“El arte nos atrae solamente cuando revela en nosotros secretos.”
Jean Luc Godard
Karem, cierra su cuenta. Se arregla el cabello. Toma su bolsa y sale de la oficina.
–¿Ya vas de salida?–pregunta Virginia.
–Sí, debo hacer unas compras, y ¿tú?
–Estaba esperando a Camila, pero no va poder venir por mí. Se le presentó una reunión de último momento.
–¿Si quieres, puedo darte un aventón hasta el metro?
–Sí, me serviría–responde mientras recoge apurada su chaqueta y cartera.
Ambas caminan rumbo al estacionamiento.
–¿Viste el nuevo director de edición?–pregunta con picardía a Karem
–No, no lo he visto. ¿Cuándo comenzó?
–Hoy, yo bajé al departamento de edición y estaba allí sentádote. Es un tipazo. Atractivo y muy agradable. Claro si me gustasen los hombres, le brincaría encima–afirma Virginia mientras, se apoya en el hombro de Karem
–Estás loca de veras. Si te oye Camila, te asesina.
Ambas mujeres sueltan la carcajada. Karem aprieta el botón del control; abre la puerta de atrás para que meter sus carpeta y bolso. Virginia sube al auto.
–¿Tienes urgencia en llegar a tu casa? ¿Puedo llevarte si me acompañas a hacer las compras?
–Perfecto, te acompaño; ya te comenté que Cami tardará en llegar al apartamento.
–¿Terminaste ya tu artículo sobre la pandemia?
–Sí, ya está en revisión con el nuevo editor. Por eso lo vi hoy. De verdad que está guapísimo.
–Yo aún estoy un poco retrasada con mi redacción de arte. Aunque temprano, estuve conversando por f******k con un tipo todo misterioso, que es pintor.
–¿Y por qué no lo entrevistas y sales de eso?
–Oye; no lo había pensado. Tienes mucha razón. En lo que llegué a casa, me monto en eso. Me has salvado con esa idea–responde, mientras choca su puño con el de Virginia.
–Para eso estamos, Ka.
Llegan al centro comercial, Karem entra a la tienda de regalos. Mientras Virginia se distrae observando en la vidriera algunos vestidos.
Karem observa algunos detalles, cuando una de las vendedoras, se acerca:
–¿Busca algo en especial?
–Sí, es un detalle para una niña de unos 5 años. Está de cumpleaños y quiero algo que sea muy especial.
–Sígame y le muestro, lo más novedoso que nos ha llegado en tecnología.
–Realmente, es lo que no quiero. Es una niña y de verdad, pienso que no deberían venderse ese tipo de cosas para los niños a esa edad. Es una aberración coartar su creatividad tan temprano.
La mujer la observa un poco sorprendida. Y le responde:
–Entonces, dígame ¿qué le gustaría llevar a la niña?
Virginia entra y se aproxima a su amiga:
–¿Ya compraste?
–¡No!, justamente estaba pensando en qué se le puede regalar a una niña de 5 años que la ayude a disfrutar de su infancia.
–Pues, en mis tiempos era suficiente un par de muñecas. Pero hoy en día, los niños se divierten con vidrojuegos y cosas así.
–Se lo dije señorita. Tecnología a la vanguardia–interviene la vendedora.
Karem la mira, algo molesta por el comentario:
–Creo haberle dicho, que no le daría ese tipo de regalos a una niña a esa edad.
–¡Disculpe!–sólo quería ayudarla.
–Disculpe usted. Creo que quién se equivocó fui yo, debí entrar a otra tienda que se adapte a mis ideas antimecanicistas.
Virginia intenta calmar la situación tan tensa:
–Pues vamos, que es temprano aún y nos quedan unas 50 tiendas por revisar sólo en este piso.
Las dos mujeres salen de la tienda. Virginia, susurra:
–!Wow! Dejaste en shok a la chica.
–Estoy un poco estresada, creo que fui algo tajante; pero ya le había dicho que no quería nada de aparatos para una niña tan pequeña.
–Vamos entonces, a la tienda de peluches y le compras una Pepa del tamaño de la nena.
Karem, la mira de reojos:
–¿Pepa? ¿Tú estás oyendo lo que dices?. No pienso contribuir al idiotismo de la niñez.
