C110- LA SEGUNDA LLAMADA.Cassio no pudo dar un paso más. Él, un hombre que había enfrentado la muerte sin pestañear, estaba totalmente asustado por la pequeña personita delante de él.Su hijo.Lo más hermoso que había visto en su vida.Durante ocho años había imaginado este momento, pero ninguno de sus sueños se comparaba con la realidad. Ver esos ojos idénticos a los suyos mirándolo… era más de lo que jamás se había permitido desear.Intentó hablar, pero las palabras no salieron. Así que dio unos pasos adelante, despacio. Pero Jared frunció el ceño y retrocedió, lo que hizo que Cassio se congelara en seco.—No voy a hacerte daño —logró decir con voz suave—. Nunca lo haría.Tragó saliva, con el corazón latiendo con fuerza contra su pecho. Dio otro paso, con cuidado, como si estuviera acercándose a un animal asustado.—Te quiero, Jared —su voz era honesta, quebrada por la emoción—. Te he soñado incontables veces… y aunque aún no sabes quién soy realmente, cuando lo sepas…—Sé quién er
C111- UN BESO QUE CONSUME.El elegante auto negro se detuvo frente a la propiedad, una mansión antigua, con paredes de piedra oscura y ventanales altos que miraban la ciudad gris de Glasgow.Luna bajó del auto con pasos medidos.El viento frío le golpeó el rostro, pero no bastaba para calmar el incendio que le quemaba el pecho. Tragó saliva y apretó los dedos alrededor de su bolso. Podía sentir el ritmo errático de su corazón, traicionándola.«No sientas nada… no sientas nada…» se repitió para sí misma, pero las mariposas seguían ahí, aleteando con violencia.El mayordomo la condujo por los pasillos silenciosos. Cada paso resonaba sobre el mármol. Luna mantenía la espalda recta, los labios apretados, pero por dentro se sostenía a duras penas. Y cuando el hombre se detuvo frente a las puertas de madera oscura, el aire se espesó aún más.—Señora… —dijo el mayordomo con voz seca, haciendo una leve inclinación antes de retirarse.Luna alzó la mano, pero sus dedos temblaban apenas. Cerró l
C112- COMO EL PRIMER DÍA.Jared entró corriendo y se lanzó a los brazos de Luna. Ella lo sujetó con fuerza, cerrando los ojos un instante, como si necesitara convencerse de que realmente lo tenía ahí, a salvo.—¿Estás bien, mi amor? ¿Ya comiste? —le preguntó con suavidad, acariciándole el cabello.—Quiero irme a casa —susurró Jared, mirando a Cassio de reojo con frialdad—. No quiero estar aquí.Cassio apretó la mandíbula. Le dolía que su propio hijo lo rechazara. Pero no dijo nada, solo observó, impasible.—Quiero ver al abuelo, mamá. ¿Kieran vino contigo? ¿Dónde está?Luna tragó con dificultad. Su hijo buscaba refugio en la única familia que conocía, en el hombre que lo había criado. Lo entendía, pero dolía. Sonrió con ternura y acunó la carita de Jared entre sus manos.—Cariño... yo... tengo que hablar con... —respiró hondo, tratando de encontrar las palabras—, con tu papá. Sé que eres un chico inteligente y sabes que él es tu papá, ¿verdad?Jared miró a Cassio y luego a su madre. A
C113- QUIERO ESTAR CON MI HIJO.Luna dio un paso atrás antes de que la situación se descontrolara más. Su respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba rápido mientras su mente trataba de procesar lo que acababa de ocurrir. Cassio, en cambio, no se movió. La miraba como si no hubiera nada más en la habitación, como si la pelea, el rencor y los años no hubieran hecho mella en su deseo.—No te irás. —Su voz fue baja, pero implacable—. Ni tú ni Jared.Luna entrecerró los ojos, desafiándolo con la mirada.—No puedes obligarme.Cassio ladeó la cabeza y sonrió con frialdad.—A menos que quieras una guerra.Ella cruzó los brazos con una postura desafiante, aunque por dentro su corazón latía con fuerza.—¿Y qué? —soltó con desdén—. ¿Vas a declararle la guerra al mundo solo porque no soportas perder?Cassio se encogió de hombros.—Si se trata de ustedes, sí.Luna apretó los dientes y respiró hondo para calmarse. No podía permitirse caer en su juego.—Sigues sin entenderlo, Cassio. Se aca
