Mis mafiosas así terminamos el maratón sorpresa. Me gustaría leerte en los comentarios. Un abrazo, las amo.
C100-DESTRUIR LAZOS.Por un segundo, el silencio reinó. Ambos quedaron inmóviles.Entonces, Sabrina retrocedió un paso, tambaleándose. Y un calor húmedo comenzó a extenderse por su abdomen. Bajó la mirada y vio la sangre brotar, manchando su ropa. El dolor llegó como una ola, intenso y abrasador.—Tenía que protegerlo, señor —dijo uno de los guardaespaldas de Cassio, en la puerta y aún sosteniendo el arma que había disparado.Su voz era fría, sin rastro de arrepentimiento.Cassio lo miró por un momento, luego volvió su atención a Sabrina, quien cayó de rodillas al suelo. La sangre comenzó a brotar de su boca mientras intentaba respirar.—Te lo dije, Sabrina —dijo Cassio, acercándose lentamente, su voz tan calmada que resultaba escalofriante—. Que esto solo podía terminar de una manera.Ella lo miró con odio puro.—Eres un maldito monstruo, Cassio —escupió—. Luna... Luna nunca te va a amar. Prefiere estar perdida que contigo.Las palabras lo desgarraron por dentro, pero Cassio no mostr
C101- NO ME BUSQUES.Cassio estaba inclinado sobre los mapas, sus dedos trazaban rutas con precisión, pero su mente estaba lejos. Cada marca en el papel era un intento desesperado de acercarse a Luna, de hallarla antes de que fuera demasiado tarde. De repente, su teléfono vibró en el borde de la mesa. Al alargar la mano y ver el número desconocido en la pantalla, su ceño se frunció. Dudó un segundo, pero algo dentro de él lo empujó a contestar.—¿Bueno? —dijo con voz grave, casi mecánica.El silencio que siguió fue denso, como un manto que lo envolvía. Cassio entrecerró los ojos, su respiración se volvió más lenta. Había algo en ese silencio, algo que le heló la sangre pero que al mismo tiempo le dio esperanza. Entonces, lo sintió. No sabía cómo, pero lo supo.—¿Mariposa...? —Su voz era apenas un susurro, tembloroso, cargado de una mezcla de miedo y anhelo—. ¿Mariposa, eres tú?El sonido de un sollozo contenido atravesó la línea. Y Cassio cerró los ojos con fuerza, su pecho se contraj
C102- A SU IMAGEN Y SEMEJANZA. No obstante, debajo de toda esa desesperación, algo comenzó a arder. Una chispa de determinación. —Te voy a encontrar, mariposa… —murmuró, entre el dolor y la esperanza—. Y te voy a demostrar que no todo fue una mentira. En ese momento, Enzo entró al despacho. Acababa de regresar de Chicago, había querido llegar antes, pero tuvo días de tensiones con los socios por la amenaza de los albaneses. Al cruzar la puerta y ver a Cassio, supo que la situación se había complicado. —¿Qué demonios pasó aquí? —preguntó, dejando su abrigo sobre una silla y acercándose. Cassio levantó la mirada, sus ojos estaban llenos de algo que Enzo no veía a menudo: vulnerabilidad. —Luna lo sabe todo —murmuró—. Ella... ella no quiere que la busque. Dice que quiere... —la voz de Cassio se quebró, y por un momento pareció que no podía continuar—. Que quiere abandonarme. Enzo parpadeó, sorprendido, pero al final suspiró, comprendiendo las consecuencias. No quería sonar cruel,
C103- LLEVA MUERTO OCHO AÑOS.8 AÑOS DESPUÉS…El salón brillaba con un lujo opulento. Los candelabros de cristal colgaban del techo como joyas suspendidas, y las paredes estaban adornadas con cuadros de artistas renombrados. Luna estaba de pie junto a una mesa de mármol negro, con un vestido rojo que resaltaba su figura madura y su porte imponente.A sus 28 años, ya no era la joven ingenua de antes. Había aprendido a moverse en las sombras, fría y calculadora, con una visión del mundo moldeada por las manipulaciones de su padre. Sobre la mesa, revisaba unos documentos que claramente no eran legales, mientras uno de los guardaespaldas permanecía cerca, escuchando en silencio, como una sombra más del lugar.La puerta doble del salón se abrió, y Emiliano entró acompañado de sus propios guardaespaldas. Su cabello gris estaba perfectamente peinado, y su presencia llenaba el espacio con un aire de autoridad que nadie osaba desafiar. Al verla, una sonrisa se dibujó en su rostro.—Estrellita…
