(Narrador Omnisciente)
Un años antes España 🇪🇸 En el reino de Asturias nació una hermosa princesa, sus padres la llamaron Kenia ya que significa fuerza y belleza, el reino estaba envuelto en una completa felicidad pues estaban anhelando una princesa, ya que tres años antes había nacido un príncipe, sus padres estaban muy felices por el nacimiento de su hija, así que organizaron una gran celebración con muchos invitados, la princesa estuvo rodeada de muchos obsequios, pero en algún lugar del reino había alguien que no estaba tan contento, con aquel acontecimiento. Alec, hermano del rey Alessandro, no se encontraba muy feliz, porque esa bebé cambiaba por completo sus planes, así que entro a su casa, estaba bastante enojado. —Es increíble lo que está pasando—dijo sentándose enojado en el sillón, mientras su esposa Renata estaba alimentando a su hija. —¿Ocurre algo cariño? —preguntó su esposa. —Mi hermano y su esposa, tuvieron una bebé, en el pueblo van a hacer una fiesta. —Tanto alboroto por una niña, ni que tener hijos fuera la gran cosa —contestó ella, sin prestarle mucha atención a lo Alec le estaba diciendo. —Nosotros teníamos planes, ¿recuerdas? —ella asintió —pues déjame decirte amada mía que esos planes, ya no se podrán realizar. —¿Por qué?, ¿qué estás diciendo? —exclamó alterada. —A pesar de que casemos a nuestra hija con Alexander, ella no será reina, porque existe una princesa de nacimiento, por eso esa niña es un estorbo para nosotros. —Pero cuando tu sobrino Alex llegue el trono, nuestra hija será su esposa, eso la convierte en reina consorte, además esa niña recién nacida no queda en la línea de sucesión apenas Alex tenga hijos. —Ella le puede quitar el trono a nuestra hija, así que este princesita es un estorbo para nosotros. Renata se quedó callada. —Ahora lo entiendo todo, si debemos hacer algo, porque no podemos permitir que nuestros planes para vengarnos se vengan abajo por una chiquilla. —Lo haremos Renata, déjamelo en mis manos —él se levantó y se fue a su despacho. ... Alessandro estaba brindando con Fernando su mejor amigo y rey de Holanda, por fin verían sus reinos unidos, pues podrían casar a Kenia con Alejandro, el hijo mayor de Fernando. Alondra y Perla estaban en su habitación organizando a la bebé para llevarla a dormir, ellas eran hermanas, además así podrían conversar tranquilamente ya que los gemelos Alejandro y José Miguel junto con el príncipe Alexander estaban jugando en el jardín. —¿Estás feliz hermana? —preguntó Perla. —La verdad sí, no pensé que Alessandro me llegará a hacer tan feliz, a pesar de haber sido un matrimonio arreglado y no por amor, todo hasta el momento ha sido de maravilla —soltó un suspiro. —¿Te arrepientes de haberte casado con Alessandro? —No, claro que no, solo que tú sabes que no fue un matrimonio por amor, yo amaba a Alec, quería casarme con él, tener mi vida con él, pero su renuncia hizo que todo cambiará, porque tuve que renunciar a él y a nuestra historia. —Pero Alessandro de verdad te quiere, además ya tienen dos hijos y Alec hizo ya su vida con aquella mujer, la cual ya le dio una hija, así que ambos siguieron su vida. La reina Perla después de mencionar a aquella mujer, hizo una cara de desagrado, pues Renata, la esposa de Alec, había sido novia de Fernando, pero él la dejó porque se había enamorado de ella. —Lo sé, solo que trato, pero no puedo enamorarme de él como lo estuve de Alec. —No todos los amores son los mismos, yo tuve mis novios, pero vine a conocer el amor con Fernando, mira que me casé con él, tenemos dos hermosos hijos y somos felices, fue mi mejor decisión y sé que él piensa lo mismo, mira que me escogió por encima de Renata, y ella era su novia de toda la vida, así que no pienses en eso y disfruta de la familia que Dios y la vida te dieron. —Pero ambos estaban enamorados, en cambio para Alessandro y para mí fue una sorpresa el matrimonio. —Sin embargo ya llevan unos años de casados, dale tiempo al tiempo, llegará el día que te enamores y más porque a mi cuñado se le nota el amor que siente por ti. —Yo estoy dejando que el tiempo pase, lo quiero, pero no lo... —las puertas se abrieron de par en par, eran Fernando y Alessandro. —¿Cuánto más necesitan ustedes para dormir a una bebé?, ni que fueran madres primerizas —dijo Fernando riéndose, los tres presentes empezaron a reír, Alessandro miraba fijamente a Alondra, pues sucede que él había escuchado algo de la conversación que estaban teniendo las reinas antes de que ellos entraran, Fernando y Perla lo notaron, así que decidieron dejarlos solos. —Hermanita, yo creo que es hora de que los niños se duerman, iré por ellos, ¿me acompañas amor? —Vamos amor —dijo Fernando, ya quedando solos, Alessandro habló. —Sabes Alondra, escuche lo que le dijiste a Perla —estaba serio. —¿Qué escuchaste? —Que me quieres, pero vamos termina la frase. —Alessandro, yo... —No es necesario que digas nada, ya todo quedo claro. —Alessandro no es el momento. —Claro que no es el momento, pero quiero decirte algo, si quieres el divorcio está bien, porque no puedo tenerte a mi lado si no me amas. —Nadie estaba hablando de divorcio, además yo me casé contigo por la iglesia y juré estar a tu lado siempre, solo quiero tener tiempo para compartir contigo, sé que somos lo reyes de España, mantenemos muy ocupados, pero quiero cumplir labores de esposa, de madre y no solamente de reina... —Lo sé Alondra, pero tú estabas diciendo que me quieres, pero no me amas. —Dame tiempo, pero como te digo quiero un espacio con mi esposo y mis hijos, donde solo seamos nosotros cuatro. —Lo tendrás mi amor, porque sabes yo si te amo, he estado enamorado de ti toda mi vida, solo que antes eras la novia de mi hermano, sabía que, al ser rey te ibas a casar con él, no sabía lo del trato de mi padre con tu padre, pero quiero hacerte feliz y... —Alessandro yo soy feliz contigo y con nuestros hijos, no le puedo pedir más a la viva porque ya me ha dado lo suficiente. Se acercó y lo abrazo, estaban a punto de darse un beso, hasta que sintieron un toque en la puerta. —Adelante —respondió Alessandro, y entro Margarita, el ama de llaves. —Majestades —dijo haciendo una reverencia —perdón por interrumpir, pero los necesitan. —¿Quién nos necesita Margarita?, porque nosotros no estamos en horario de atención, ya es muy tarde —pregunto Alondra. —Es el príncipe Alec con su esposa majestad —le respondió Margarita. —Bajamos enseguida —contestó Alondra, tomando a la bebé. —Gracias Margarita —dijo Alessandro, al ver lo que estaba haciendo Alondra, preguntó —¿bajarás con Kenia? —No, solo estaré segura de que se duerma, baja tú y atiende a la visita. —Está bien amor —se fue dándole un beso en la frente a ella y a la bebé, al salir Perla estaba entrando. —Alec está aquí —le dijo Perla a Alondra —y su esposa también. —Lo sé, ayúdame a dormir a Kenia. Ambas se quedaron esperando que la princesa Kenia se durmiera. ... Alessandro estaba muy nervioso hace mucho tiempo no veía a su hermano, por lo tanto, mientras entraba al salón real daba demasiadas vueltas, luego se armó de valor y dijo. —Buenas noches. Alec y Renata se colocaron de pie, se miraron fijamente los tres. —Buenas noches hermanito —dijo Alec acercándose a él para darle un abrazo, el cual el rey aceptó —dime ¿tu esposa no vendrá?, queremos felicitarla por su bebé y además conocerla. Fue un momento incómodo para Alessandro, pues su hermano estaba preguntando por su esposa, Renata rompió con ese momento. —Vi por fotos que estuvo muy buena la fiesta que hicieron en honor a tu hija, a propósito, cuñado gracias por la invitación. —Es que ustedes no estaban invitados —dijo Fernando entrando en el salón. —Disculpa, ¿cuál es tu problema?, ni siquiera eres de la familia así que no opines —contestó Renata. —Alessandro es mi mejor amigo y su esposa es mi cuñada, ahora Renata te preguntó, ¿crees qué no soy de la familia? Ella rodó los ojos y se quedó callada, ahora el momento estaba más tenso que antes, nadie decía nada, hasta que Alondra y Perla llegaron. —Buenas noches —dijo Alondra, Perla solo se limitó a acercarse a su esposo. —Buenas noches Alondra —dijo Alec, Renata aún seguía sin decir nada. —Alec, Renata, bienvenidos a su casa, ¿quieren algo de beber? —les pregunto Alondra. —Gracias Alondra, nosotros ya nos vamos —dijo Renata. —¿Pero si acaban de llegar? —les dijo Alessandro. —Nosotros solo vinimos a conocer a mi sobrina, pero veo que ya esta tarde, vendremos después, además Yuliana quiere conocer a su prima —añadió Alec. —Cuando quieran vuelvan, ustedes son bienvenidos —dijo Alessandro. —Gracias hermanito, espero para la próxima vez ver ahí la foto de mi madre —señalo una foto donde estaban Alessandro y Alondra en la boda, y antes en ese lugar estaba la foto de la reina Clarisa, madre de Alessandro y Alec, además estaban ellos dos cuando eran jóvenes. —Esa foto está en otro lugar muy especial del castillo —contestó Alessandro. —Entiendo, bueno ahora si nos vamos —dijo tomando sus cosas —adiós familia —salió Alec junto con Renata, Margarita los acompaño hasta la salida. —¿Familia?, sería lo último que nos pudiera pasar, aparentar con ellos —dijo Fernando. —Fernando, Alec después de todo es mi único hermano —dijo Alessandro, sentándose en el sillón, Alondra se hizo a su lado. —Que incomodo momento —dijo Alondra. —Estoy de acuerdo —agregó Perla, Fernando y Alessandro las miraron. —¿Qué? —dijeron las dos al mismo tiempo. —Ustedes son unas exageradas, está claro que no son las mejores personas del mundo, pero tampoco para llegar a ser un encuentro incómodo —dijo Fernando. —Estoy de acuerdo —agregó Alessandro. —¿Exageradas?, no lo creo, Fernando estaba tu ex frente a tu esposa —le dijo Alondra, cruzándose de brazos. —Pues tu tenías a tu ex frente a tu esposo, además mencionando que son hermanos, mi querida cuñada eso si es incómodo —le dijo Fernando, los tres comenzaron a reír, mientras Alondra se puso seria. —Pues para mí sí fue incomodo ver a Renata, estoy segura que aún no me perdona que te hayas casado conmigo y ella haya quedado plantada —Fernando la abrazo, para finalmente decirle. —Ella tenía que entender que me había enamorado de ti y de tus hermosos ojos cafés, yo no podía estar en una relación con una persona que no amaba, cuando toda mi atención la tenías tú. —Cuando amo hay en el aire de esta casa —dijo Alessandro. —Estoy de acuerdo con mi esposo, bueno creo que es hora de dormir, estoy cansada —dijo Alondra poniéndose de pie —ustedes ya tienen la habitación lista, así que la pueden ocupar cuando quieran. —Gracias hermana, y tienes razón ya es hora de dormir, buenas noches —le dijo Perla dándole un abrazo, las dos parejas se fueron a dormir. ... —Me imagino lo incomodo que fue para ti ver a Alec —le dijo Alondra a su esposo. —Un poco, pero ya paso —contestó Alessandro. Se dieron un beso y se fueron a dormir.(Narrador Omnisciente) España 🇪🇦 Un año despuésTodo estaba listo, Alec y Renata tenían todo un plan preparado, aunque los dos estaban bastante nerviosos, pues iban a cometer un delito, pero no iban a aceptar perder todo lo que querían para el futuro de su hija y además el futuro de ellos estaba de por medio, pero sobre todo está era la oportunidad perfecta para cumplir una venganza por todo lo que ocurrió en el pasado.Tocaron la puerta, Alec fue a abrir, era Vicente, él traía en sus manos a la princesa Kenia, pero el estaba siendo obligado a hacerlo.—Aquí la tienen —dijo entregandole la bebé a Renata —deje en la cuna de ella la nota que me mandaron a hacer, además le quite el collar que traía, no quiero que nada malo le pase a mi familia, yo ya cumplí, espero que ustedes también lo hagan dejándome en paz. —Si Vicente, aquí tienes —Alec se acercó y le dio un cheque con muchos ceros —como puedes ver es bastante dinero el que te estoy dando, así que vete del país y hazlo esta m
(Narrador Omnisciente)Quince años despuésEspaña 🇪🇸Ya habían pasado quince años desde que la princesa Kenia había desaparecido, pero el reino aún no perdía la esperanza de ver a su princesa algún día saliendo por el gran balcón real al lado de sus padres y su hermano, los reyes aún estaban muy tristes, pero tenían que sacar fuerzas por su hijo y por el reino, hoy la reina Alondra estaba más triste que nunca, Margarita subió a llevarle el té que siempre se tomaba en las mañanas.—Buenos días, majestad —le dijo una sonriente Margarita.—Buenos días Margarita.—Le traigo su té.—Déjalo ahí por favor, muchas gracias—De nada majestad, es con mucho gusto —se fue haciendo una reverencia, Alondra se levantó a tomarse el té, cuando entro Alessandro.—Buenos días amor, ¿cómo amaneciste? —le preguntó dándole un beso en la frente.—Buenos días Alessandro, es que Margarita me trajo mi té, por eso me levanté, pero sabes hoy amanecí más triste que nunca, sin ganas de nada —dijo con la voz entre