–¿Idiotismo? Regálale entonces, el libro de Historua de la Filosofía de Heidegger–responde soltando una carcajada.
Karem sonríe ante la idea de su compañera.
–Vamos a una librería. Pueda que allí, encuentre algo para ella.
Karem lleva a su amiga hasta el edificio donde vive.
–Gracias por acompañarme.
–Tranquila hija de Shopenhauer–responde sonriendo.
Cuando Karem llega, baja del auto, toma su bolso y la bolsa rosada con el lazo. Entra al edificio. Sube las escaleras. En la entrada a su apartamento, encuentra a la niña, jugando con una caja de zapatos y una Barbie, que por su aspecto debió pasar por la quinta generación.
La niña levanta el rostro y le sonríe. Karem la ayuda a levantarse y la abraza:
–Feliz cumple Elena. Ten, esto es para ti.
Los ojos de la niña se iluminan como el resplandor de la luna azul. Toma la bolsa. Saca una caja de dulces. Una caja de colores, un block de ilustraciones para dibujar y el libro de cuentos del Principito.
–Gracias Ka–dice la niña mientras la abraza por la cintura.
–¿Sabes leer?
–No–responde la niña, con cierta tristeza.
–No te preocupes. Yo te lo leeré todas las noches.
La niña recoge su caja y entra a su apartamento. Karem la observa con ternura. Abre la puerta y entra.
Coloca las llaves y la carpeta sobre la mesa. Desabotona su camisa, mientras con un pie quita uno de sus zapatos deportivos y luego el otro. El típico atuendo de adolescente, descuido de su cabello y forma de pensar, no concuerdan con su edad. Ya pronto cumplirá sus 30 vueltas al sol y a diferencia de sus amigas, aún sigue sin casarse y sin tener hijos.
Abre la nevera, saca una manzana y se recuesta en el sofá. Toma de su bolsillo el teléfono y entra en su cuenta. 10 mensajes de messenger. ¿Quién le escribiría con tanto afán? ¿Su madre, o su padre? Ninguno de los dos son tan preocupados por ella. Incluso desde los 12 cuando ambos se separaron y formaron sus nuevas familias. En medio de tener que escoger entre su padre y sus innumerables mujeres y su madre, poco afectiva; decidió vivir con su abuela paterna. Y a los 18 cuando ella murió, tuvo que comenzar a trabajar de noche como correctora de textos en un periódico local, mientras ingresaba a los 20 años a la universidad para estudiar periodismo.
Al abrir el messenger, se sorprende de ver que son de Diego:
1:00
–🎨
1:01
–🖌
–♥️
1:10
–😉
1:11
–🥰
1:12
–😍
1:30
–🙃
2:15
–🤔
3:00
–😔
–😶
¿Diez emojis?. ¿Quién envía 10 emojis, sin que alguien, le esté respondiendo?
Esa actitud genera en ella, cierto desconfort. Decide no escribirle. Justo cuando ya está por salir del messenger, ve que él está conectado y está escribiendo:
Digitando...
–Disculpa, me preocupo ver que no escribiste y pensé te habías molestado.
–No, para nada.
–Me alivia saberlo. ¿Qué haces?
–Reviso tus once mensajes 😉
–¿Qué tal estuvo tu día?
–Normal, trabajar y trabajar. Ahora que me preguntas.
¿Podrías ayudarme en algo? Tengo que hacer un artículo
para mi columna de arte yestoy bloqueada. ¿Me dejarías que te entreviste?
–Por supuesto, me encantará ayudarte.
Karem inicia la entrevista. Cada pregunta que hace a Diego, es respondida con tanto conocimiento y creatividad, que se siente encantada frente aquel extraño hombre. Había escrito tanto sobre arte y entrevistado a tantos artistas pero con él, las preguntas fluían con levedad y todo resultaba gracioso.
Diego se siente satisfecho de haber ayudado a Karem. Siente que eso fue un puente que se tendió entre ellos y ya sólo faltará poco para cruzarlo y poder entrar al mundo de ella. A ese mundo que le permita descubrirla y amarla. Finalmente se queda dormido luego de releer por quinta vez su conversación desde el principio.