C114- MAMÁ DUERME CONMIGO.La habitación era espaciosa, elegante, Luna escaneó el lugar y lo entendió al instante.Era su habitación.El pecho le dolió con un latido pesado. Nostalgia, amor, rabia… todo enredado en un nudo en la garganta. Se abrazó a sí misma, recordándose por qué estaba ahí.Decidida a no dejarse consumir por esos pensamientos, se metió al baño. El agua caliente hizo poco por aliviar la tensión de su cuerpo. Y al salir, abrió el vestidor y su mirada se clavó en la ropa femenina perfectamente colgada.Su estómago se encogió.«¿De quién eran?»Sus ojos se movieron con rapidez hasta las etiquetas.Nuevas.Sin usar.La claridad la golpeó como un balde de agua fría. Cassio lo había planeado todo.«Idiota»Soltó un bufido y tomó la pijama. Se la puso de mala gana, pero cuando la parte superior le quedó ajustada en el pecho, rodó los ojos con sorna.—Ja, qué detalle, parece que a alguien se le olvidó mi talla.Sacudió la cabeza, empujando esos pensamientos lejos, y fue haci
C115-NO LO QUIERO.Después de que Cassio se fue, Luna se acostó abrazando a Jared. Su mano acariciaba con suavidad el cabello de su hijo, pero su mente estaba lejos de la calma. Su pequeño había soportado mucho para su corta edad, y ahora, con Cassio de vuelta en sus vidas, no podía evitar preocuparse por lo que eso significaría para él.La incertidumbre era un nudo constante en su pecho.—Jared... cariño... —Luna habló suave pero temblorosa—. ¿Podemos hablar un momento?Él levantó la mirada, curioso, aunque algo cansado.—Sí, mamá.Luna respiró hondo. No sabía cómo empezar, pero no podía seguir guardándose aquello.—Ahora que has visto a Cassio. A tu... a tu padre.El rostro de Jared cambió. Bajó la mirada y empezó a jugar con un botón de su pijama, como si intentara evitar el tema. Y Luna sintió un pequeño pinchazo en el corazón al verlo así.—¿Cómo... cómo te sientes al respecto? —continuó ella, intentando sonar tranquila—. Sé que puede ser confuso. Cariño, es normal que no sepas c
C116- SOY TU HIJO.Cassio entró al comedor con la cara de alguien que había pasado la peor noche de su vida. Apenas había dormido, atormentado por los mismos pensamientos que no lo dejaban en paz. El viaje a Francia, la tensión con Luna, y Jared... todo parecía acumularse como una tormenta que estaba a punto de estallar.Se dejó caer en la silla y fijó la vista en la mesa. Los platos ya estaban dispuestos, pero ni su esposa e hijo estaban presentes.—¿Dónde están Luna y Jared? —preguntó.Una de las sirvientas, que estaba terminando de acomodar los cubiertos, se acercó con rapidez.—La señora está terminando de arreglarse, señor. Y el niño está en la cocina, eligiendo qué quiere desayunar. Al parecer… no le gustan los baked beans.Cassio alzó una ceja, claramente sorprendido. ¿Qué clase de niño no comía baked beans en Inglaterra? Suspiró, resignado, y respondió con tono firme pero calmado:—Dígale a la cocinera que prepare lo que le guste. Y que haga una lista con lo que prefiere comer
C117: SOLO SÉ SU PADRE.Cassio estaba sentado en el borde de su escritorio, con el teléfono en una mano y la mirada perdida en la puerta por donde Luna había salido apenas unos minutos antes. Su respiración aún era irregular, y en su mente se repetía la escena que acababa de ocurrir.Había estado a punto de hacerle el amor allí mismo, justo en ese estudio. La tensión entre ellos había sido insoportable, como un fuego que ninguno podía apagar. Pero fue ella quien se detuvo, quien se apartó, casi despavorida, como si quedarse un segundo más significara perder el control.Y tal vez lo habría hecho. Porque, a pesar de todo, Luna aún lo amaba, lo sabía. Lo había sentido en la forma en que sus labios respondieron a los suyos, en cómo su cuerpo temblaba cuando él la tocaba.Ese deseo que compartían era inevitable, y aunque la frustración lo carcomía, también le daba esperanza.Podía recuperarla. Tenía que hacerlo.La voz de Enzo lo sacó de sus pensamientos, grave y directa desde el otro lado