Cuando Nathalie abrió los ojos por un momento se sintió desorientada, luego recordó lo ocurrido, por lo que cerró sus ojos antes de respirar muy profundo, de verdad estaba enamorada de Evans, pero no sabía qué hacer. Porque aunque la había herido y le había ocultado información, sabía que él había sido sincero, pero a ella le daba vergüenza verlo a la cara, porque fue su madre la que le había destruido a su familia. ¿Cómo su padre pretende que se lleve bien con esa mujer? Si es el diablo, le daba vergüenza llevar su sangre, necesitaba hablar con Miosotis, ella le daría consejos ya que su padre no estaba para eso. Cuando se sentó en la gran cama, pudo ver a Evans, sentado en la terraza, él se veía desnudo de la cintura para arriba. Ella buscó con la mirada la camisa de Evans y la encontró tirada en el suelo, Nat se levantó y se la colocó, para salir también a la terraza y sin poder evitarlo lo abrazó por detrás. Evans al sentirla sonrió, tomó las manos de ella y las besó. —Ya has de
—¿Qué has dicho? — Miosotis no podía creer lo que oía, tanto que tuvo que sentarse. No se imaginaba cómo estaba su amiga si ella ya hasta dolor de cabeza tenía. —Todo es muy complicado — Nathalie no le había dicho a Mio lo que su madre le había hecho a la familia de ella, porque Evans no le había dado permiso. Solamente le había dicho que Evans y su madre estaban comprometidos, pero que él no la amaba, de hecho estaba con ella, por una deuda y no precisamente de dinero. —Sí, claro que es complicado, en especial, cuando no me estás contando todo y solo me dices la verdad a medias — Nathalie se removió incómoda porque su amiga la había descubierto. — Pero no te preocupes, que mientras tú sepas toda la verdad es lo que importa. Ahora, ¿Lo amas demasiado para seguir con él? Y por último, ¿Estás segura que él también está enamorado de ti? — Nathalie miró a su amiga y asintió. —Sí, estoy completamente segura. — Nat suspiró — Mio, hablaré con Evans para que me dé permiso de contarte todo
Nathalie empezó a removerse cuando sintió unos besos en su espalda. Poco a poco Evans empezó a bajar hasta hacer que Ella empezara a jadear al sentir las caricias de su hombre, bendita manera de despertar. Él levantó sus nalgas y la dejó expuesta, ella no pudo evitar un gran gemido cuando sintió la lengua de Evans por todo vagina, ese hombre sabía justo lo que tenía que hacer, el chupaba y succionaba con desespero, Nathalie no podía quejarse porque simplemente le encantaba la forma en que Evans la sorprendía y la hacía de él, pronto sintió como se corría con los movimientos certeros de él, quién no dejó ni una gota sin chupar, como si fuera su agua en el desierto. Cuando Nat volvió a tierra, Evans ya la había girado, y ahora la besaba ardientemente, la seguía torturando, le gustaba llevarla al límite del placer, eso lo volvía aún más loco. Suspiros y jadeos era lo único que se escuchaba en la habitación mientras Evans lamía y chupaba los senos de su mujer, y la masturbarla con los de
Nathalie llegó al lugar acordado con el abogado y gran amigo de su padre, ese hombre había conocido a su padre desde que ambos tenían nueve años, su padre le había contado la historia de cómo se habían hecho los mejores amigos. Le tenía mucho cariño al hombre, ya que siempre había estado presente en su vida y había sido como un segundo padre para ella, cosa que siempre ponía celoso a Scott. En cuanto entró vio a Gerald sentado en una mesa del fondo, él al verla se levantó de su asiento y le sonrió. —Hola Nathalie, qué alegría verte, ¿Qué tal has estado? — preguntó el hombre con mucho interés, al ser uno de los pocos amigos que tuvo Scott, sino es que el único, bien sabía que ella era muy unida con su padre, tenía una relación que daba envidia. Nathalie lo abrazó muy fuerte y el hombre correspondió al abrazo. —Lo extraño todos los días, él era mi otra mitad — dijo en un susurro, ya que ver al hombre y abrazarlo le transmitió el calor paternal que había perdido. —Lo imagino, yo tambi
