Para Vanessa, los minutos que continuaron se hicieron eternos, esperar a que Nael, apareciera en cualquier momento era agonizante y por si fuese poco con aquello, también tenía que soportar las extrañas miradas que la familia le dedicaba, miradas llenas de interrogación, de perspicacia de parte de Zahiry, de apoyo de parte de Isabdiella y de burla, de parte del tío Zahir. Sentía que explotaría de un momento a otro.
-¿Puedo sentarme junto a ti, cariño?- la dulce voz de la Reina, reclamó su atención.-Por supuesto, tía- le sonrió con dulzura. Isabella, tomó asiento a su lado. Observó como la familia conversaba entre ellos.-Pareces nerviosa...-No, yo...-¿Es por la conversación con mi hijo?- demandó saber. -No... supongo que querrá conversar... no sé tía, no sé de qué quiere hablar si eso es lo que me vas a preguntar- mantuvo la vista eEl corazón de Vanessa, luchaba por tranquilizarse y que ella solo quería evitar darse media vuelta y correr fuera de la habitación.-Es evidente que no me esperabas.-La verdad es que no... lo siento tía, me ha asustado.-No tienes porqué asustarte, tesoro- le sonrió y golpeó suavemente un lugar en la cama junto a ella, en una clara señal que deseaba su compañía- ven acá, hemos dejado una conversación a medias y es evidente que deseo culminarla.-Pero...-No tienes nada que temer- le sonrió- ven, siéntate junto a mi.Vanessa, dejó escapar un poco de aire de sus pulmones y caminó hasta sentarse junto a su tía. Aunque era obvio que era un Reina buena y bondadosa, ella se sentía intimidada, era la madre de Nael, suponía que ese sería el centro de la conversación y aquello estaba
Haleine, despertó muy temprano, para ella fue casi imposible dormir, no dejaba de pensar en la tontería que había cometido. Había ido al cuarto de Didier, con el firme deseo de hacerlo arder en pasión, para luego realizar una elegante retirada pero, el muy imbécil la conocía muy bien y ella había terminado como cazador, cazado. Eso la llenaba de una profunda frustración y más allá de estar furiosa con Didier, lo estaba con ella misma, porque él era una debilidad y odiaba que así fuese, aunque aquello no fuese nada nuevo. Siempre había tenido debilidad por Didier, se había encaprichado por tenerlo y él se había vuelto cada vez más distante, convirtiéndose en un verdadero reto para ella, hasta que poco a poco fue cediendo, cuando lo tuvo en su cama, el capricho se convirtió
-¡Serás tonta Zashirah! - le recriminó su prima- ¿Cómo se te ocurre interponerte en los planes de Jamal?-Yo... yo... solo quería dar un paseo con ellos- tartamudeó nerviosa, estaba roja como un tomate, las mejillas encendidas por una vergüenza que no terminaba de comprender.-Jamal, solo quería pasear con ella. Con su amada. -Dijo con los ojos llenos de anhelos.-¿Su... su amada?- los dulces ojos de Zashirah, casi se salen de su órbita. -¿Cómo que su amada?, ¿ Ya están juntos?-No todavía -sonrió con picardia- pero confiemos en Alá, de que así sea muy pronto. -Nunca ha sido un secreto que Vane, lo adora pero... ¿Le corresponde?-¿Cómo podría no hacerlo?, hasta tu duda ofende- le dijo seriamente. -¡Estoy tan feliz porque ambos se aman, Zashirah!-Yo también - sonrió con timidez- que Alá, bendiga nuestra dicha.-Que así sea- coincidió Isabdiella.