Es fin de semana. Desde muy temprano despierta con una taza se café y un cigarrillo encendido. Camina hasta su taller, desviste el cuadro. Coloca el cigarrillo y la taza de café en la mesa. Toma el pincel y su paleta. Comienza a dibujar al rededor del rostro femenino, algunos trazos multiformes.
Observa su trabajo y allí permanece. A ratos se detiene para pensar y recordar cada palabra de su conversación con Karem y a ratos traza una o dos líneas, toma café ya frío, enciende otro cigarrillo y vuelve al lienzo.
“No tengas miedo de la perfección, nunca la alcanzarás”Salvador DalíKarem no ha querido levantarse de la cama. Oye que tocan a la puerta. Mira el reloj. Ya casi las 10am. Se levanta, se asoma en el ojo mágico, no ve a nadie. Cuando sé regresa suena nuevamente la puerta y decide abrir. La sonrisa de Elena, es suficiente para enternecer su alma y sonreír.–Has madrugado hoy, ven pasa– dice, mientras se aproxima a la niña y la levanta.–¿Tú mamá, ya está en casa?La niña asiente con la cabeza.–Veo que trajiste tu cuento.–Sí, quiero que me lo leas. Mi mamá llegó a dormir y sólo despierta cuando ya tiene que volver a salir.–Está bien reinita. Mamá llega cansada. Eso debes entenderlo. Trabaja muy duro.La niña sonríe sin entender mucho, a lo que se refiere Karem.–¿Desayunaste?–No.–Bueno vamos a comer cereal y luego pastel de chocolat
“La belleza seduce a la carne con el fin de obtener permiso para pasar al alma”Simone WeilPronto viene a su memoria, la tarde en que conoció a Miguel en aquel bar, mientras tomaba unas cervezas con Virginia y Camila.–Karem, ¿te has fijado como te mira el tipo que está sentado del lado izquierdo de la barra?–comentó Virginia mientras, golpeaba con su codo a su compañera.Karem voltea hacia la barra y observa a aquel hombre de inquisidora mirada. El mesonero se acerca con una cerveza y señala hacia la barra. Mientras le comenta:–La cerveza es por cortesía del señor Nuzzo.Karem con algo de pena, levanta la mano para saludarlo, a manera de agradecimiento.–No deja de mirarte, viste–insiste Virginia.–Sí, ya me di cuenta.–Deja de molestar a Karem, mi amor. ¿No ves cómo se pone roja?–dice Camila, mientras tiende su brazo sobre la cintura de ella, y le da un beso en la boca, demostrando a aquel hombre, de quien no
“El amor no conoce virtud ni mérito; ama, perdona y lo sufre todo, porque debe; nuestro juicio nada nos sirve para el amor”L. V. Sacher-MasochCon el tiempo ella comenzó a notar, que Miguel recibía llamadas y no contestaba sino cuando ella se alejaba o estaba en otra habitación que no fuese la misma donde estaba él. Así que un día se mantuvo callada cuando oyó que él hablaba con alguien y entró. Él estaba nervioso y corto la llamada al verla frente a él.–¿Me ocultas algo Miguel?Él no quería lastimarla; tampoco mentirle. Ya llevaban seis meses juntos y posiblemente ya no podría ocultarlo más.–Karem, te amo como nunca creí amar a alguien. Tú cambiaste mi vida por completo. Sin ti, yo no sé qué haría.–Por favor, dime la verdad. Dime tu verdad.–Estoy casado desde hace 7 años. Nunca le mentí a Jackeline. Hasta que te encontré a ti. Por favor no me dejes Karem–le
“El amor nunca tiene razones, y la falta del amor tampoco. Todo son milagros”.Eugene O’ NeillAl salir de su jornada, Karem revisa si habrá algún mensaje de Virginia. Piensa en llamar a Camila. Busca en sus contactos. No atiende. Tal vez esté ocupada. Le envía un mensaje:–Hola Cami, quería saber ¿cómo sigue Virginia?Guarda el teléfono en su bolso. Sale de su oficina. Llega al estacionamiento. Sube a su carro. Cuando va rumbo a su casa. Siente una rara sensación. Retorna en la avenida y se dirige a casa de su amiga. Llega al edificio. Baja de su auto. Llama por el comunicador. Nadie contesta. En ese instante llega uno de los vecinos de Virginia, Carlos. La saluda:–¿Hola, cómo estás? ¿Vienes a ver a Virginia?–Hola, Carlos. Sí, vengo a eso pero no me responde por el interlocutor. ¿Puedo pasar?–Claro pasa. Aunque llevo un par de días sin verla.Karem se adelanta y sube rápidamente los es
