C107- LA PEOR PESADILLA.El motor rugía y, afuera, la noche envolvía la ciudad en un manto de sombras. Cassio permanecía impasible, con su mirada fija en el cristal tintado, como si pudiera atravesarlo con la fuerza de su voluntad.Eros lo observó de reojo.Conocía a Cassio desde hacía un tiempo, había estado a su lado en las peores situaciones, pero esto… esto era otra cosa. Se aclaró la garganta, midiendo sus palabras antes de hablar.—¿Estás completamente seguro de esto? No hay vuelta atrás. Una vez que crucemos esta línea…Cassio no respondió de inmediato. Su rostro era una máscara de piedra, fría e inescrutable. Luego de un tiempo, finalmente, giró la cabeza y clavó sus ojos en Eros, duros como el acero.—¿Dudas de mí? —Su voz fue baja, pausada, pero cada palabra pesaba como una sentencia—. ¿Después de todo lo que he pasado? ¿Después de todo lo que me han quitado?Eros negó con la cabeza.—No, Cassio, nunca. Sabes que te apoyo. Pero… esto es diferente. Estamos hablando de un niño
C108- FANTASMAS QUE REGRESAN.El caos se desató en la iglesia en cuanto la niñera llegó llorando. Luna la sujetó con fuerza, sus ojos desorbitados por el terror.—¡Dime qué pasó! ¡Dónde está mi hijo!La niñera sollozó, apenas pudiendo hablar.—Nos emboscaron al salir de la mansión... Eran hombres armados... Se lo llevaron en una camioneta negra... Lo intenté, señora, intenté protegerlo... Pero...Luna la soltó de golpe, tambaleándose hacia atrás. Su pecho subía y bajaba rápido, como si el aire se le escapara. Emiliano, con su frialdad acostumbrada, se giró hacia sus hombres y escupió sus órdenes con voz de acero.—¡Cierren la iglesia y las malditas calles de esta ciudad! ¡Nadie sale, ¿entienden?! ¡Encuentren a mi nieto!Los soldados se movieron al instante, mientras Kieran se acercaba a Luna y la rodeaba con un abrazo, su voz grave y firme contra su oído.—Tranquila. Lo encontraremos. Y castigaremos al maldito que se atrevió a tocarlo.Pero Luna negó con la cabeza, sus labios tembland
C109- ERA ÉL.Luna despertó de golpe, jadeando como si hubiese emergido de un mal sueño. Pero no era un sueño, era su realidad. Su pecho subía y bajaba con rapidez mientras todo se abalanzaba sobre ella como una tormenta implacable: Jared estaba secuestrado, Cassio estaba vivo, y con ello, miles de preguntas la asaltaban como cuchillas afiladas.¿Cómo era posible? ¿Cómo había sobrevivido? ¿Por qué había regresado ahora? Y, sobre todo, ¿por qué se había llevado a Jared?El hombre que ella había amado con cada fibra de su ser, el padre de su hijo, el esposo que creyó muerto... ¿Cómo podía él hacerle esto?Sus manos temblaban mientras se pasaban por su rostro, tratando de calmar el torbellino en su interior. Pero entonces, algo más profundo, más primitivo, se encendió en su pecho: una furia maternal.Su hijo estaba con él, y aunque Cassio era el padre, el acto de llevárselo sin su consentimiento había encendido una llama de ira que no podía ignorar. Se levantó de la cama con un movimient
C110- LA SEGUNDA LLAMADA.Cassio no pudo dar un paso más. Él, un hombre que había enfrentado la muerte sin pestañear, estaba totalmente asustado por la pequeña personita delante de él.Su hijo.Lo más hermoso que había visto en su vida.Durante ocho años había imaginado este momento, pero ninguno de sus sueños se comparaba con la realidad. Ver esos ojos idénticos a los suyos mirándolo… era más de lo que jamás se había permitido desear.Intentó hablar, pero las palabras no salieron. Así que dio unos pasos adelante, despacio. Pero Jared frunció el ceño y retrocedió, lo que hizo que Cassio se congelara en seco.—No voy a hacerte daño —logró decir con voz suave—. Nunca lo haría.Tragó saliva, con el corazón latiendo con fuerza contra su pecho. Dio otro paso, con cuidado, como si estuviera acercándose a un animal asustado.—Te quiero, Jared —su voz era honesta, quebrada por la emoción—. Te he soñado incontables veces… y aunque aún no sabes quién soy realmente, cuando lo sepas…—Sé quién er