Llegaron a Palacio bien caída la tarde, afortunadamente nadie de la familia había notado la llegada de ambos y Vanessa, lo agradeció internamente, sus emociones estaban a flor de piel y aún no se había calmado lo suficiente como para afrontar a la familia.Se despidieron prometiendo verse en la cena y ambos se retiraron a sus respectivas habitaciones. Vanessa, se dejó caer en la amplia cama, con un largo suspiro, estaba inmensamente feliz, como no llegó a imaginarse estarlo y todo era gracias a él, al amor que le tenía. Se llevó la mano al cuello, acariciando la exquisita joya que Nael le había regalado, jamás la quitaría de su cuello, jamás se alejaría de él, deslizó los dedos sintiendo su textura, jamás se quitaría La flor del desierto, aquella pieza estaría por siempre en su cuello.Nael, llegó a su habitación con una enorme sonrisa en el rostro. Nada más entrar se sorprendió al ver que sus aposentos no estaban vacíos como él esperaba.<
-Es un placer para nosotros estar aquí, Majestad- dijo Antoine- le agradecemos la bienvenida. Mi esposa; Odette Charpentier de LeBlanc.-Gracias por recibirnos, Excelencia.-Es un placer para nosotros- respondió Zabdiel.-Y ella- la tomó de la mano- es mi hija, Haleine LeBlanc Charpentier.-Que gusto poder ser recibidos en Palacio. Norusakistan es sin duda una tierra hermosa- dijo mirando a Nael- tiene un gran encanto.-Es un placer que se sientan a gusto en nuestro país- intervino Nael, correspondiendo a su mirada. Era una mujer hermosa y muy consciente de su atractivo femenino.-Estos caballeros son Thierry y Didier, son mis hombres de confianza.-Bienvenidos- respondió Zahir amablemente a lo que los dos hombres hicieron un leve gesto con la cabeza.-Lamento la demora- Isabella, apareció con una enorme sonrisa- bienvenidos a Palacio, que Alá bendiga su estadía en nue
Isabdiella, Zahiry y Zashirah, entraron como una tormenta de arena a la habitación de Vanessa, la encontraron sentada en la amplia cama con la mirada perdida por el enorme ventanal que daba al desierto.-No me malinterpreten pero, no quiero hablar.-Cariño...- la dulce voz de Zashirah, casi logra hacerla quebrarse.-No entiendo como te has quedado como si nada, mientras la zorresa se ha pasado toda la noche coqueteandole- exclamó Zahiry.-No tiene sentido hacer ningún espectáculo. Jamal, la quiere a ella- Vanessa, se giro hacia Isabdiella.-Pero ella es muy bonita- exclamó a penas audible.-¿Y que? Tú eres más bonita- dijo Zashirah tomándola de las manos.-Pero ella podría gustarle, es todo lo osada que yo no soy. -gimió Vanessa al borde de las lágrimas.
Didier, intento afinar más su visión para intentar verla en la oscuridad, pero no era mucho lo que podía hacer.-¿Y bien?- la voz de ella sonó cargada de fastidio- estoy esperando una respuesta.-Quiero saber a qué juegas- dijo con dientes oprimidos.-No sé a qué te refieres, pero si lo que querías era un charla social, hubieses esperado hasta mañana en vez de asaltar así mi habitación. -Sabes claramente que me refiero al Príncipe. ¿Que pretendes Haleine?-¿Que te importa?, sál de la habitación y déjame en paz, Didier.-Te comportaste de una manera desvergonzada, poniéndote en evidencia frente a él, es obvio que poco te importa lo que opinen de tu padre.-Ni siquiera sé que sentido tiene esta conversación, no te debo explicaciones de ningún tipo.-¡Eres una maldita caprichosa!- dijo furioso.-¡Y tu un maldito idiota! - lo miró en medio de la oscu
Caminaron en silencio por algunos minutos. Haleine, estaba enojada con todas las mujeres de Palacio, era obvio que no la querían con El Príncipe, detestaba a esa bruja de Zahiry, quien la miraba con nada disimulado desprecio, y sus estúpidos aires de superioridad. de acuerdo, era una de las Princesas de aquel país, pero eso no le daba derecho a mirarla como menos, si a ver vamos, ella como hija del Presidente de Francia, podría homologar a una Princesa.Debía de andarse con cuidado con aquella rubia Insolente.Por si todo aquello fuese poco, había tenido que solicitar la presencia de Didier, quien parecía muy amargado y su terrible semblante acompañado de aquel frío silencio que tenía hacia ella, desde la noche anterior amenazaba su cordura.No le gustaba verlo asi; enojado y frustrado. Él caminaba a unos dos metros de ellos, pareciendo bastante incómodo.-Palacio es un lugar hermoso, Alteza. Toda esa elegancia acompaña