Elliot ni siquiera recordaba cómo había atravesado la ciudad, solo que el nudo que tenía en el estómago lo hacía golpear el claxon en medio del volante más veces de las que en verdad se necesitaban.
Presionó con insistencia el botón del ascensor y subió los dos últimos pisos por las escaleras porque no tenía tiempo para que otros subieran. No se dio cuenta de que la mano le estaba temblando cuando i tentó abrir la puerta del departamento, pero en cuanto la abrió, y volvió a ver el bolso de Kali con sus cosas regadas por el suelo, literalmente creyó que le daría algo.
—¿Kali? —la llamó, dándose cuenta de que apenas estaba susurrando—. ¡Kali! —Repasó con la mirada, el salón principal, el comedor y la cocina antes de lanzarse hacia su habitación—. ¡Kali!
El sonido desagrad
Las palabras sonaban extrañas a medida que salían de su boca, pero Elliot no tenía tiempo para ponerse a psicoanalizar lo que sentía mientras decía en voz alta que Kali era su esposa.El viejo gordo frente a él se puso lívido, sus labios se convirtieron en una línea fina y apretó los dientes con impotencia. Por su cabeza pasó aquel pensamiento, el de que había elegido a la chica equivocada, pero de una forma muy diferente a la que Elliot pensaba.—¡Ella fue la que se me insinuó! —exclamó por fin—. Sabía que había reprobado el examen…—¡Ella no reprobó ese examen! —le gruñó Elliot dando un paso hacia él—. Usted solo le puso una mala nota para tener cómo manipularla. Pero ella está segura de que sus respuestas fueron correctas y yo le creo. ¿O me va a decir q
Kali abría y cerraba los ojos por momentos, pero Elliot sabía que no estaba realmente consciente.—¿Alan le puso un sedante como para caballos o qué? —protestó cuando llegaron al departamento.—No lo sé, pero ella necesita descansar así que déjala dormir —le dijo Valeria mientras lo veía acostarla en la cama—. Mañana vendré a ver cómo está.Richard y ella se despidieron y Elliot cubrió a Kali con el edredón, porque ya se estaba sintiendo el frío.Se dio un baño caliente, a ver si aquella tensión desaparecía, pero no lo hizo. No desaparecería hasta que ella despertara y todo estuviera bien, y para ser honesto no sabía si eso era posible.Fue a verla por última vez antes de irse a dormir, pero se la encontró al borde de la cama, casi cayéndose. La alcanz&o
Elliot sabía lo que eran: pesadillas, de las peores, de las que no podías salir solo. Saltó a la cama de Kali y la sacudió hasta que la muchacha abrió los ojos, asustada. Tenía la frente perlada de sudor y el cuerpo tembloroso.—Shshshsh… todo está bien… estoy aquí —murmuró quitándole el cabello de la frente y viendo cómo su pecho subía y bajaba con jadeos ahogados—. Estoy aquí.La abrazó con suavidad y Kali cerró los ojos contra su pecho, aferrando su playera con un gesto inseguro.—Creo… que sí te voy a aceptar ese guardaespaldas… —susurró quedamente y Elliot asintió.—Está bien, solo me aseguraré de que sea bien feo, ya tengo que competir con el sacafotos, no puedo darme el lujo de tener otro oponente a estas alturas.Kali sabía que solo
¿Qué se suponía que hiciera?Kali solo se quedó allí, pestañeando aturdida mientras Elliot tragaba en seco e intentaba controlarse. ¿Cómo que quería besarla…? Kali sintió que las piernas se le aflojaban, a diferencia de Elliot, ella no había tenido la oportunidad de olvidar absolutamente nada de la noche que habían pasado juntos, pero ahora parecía que a Elliot le estaba llegando de golpe todo lo que a ella le había tomado casi dos meses digerir.—Creo q-que mejor m-me voy… —murmuró mientras retrocedía hacia la puerta, pero tuvo que morderse los labios para aguantarse la sonrisa y Elliot se dio cuenta.—¡Oye! ¿Cómo te puedes reír…? ¡Maldita loca! —gruñó cuando la vio cerrar la puerta muerta de risa y se echó a reír también—. &iex
—¿No podías hacerlo un poquito más complicado? —se quejó Kali muriéndose de risa mientras Valeria intentaba no estallar también en carcajadas.El vestido que Valeria había diseñado para la ocasión era espectacular, pero estaba hecho para que vistieran y desvistieran a la modelo, era imposible que una persona sola se pudiera poner aquello.—Ya deja de reírte, bruja, que no vamos a acabar nunca —replicó—. El desfase horario me está matando y mi vestido me da picazón en el trasero, así que deja de quejarte del tuyo.—No te hagas, si te da picazón es porque tú quieres, para justificar la forma tan desenfrenada en que te vas a restregar contra Nick —se burló Kali.—Eso no te lo niego.—Pero es que… ¿cómo se te ocurrió esto? —preguntó Kali, con
Posesivo. Violento. Necesitado.Había muchas palabras para describir ese beso, pero en aquel momento no era capaz de pensar. Elliot encontró sus labios en una comunión única y ella se abrió para él sin darse cuenta. Sintió su lengua, traviesa y demandante, explorando su boca, invitándola. Sus manos subieron por sus muslos mientras su cuerpo la apretaba contra aquella pared, había electricidad en las puntas de sus dedos, había necesidad cuando se cerraron sobre sus caderas, atrayéndola con un gesto ansioso.Elliot era una m@ldita invasión. Dominaba su boca, jugaba con su lengua, mordía sus labios y se bebía cada uno de sus suspiros como si jamás hubiera besado a otra mujer en el mundo. Kali echó atrás la cabeza buscando un poco de aire y sintió su aliento, caliente y entrecortado, sobre la piel de su garganta. Se le escapó un jadeo ahogado
Era una cosita pequeña, derretida y sonriente que cruzó los brazos detrás de su cuello y se acercó a su boca. Elliot le apartó el cabello de la cara y delineó la curva de sus labios antes de devorarlos.Sus dedos le recorrieron los muslos en un camino descendente hacia las pantorrillas y terminó soltando los broces de sus zapatos sobre los tobillos.—¿Estás lista, nena? —preguntó con un acento suave y lleno de lujuria antes de cerrar las manos debajo de sus nalgas y levantarla, llevándosela a la cama.Kali gimió un poco por la intromisión, porque Elliot no se había molestado en salir de ella. La sensación de plenitud rayaba en el absurdo, como si fueran dos piezas de un rompecabezas que finalmente se encontraran. La cama se hundió bajo su espalda y su cuerpo se hundió bajo el de Elliot mientras lo escuchaba respirar con fuerza de nue
Kali se tensó. Todo su instinto se preparó para pelear conforme Elliot iba leyendo aquel artículo y arrugaba poco a poco el ceño.Sabía perfectamente que aquel había sido su talón de Aquiles desde el primer momento: que la gente pudiera enterarse de que estaban juntos… que Emma pudiera enterarse de que estaban juntos. Y aunque lo había escuchado decirle a su asistente que no le pasara a nadie relacionado con ella, Kali no podía evitar tener todas las armas cargadas y listas.Por fin Elliot se sentó de nuevo en el sofá, junto a ella, y le acercó la foto donde salían los dos.—Oye… ¿crees que me veo sexi aquí? —preguntó de repente y Kali dio un respingo.—¿¡Eeehh…!? —murmuró aturdida, porque definitivamente no esperaba esa pregunta.—Es que tú pareces una diosa, y