—Hablaré con Evans, tal vez puedas ir ahorita, en cuanto salga de aquí — el hombre asintió. —¿Qué es lo que quieres hacer Nathalie? — Sabía qué si ella lo había situado ahí algo más tenía que ser, claro que lo que había dicho ya era bastante grave. —¿Quiero saber como va la empresa? Y sobre la nueva sede en Canadá. Además, quiero ofrecerle a Roxanne sesenta millones de dólares para que nos dejes en paz. —Nat — ella volvió a levantar su mano. —Sé lo que vas a decirme, pero por eso vas a ir a ver a Evans. Gerald, tú eres lo único que me queda como figura paterna, así que quiero que me des tu punto de vista. Igual voy a ofrecer esa cantidad a Roxanne, porque estoy segura de lo que Evans siente por mí. Es más, en este momento voy a llamarlo — El hombre sonrió al oírla, de verdad Scott la había educado bien. Le había emocionado el que le dijera que él era como un padre para ella. Al igual que ella era como una hija para él. Pero Nathalie tenía razón, sólo con ver y hablar con él hombre
Cuando a Evans le dijeron que un hombre llamado Gerald lo buscaba, inmediatamente lo dejó pasar, claro, que mucho antes ya había dado la orden. Esperaba un señor mucho mayor al hombre que entró, un hombre que lo miró de pies a cabeza. —Evans Sullivan — dijo presentándose y tendiendo su mano. —Gerald Morris — contestó aceptando la mano del joven — Un gusto. Voy a ser sincero, señor Sullivan, vine hasta aquí porque realmente tuve mucho interés de conocerlo, en cuanto Nathalie me dijo que se había enamorado tuve mucho interés de conocer al hombre porque el que ella se va a enfrentar a su madre — Evans lo. Miró sorprendido y algo molesto. —¿Cómo es que Nathalie se va a enfrentar a Roxanne? — se levantó de inmediato de su asiento y buscó su saco, el cuál siempre se quitaba cuando llegaba. Gerald lo miró. —¿A dónde vas? — preguntó el hombre, cruzándose de brazos mientras se sentaba. —A buscar a mi mujer, porque si Roxanne le toca un pelo, soy capaz de matarla. — La convicción con la q
Nathalie fue recibida por la misma mujer de la primera vez. —Buenos días, señorita. —Buenos días, viene a hablar con Roxanne. —Claro, pase, en seguida la anuncio — Nathalie le sonrió y siguió a la mujer hasta dentro de la casa, quién la guió hasta la sala para que esperara. Roxanne se sorprendió al saber que Nathalie la estaba buscando. Pero enseguida recordó que Evans la había dejado por ella y no pudo evitar sentir rencor. —¿Qué haces aquí? — dijo altanera. Nathalie ni se inmutó. —Vine a hablar contigo. ¿Leíste la carta? — Roxanne la miró de pies a cabeza. —No, no he tenido tiempo — la joven asintió al oír a su madre. —¿Entonces cómo pretendes saber cuánto dinero te ha dejado? Me has llamado insistentemente para recibir tu dinero. ¿No es eso lo que más te importa en la vida? — Roxanne achicó los ojos al oírla. —No es lo único que me importa querida — Nathalie asintió al oírla. —Tengo entendido que mi papá te va a ofrecer algo, supongo que lo mismo que a mí, tratar de acerca
—No puedo creer que hayas ido a ver a esa mujer — Evans parecía un león enjaulado, caminando de un lado para otro. — Sabes de todo lo que ella es capaz, incluso sabes que quiere quitarte de su camino y tu vas y te pones en bandeja. — Nathalie tomó sus cosas y estaba dispuesta a salir de esa oficina. —¿A dónde crees que vas? — exclamó aún más molesto al ver que ella no decía nada y pensaba irse. —A mi casa — dijo sin voltearse y siguió caminando, Evans de dos zancadas llegó a ella y la tomó del brazo para girarla a él. —Estamos hablando, no puedes irte — Nathalie lo miró realmente molesta, a pesar de haber enfrentado a Roxanne, no le gustaba discutir, le gustaba pensar con la cabeza fría antes de decir algo que después se arrepintiera. Por lo que se soltó enojada. —¿Hablando? Evans me estás prácticamente gritando y eso no lo voy aguantar, porque no lo hizo nunca mi padre no voy a permitir que otra persona venga y lo haga, ¿Estamos claros? Además, te recuerdo que nos guste o no, Roxa