de hacerlo arder en pasión, para luego realizar una elegante retirada pero, el muy imbécil la conocía muy bien y ella había terminado como cazador, cazado. Eso la llenaba de una profunda frustración y más allá de estar furiosa con Didier, lo estaba con ella misma, porque él era una debilidad y odiaba que así fuese, aunque aquello no fuese nada nuevo. Siempre había tenido debilidad por Didier, se había encaprichado por tenerlo y él se había vuelto cada vez más distante, convirtiéndose en un verdadero reto para ella, hasta que poco a poco fue cediendo, cuando lo tuvo en su cama, el capricho se convirtió
-¡Serás tonta Zashirah! - le recriminó su prima- ¿Cómo se te ocurre interponerte en los planes de Jamal?-Yo... yo... solo quería dar un paseo con ellos- tartamudeó nerviosa, estaba roja como un tomate, las mejillas encendidas por una vergüenza que no terminaba de comprender.-Jamal, solo quería pasear con ella. Con su amada. -Dijo con los ojos llenos de anhelos.-¿Su... su amada?- los dulces ojos de Zashirah, casi se salen de su órbita. -¿Cómo que su amada?, ¿ Ya están juntos?-No todavía -sonrió con picardia- pero confiemos en Alá, de que así sea muy pronto. -Nunca ha sido un secreto que Vane, lo adora pero... ¿Le corresponde?-¿Cómo podría no hacerlo?, hasta tu duda ofende- le dijo seriamente. -¡Estoy tan feliz porque ambos se aman, Zashirah!-Yo también - sonrió con timidez- que Alá, bendiga nuestra dicha.-Que así sea- coincidió Isabdiella.
Llegaron a Palacio bien caída la tarde, afortunadamente nadie de la familia había notado la llegada de ambos y Vanessa, lo agradeció internamente, sus emociones estaban a flor de piel y aún no se había calmado lo suficiente como para afrontar a la familia.Se despidieron prometiendo verse en la cena y ambos se retiraron a sus respectivas habitaciones. Vanessa, se dejó caer en la amplia cama, con un largo suspiro, estaba inmensamente feliz, como no llegó a imaginarse estarlo y todo era gracias a él, al amor que le tenía. Se llevó la mano al cuello, acariciando la exquisita joya que Nael le había regalado, jamás la quitaría de su cuello, jamás se alejaría de él, deslizó los dedos sintiendo su textura, jamás se quitaría La flor del desierto, aquella pieza estaría por siempre en su cuello.Nael, llegó a su habitación con una enorme sonrisa en el rostro. Nada más entrar se sorprendió al ver que sus aposentos no estaban vacíos como él esperaba.<
-Es un placer para nosotros estar aquí, Majestad- dijo Antoine- le agradecemos la bienvenida. Mi esposa; Odette Charpentier de LeBlanc.-Gracias por recibirnos, Excelencia.-Es un placer para nosotros- respondió Zabdiel.-Y ella- la tomó de la mano- es mi hija, Haleine LeBlanc Charpentier.-Que gusto poder ser recibidos en Palacio. Norusakistan es sin duda una tierra hermosa- dijo mirando a Nael- tiene un gran encanto.-Es un placer que se sientan a gusto en nuestro país- intervino Nael, correspondiendo a su mirada. Era una mujer hermosa y muy consciente de su atractivo femenino.-Estos caballeros son Thierry y Didier, son mis hombres de confianza.-Bienvenidos- respondió Zahir amablemente a lo que los dos hombres hicieron un leve gesto con la cabeza.-Lamento la demora- Isabella, apareció con una enorme sonrisa- bienvenidos a Palacio, que Alá bendiga su estadía en nue