C111- UN BESO QUE CONSUME.El elegante auto negro se detuvo frente a la propiedad, una mansión antigua, con paredes de piedra oscura y ventanales altos que miraban la ciudad gris de Glasgow.Luna bajó del auto con pasos medidos.El viento frío le golpeó el rostro, pero no bastaba para calmar el incendio que le quemaba el pecho. Tragó saliva y apretó los dedos alrededor de su bolso. Podía sentir el ritmo errático de su corazón, traicionándola.«No sientas nada… no sientas nada…» se repitió para sí misma, pero las mariposas seguían ahí, aleteando con violencia.El mayordomo la condujo por los pasillos silenciosos. Cada paso resonaba sobre el mármol. Luna mantenía la espalda recta, los labios apretados, pero por dentro se sostenía a duras penas. Y cuando el hombre se detuvo frente a las puertas de madera oscura, el aire se espesó aún más.—Señora… —dijo el mayordomo con voz seca, haciendo una leve inclinación antes de retirarse.Luna alzó la mano, pero sus dedos temblaban apenas. Cerró l
C112- COMO EL PRIMER DÍA.Jared entró corriendo y se lanzó a los brazos de Luna. Ella lo sujetó con fuerza, cerrando los ojos un instante, como si necesitara convencerse de que realmente lo tenía ahí, a salvo.—¿Estás bien, mi amor? ¿Ya comiste? —le preguntó con suavidad, acariciándole el cabello.—Quiero irme a casa —susurró Jared, mirando a Cassio de reojo con frialdad—. No quiero estar aquí.Cassio apretó la mandíbula. Le dolía que su propio hijo lo rechazara. Pero no dijo nada, solo observó, impasible.—Quiero ver al abuelo, mamá. ¿Kieran vino contigo? ¿Dónde está?Luna tragó con dificultad. Su hijo buscaba refugio en la única familia que conocía, en el hombre que lo había criado. Lo entendía, pero dolía. Sonrió con ternura y acunó la carita de Jared entre sus manos.—Cariño... yo... tengo que hablar con... —respiró hondo, tratando de encontrar las palabras—, con tu papá. Sé que eres un chico inteligente y sabes que él es tu papá, ¿verdad?Jared miró a Cassio y luego a su madre. A
C113- QUIERO ESTAR CON MI HIJO.Luna dio un paso atrás antes de que la situación se descontrolara más. Su respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba rápido mientras su mente trataba de procesar lo que acababa de ocurrir. Cassio, en cambio, no se movió. La miraba como si no hubiera nada más en la habitación, como si la pelea, el rencor y los años no hubieran hecho mella en su deseo.—No te irás. —Su voz fue baja, pero implacable—. Ni tú ni Jared.Luna entrecerró los ojos, desafiándolo con la mirada.—No puedes obligarme.Cassio ladeó la cabeza y sonrió con frialdad.—A menos que quieras una guerra.Ella cruzó los brazos con una postura desafiante, aunque por dentro su corazón latía con fuerza.—¿Y qué? —soltó con desdén—. ¿Vas a declararle la guerra al mundo solo porque no soportas perder?Cassio se encogió de hombros.—Si se trata de ustedes, sí.Luna apretó los dientes y respiró hondo para calmarse. No podía permitirse caer en su juego.—Sigues sin entenderlo, Cassio. Se aca
C114- MAMÁ DUERME CONMIGO.La habitación era espaciosa, elegante, Luna escaneó el lugar y lo entendió al instante.Era su habitación.El pecho le dolió con un latido pesado. Nostalgia, amor, rabia… todo enredado en un nudo en la garganta. Se abrazó a sí misma, recordándose por qué estaba ahí.Decidida a no dejarse consumir por esos pensamientos, se metió al baño. El agua caliente hizo poco por aliviar la tensión de su cuerpo. Y al salir, abrió el vestidor y su mirada se clavó en la ropa femenina perfectamente colgada.Su estómago se encogió.«¿De quién eran?»Sus ojos se movieron con rapidez hasta las etiquetas.Nuevas.Sin usar.La claridad la golpeó como un balde de agua fría. Cassio lo había planeado todo.«Idiota»Soltó un bufido y tomó la pijama. Se la puso de mala gana, pero cuando la parte superior le quedó ajustada en el pecho, rodó los ojos con sorna.—Ja, qué detalle, parece que a alguien se le olvidó mi talla.Sacudió la cabeza, empujando esos pensamientos lejos, y fue haci