“Las pinturas tienen una vida propia que se deriva del alma del pintor”Vicent Van GohgTodas las mañanas, Karem revisa su messenger y todos los días, un mensaje de: "buen día", "feliz tarde", "que duermas bien" de Diego, se vuelven comunes. A veces ella le responde, otras veces no. No quiere involucrarse de esa manera con él. Ya sabe lo que duele enamorarse y ser traicionada. A veces la confunden sus pensamientos. ¿Por qué juzgar a Diego, como a otros? No existen motivos aparentes para ello.Trabscurre la semana en la rutina laboral. A veces almuerza con Virginia o comparte en las tardes un café cercano al periódico. Otras veces se reúne en el bar con Camila y Virginia. En las tardes recibe a Elena y continúa contándole aquel cuento.Esa tarde al salir del trabajo, Virginia le pide un aventón hasta el metro subterráneo.Karem se ofrece a llevarla. Mientras van en la vía, Karem decide contarle sobre la exis
“Crees que sabes todas tus posibilidades. Entonces, otras personas llegan a tu vida y de repente hay muchas más”David LevithanLas horas transcurren rápidamente. Pronto caerá atardecer. La lleva hasta su apartamento. Rosa, abre la puerta aún somnolienta.–Gracias Karem. Ya tengo que alistarme–dice entre bostezos.–No te preocupes Rosa, siempre que pueda estaré pendiente de Elena. Es una niña encantadora.Karem se agacha. Le da un beso en la frente. Y se despide.Entra al apartamento. Se sienta en el sofá. Toma el móvil, revisa y finalmente, un mensaje. Desea tanto que sea Diego, que baja la pestaña antes de abrir el messenger. Su rostro se ilumina.–Hola mi hermosa e inolvidable musa. Estuve algo ocupado haciendo un cuadro que me encargaron para este lunes. Ta casi lo termino. Aún así no me he olvidado de ti. –Me alegra saber que estás bien. Por un momento extrañé tus mensajes. Es lo malo de acost
“Pasa el amor, aparece la musa y se despeja mi sombría inteligencia; otra vez libre, busco la unión entre los mágicos sonidos, los sentidos y los pensamientos”Aleksandr PushkinEn el taller, entre trementina y óleos, Diego intenta terminar el cuadro que le han encargado, sin que de su mente, salga la imagen y las palabras de Karem. "Es una mujer sumamente atractiva", piensa mientras contempla las fotos que ha tomado de la página de F******k y ha creado una carpeta, la cual identifica como "Musa".Todo artista siempre tiene su musa. En la mitología griega se nombran 9 musas: Cálmate, Clío, Eaton, Euterpe, Melpómene, Polonia, Talía, Terpsícore y Urania. Cada una de ellas, representa un arte. De allí, que la palabra “museo”, etimológicamente se refiere “el lugar donde habitan las musas”. Las musas o ninfas fueron creadas por Zeus y Mnemósine; ellas, bajaban desde el Olimpo hasta la tierra, para susurrar ideas e inspirar a los mortales, cuando era
"El arte es para consolar a los que están quebrantados por la vida"Vicent Van GohgDiego, está en la cafetería donde suele desayunar todos los lunes, antes de iniciar su jornada de inicio de semana. Allí, lee las noticias del día en su iPhone. Luego va a la tienda por pinturas o algún material que necesite para su trabajo plástico. Entra a algunos museos. Observa las exposiciones de fin de semana, con calma y detallando cada obra. Nunca ha sido de ir a las exposiciones cuando se aglomeran los críticos para darle sentido ilógico al arte. Toma algunas notas sobre las obras.De allí, conversa con la encargada o la secretaria para agenda una entrevista para esa semana, con alguno de los gerentes o directores del museo. Con suerte alguno de ellos, lo atenderá esa mañana. Luego él les ofrece un catálogo de las muestras de sus pinturas. En ese ir y venir transcurre la mañana. Sube al metro subterráneo y regresa a casa. Ya en casa, entra a su taller