C104- SU DUEÑO Y SU CONDENA.Estaba a punto de decir algo cuando una dulce risa, una que conocía demasiado bien, la interrumpió.—¡Mamá! —gritó Jared, con una emoción que iluminó todo el salón.El niño corrió hacia ella con la energía de un torbellino, sus ojos verdes brillando de alegría. Su cabello negro desordenado le daba un aire de rebeldía, y su porte, aunque infantil, ya mostraba una pizca de arrogancia heredada de alguien que se esforzaba por olvidar. Jared se lanzó a sus brazos, acunó su rostro entre sus pequeñas manos y le plantó un beso en la mejilla.—Mamá, estás hermosa.—Gracias, mi amor —Luna sonrió mientras lo abrazaba con fuerza. —¿Cómo estás? ¿Te divertiste?Jared asintió con entusiasmo, sus ojos chispeando con picardía.—¡Sí! Pero Kieran no es tan bueno jugando como yo. Lo vencí en el ajedrez, y ni siquiera fue difícil. Creo que debería practicar más, ¿no crees, mamá? —dijo con una sonrisa arrogante, mientras se cruzaba de brazos como si fuera el dueño del mundo.Lu
C105- NO PUEDO CASARME CON NINGUNA MUJER.FRANCIA. La ciudad brillaba bajo el cielo nocturno, y desde el balcón del lujoso penthouse, la Torre Eiffel se alzaba imponente, bañada en luces doradas que resaltaban su majestuosidad. El aire frío de París se colaba entre las cortinas abiertas, pero él no parecía notarlo. Con un vaso de whisky en la mano, el hombre permanecía inmóvil, vestido con una camisa negra perfectamente ajustada y un pantalón del mismo color, que le daban un aire de elegancia y misterio. En su dedo anular, el reflejo tenue de la luz nocturna brillaba sobre un anillo de bodas. Bebió un sorbo lento, con su mirada fija en la torre, pero sus ojos verdes, intensos y calculadores, estaban claramente en otro lugar. O tal vez, en alguien. Sus pensamientos eran un laberinto, uno al que pocos, o quizás nadie, tenían acceso.De repente, el sonido de unos tacones resonó sobre el mármol pulido. Los pasos eran lentos, seguros, cada vez más cercanos. Él no se giró. No hizo ni
C106- MARIPOSA TRAIDORA.El auto lujoso avanzaba por las calles de París, deslizándose entre las luces neón y el reflejo del Sena. Cassio iba en la parte trasera, con la mirada fija en la ciudad que pasaba de largo. Pero no veía las luces ni los edificios; en su mente solo había una imagen. Luna. Y sus últimas palabras. «Ojalá... ojalá nunca te hubiera conocido». Su mandíbula se tensó. Sus manos se cerraron en puños hasta que los nudillos se volvieron blancos. Un dolor profundo lo atravesó, clavándose en su pecho como una daga lenta y despiadada. Cerró los ojos, tratando de apagar el eco de su voz en su cabeza. Pero era inútil. El dolor y la tristeza se mezclaban como una tormenta dentro de él, devorándolo desde adentro. Cuando volvió a abrir los ojos, su mirada ardía. Había algo más que tristeza en su interior. Determinación y fuego. Porque él había sobrevivido al infierno y ahora estaba listo para tenerlo todo de vuelta a donde pertenecía.Después de la explosión, su cuerpo q
C107- LA PEOR PESADILLA.El motor rugía y, afuera, la noche envolvía la ciudad en un manto de sombras. Cassio permanecía impasible, con su mirada fija en el cristal tintado, como si pudiera atravesarlo con la fuerza de su voluntad.Eros lo observó de reojo.Conocía a Cassio desde hacía un tiempo, había estado a su lado en las peores situaciones, pero esto… esto era otra cosa. Se aclaró la garganta, midiendo sus palabras antes de hablar.—¿Estás completamente seguro de esto? No hay vuelta atrás. Una vez que crucemos esta línea…Cassio no respondió de inmediato. Su rostro era una máscara de piedra, fría e inescrutable. Luego de un tiempo, finalmente, giró la cabeza y clavó sus ojos en Eros, duros como el acero.—¿Dudas de mí? —Su voz fue baja, pausada, pero cada palabra pesaba como una sentencia—. ¿Después de todo lo que he pasado? ¿Después de todo lo que me han quitado?Eros negó con la cabeza.—No, Cassio, nunca. Sabes que te apoyo. Pero… esto es diferente. Estamos hablando de un niño