Elliot se aguantó las ganas de darle una mala contesta, después de todo, él mismo se la había puesto en bandeja de plata, ¿no? Le había dicho que le prestara atención si le interesaba, y por lo visto el interés de Matthew Casey por Kali estaba fuera de discusión.
Lo vio sostenerle la ropa y darle la vuelta para llevarla a uno de los vestidores, y apretó los dientes porque no había nada que hacer. ¡Además! ¡A él no le importaba! ¡Para nada!
Cinco minutos después los cuchicheos tras bambalinas cesaron, y el escuadrón de modelos aleccionadas siguió con el ensayo en un discreto silencio, porque al parecer ya los dueños estaban demasiado alterados como para seguir echándole leña al fuego, y un despido ese día era más que suficiente.
Elliot no se quedó al resto de los ensayos. No tenia
CAPÍTULO 26.—¿Kali? ¿Te lastimaste? —preguntó Elliot inclinándose sobre ella.—No… Me retuerzo porque estoy ensayando el baile del gusano. ¡¿Tú qué crees?! —respondió ella haciendo un esfuerzo por levantarse y Elliot la ayudó.—¿Lo siento? —dijo él y Kali se apoyó en la pared y lo miró a los ojos en la semipenumbra.—¿Lo estás preguntando? —Se sorprendió—. Elliot ¿estás borracho?—¡Claro que no! ¡Solo estoy chispitas! —gruñó él y se cruzó de brazos, enfurruñado como un niño, pero si algo era capaz de identificar perfectamente ella, era cuando Elliot se pasaba de tragos—. ¿Dónde te pegaste?Kali levantó una ceja y negó con un suspiro
La carcajada de Nick resonó en toda la habitación, y Valeria se atrevía a decir que en toda la casa. Había entrado a decirle a su esposa que Andrew se ocuparía de cuidar a las gemelas esa noche para que ellos pudieran descansar, y se había encontrado a Kali bebiendo una copa de vino con Valeria… sin nada que le cubriera la cara.La había mirado por tres segundos antes de romper a reír como un poseso. A Nick se le salían las lágrimas, y se doblaba sobre sí mismo intentando parar, pero no lo conseguía.—Te juro que jamás he provocado esa reacción en nadie —dijo Kali y Valeria levantó una ceja divertida.—No te preocupes. Sé exactamente lo que está pensando y de quién se está riendo —aseguró y le dieron tiempo a Nick para que pudiera calmarse un poco.—Bueno… solo
—Sabes que tenemos una familia altamente disfuncional ¿verdad? —Se rio Lydia en el oído de Andrew, viendo cómo Nick se desternillaba de la risa grabando la expresión de Elliot.—Dice la que organizó las apuestas. —La azuzó Andrew.—Igual voy a ganar, aposté por quince minutos en shock y hace trece que no se mueve —replicó Lydia y lo escuchó suspirar, porque era cierto.Elliot no se había movido ni un milímetro, apenas pestañeaba… ¿estaba respirando siquiera?Miraba a Kali como si fuera un fantasma, o una alucinación. No podía creer que fuera de verdad. Se había cansado de llamarla «la fea», a veces por seguir los rumores sobre ella, y otras veces solo por herirla. De repente todos los recuerdos de esa noche que habían pasado juntos en su habitación de hotel le llegaron de golpe
Era un comportamiento irracional, troglodita, posesivo, y completamente incoherente para una persona que siempre estaba molesto por su presencia. Elliot sabía todo eso, pero aún así no podía evitar comportarse de esa forma.Pero de lo que sí no tenía ni la más mínima idea era de las palabras que iban a salir de la boca de Kali en ese momento.—¡Me quiero divorciar! —exclamó tratando de salir del rincón en que la había apresado, pero Elliot le sostuvo las don manos para que no lo lastimara.—¡Si, bueno, yo también… pero esto es lo que hay…!—¡No, no es lo que hay! ¡Me quiero divorciar! —jadeó Kali con desesperación—. ¡Me quiero divorciar mañana mismo! ¡…Ya!Elliot retrocedió dos pasos y la soltó de repente, viendo cómo las l&aac
Kali no estaba nerviosa, pero definitivamente tendría que acostumbrarse a muchas cosas a partir de ese momento. Al abrir el vestidor, su primer instinto había dirigido su mano hacia un abrigo ligero de cuello de tortuga; le tomó un minuto darse cuenta de que ya no tenía que usar eso, así que optó por una blusa ancha bajo un blazer blanco que le llegaba hasta las rodillas, un jean oscuro y botas de aguja.Se dejó el cabello suelto y se maquilló muy poco, a excepción de los labios. Jamás había tenido oportunidad de lucirlos, así que miró al juego de labiales que le había regalado Valeria. La ropa que llevaba puesta era solo en tonos negros o blancos, así que un labial rojo rosewood parecía perfecto para hacer contraste.Tomó uno de sus bolsos preferidos en forma de morral y se fue a la cocina por un café.—¿Lista
«¡Claro que sí!»«¡Por supuesto que me quiero divorciar!»«¿Crees que vine solo por juego?»Todas aquellas palabras habían salido de su boca, pero Connor Sheffield no se había creído ni una.Finalmente se habían despedido, no sin antes hacer una nueva cita para dentro de dos días. Al parecer Jackson Ellis era todo un personaje y siempre estaba de viaje, pero había accedido a interrumpirlo brevemente solo a petición de Connor.El ambiente en el departamento era más que incómodo. Estaban tan acostumbrado a pelearse que aquella tregua los tenía más tensos de lo acostumbrado, porque ahora no tenían como sacarse las frustraciones.Kali se pasaba las mañanas en la universidad, iba al estudio aunque no tuviera nada que hacer, y luego se pasaba casi toda la noche estudiando. Y Elliot merodeaba a su
Era extraño ver a Elliot en silencio, especialmente porque lo normal era que estuviera despotricando a los cuatro vientos del pobre Matt y de su oferta para hacer esa exposición privada. Pero en lugar eso solo estaba callado, demasiado para su gusto.Tal como Jackson le había aconsejado, había llamado a Matt pata aceptar su propuesta. No se iba a oponer a nada que la ayudara a librarse definitivamente de su padre, y Matthew estaba más que feliz.Sin embargo y a pesar de todo, la tregua se mantuvo. Ella volvió a hacer cena para dos y él volvió a sentarse en el sofá, a ayudarla a estudiar para el examen. Para la medianoche ya Kali estaba dando cabezazos del sueño y Elliot sonreía viendo cómo a poco se quedaba dormida. Era impresionante el empeño que le ponía a estudiar, pero sabía que la carga de las últimas semanas terminaría pasándole factura, a
Elliot ni siquiera recordaba cómo había atravesado la ciudad, solo que el nudo que tenía en el estómago lo hacía golpear el claxon en medio del volante más veces de las que en verdad se necesitaban.Presionó con insistencia el botón del ascensor y subió los dos últimos pisos por las escaleras porque no tenía tiempo para que otros subieran. No se dio cuenta de que la mano le estaba temblando cuando i tentó abrir la puerta del departamento, pero en cuanto la abrió, y volvió a ver el bolso de Kali con sus cosas regadas por el suelo, literalmente creyó que le daría algo.—¿Kali? —la llamó, dándose cuenta de que apenas estaba susurrando—. ¡Kali! —Repasó con la mirada, el salón principal, el comedor y la cocina antes de lanzarse hacia su habitación—. ¡Kali!El sonido desagrad