♤ CAPÍTULO 135♤

ALGUNAS ALMAS SE MUESTRAN.

Ira, impotencia, eran unos de los sentimientos que poseían a Caden Greenwood cuando descendía por las escaleras rumbo al sótano. Hizo la seña para que Hunter le abriera la pesada puerta, ya dentro cerró con seguro nuevamente y se le fue encima al hombre tomándolo por el cuello. Hunter cayó en sobresalto.

—¡Maldito imbécil cuál fue la orden que te di! —Hunter no entendía por qué Caden estaba tan enojado.

—Doctor… por favor, no entiendo… ¿Qué hice? —articuló con dificultad el hombre, Caden lo presionaba con fuerza. Luego lo soltó, Hunter pudo respirar.

—¡La orden fue concisa! Debías ser mis ojos ¡Tu deber es vigilarme cuando yo no pueda ni con mi propia alma! Por tu descuido, la maldita que me impusieron como esposa intimó conmigo.

—Amo le juro que al verlos besarse de esa manera pensé que usted también quería.

—¡Animal, como vas a suponer eso si te dije que no amo a esa mujer! ¡Estaba intoxicado con la absenta! Por eso te mostré todos los pasajes secretos de
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