¡Mis mafiosas hermosas! 💋✨ 🍷🔥 Las que ya leyeron (o están devorando) "Los Trillizos del Magnate" saben que Ezra, ese esposo tóxico de Lucy (la hermana de Aaron), es un abusivo de cuidado. 😤 Pero, ¡no se preocupen, mis reinas! Porque aquí viene Eros, nuestro "Papacito" , a poner las cosas en su lugar. 💪😏 ¿Y qué creen? Ahora que hizo un trato con su cuñada, las cosas se van a poner más calientes que un verano en Miami. 🌶️🔥 ¿Están listas para ver cómo Eros le parte las bolas a Ezra? Porque yo SÍ. En un futuro 🙌💥 Un besote gigante a todas, ¡las amoooooo! 💖✨ #TeamEros #MafiaSquad #LosTrillizosDelMagnate
C93-EL PEOR ERROR DE SU VIDA.Luna escupió el agua en el lavabo, sintiendo cómo el sabor amargo que aún le revolvía el estómago. Se apoyó en el borde del mármol, respirando hondo. Y por un momento no pudo evitar pensar en Ezra.¿Qué hacía el hombre con el que Sabrina traiciono a Cassio ahí? No creía que fuera casualidad que estuviera en la misma fiesta que Cassio. No le gustaba.No le gustaba nada.Se tensó de solo recordar su mirada fría y lujuriosa sobre ella.—Basta —murmuró para sí, secándose los labios con una servilleta—. Le pediré a Cassio que nos vayamos. Necesito descansar.Se ajustó el vestido, notando cómo la tela se ceñía ligeramente a su vientre. Se miró en el espejo y una sonrisa suave apareció en su rostro. Puso una mano sobre la pequeña curva que apenas comenzaba a notarse.—Ya quiero tenerte en mis brazos —susurró, imaginando el momento en que finalmente pudiera abrazar a su bebé—. Papá y mamá te esperan con mucho amor, cariño.La sonrisa se mantuvo en sus labios mie
C94-ESPERO QUE NO LA ENCUENTRES.Cassio golpeó la pared del estudio con furia contenida, mientras que el alcalde, sentado tras su escritorio, observaba la escena con expresión tensa. Había ordenado cerrar todas las salidas de la mansión, pero no había señales de Luna. Y Cassio, cada vez más impaciente, caminaba de un lado a otro como un león enjaulado.—¡No puede ser que haya desaparecido así como así! —gritó, girándose abruptamente hacia Roberto—. ¿Qué? ¡¿No tienes seguridad en esta casa?! ¡¿Cómo sacan a una persona sin ser vista?!Roberto abrió la boca para responder, pero en cambio se levantó con calma de su asiento y se acercó a una mesa donde descansaba una botella de whisky. Sirvió dos vasos con movimientos pausados.—Cassio, no hay nada en las cámaras —dijo, ofreciéndole uno de los vasos—. No me explico cómo… —Bebió un gran trago antes de continuar—. Debió ser alguien que fue invitado a la gala. No hay forma de que haya entrado así nada más.Cassio tomó el vaso, lo vació de un
C95- HOLA, ESTRELLITA.Luna despertó lentamente. Su cabeza latía con fuerza, como un tambor dentro de su cráneo. Su boca estaba tan seca que apenas podía tragar. Entreabrió los ojos y vio un techo desconocido. La luz tenue revelaba que no estaba en casa.Con un movimiento lento, llevó una mano temblorosa hacia su vientre.—¿Mi bebé? —susurró, con la voz quebrada y angustiada—. ¿No le pasó nada?El miedo se apoderó de ella mientras trataba desesperadamente de recordar. Su mente parecía un rompecabezas roto. Cerró los ojos con fuerza, intentando juntar las piezas. Estaba en el baño... sí, eso lo recordaba. Iba a encontrarse con Cassio. Y luego... nada. Un vacío aterrador.—¿Qué está pasando? —murmuró, mientras se levantaba.Miró alrededor de la habitación. Era lujosa, sí, pero había algo en ella que la hacía sentir incómoda. Todo era demasiado perfecto, demasiado frío, como si careciera de vida. Caminó hacia las ventanas, buscando respuestas.Cuando apartó las cortinas, su corazón dio u
C96- ESTE TAMBIÉN ES TU MUNDO.Luna sintió que el aire le faltaba. Su mente retrocedió a las noches en vela, a las lágrimas derramadas, a las preguntas sin respuesta. A la imagen de su padre desaparecido, secuestrado, muerto. Y ahora, allí estaba, de pie, sonriendo como si nada hubiera pasado. Como si no hubiera dejado un vacío en su vida que jamás pudo llenar.—No... no puede ser —murmuró, retrocediendo un paso. Su voz temblaba, pero no de alegría. No todavía. —Estás muerto. Te busqué por meses. Te busqué y no te encontré. ¿Dónde estabas? ¿Por qué... por qué estás aquí?La última vez que habló con Cassio sobre su padre, le pidió que dejara de buscarlo. Le dijo que era hora de soltar esa esperanza, que con el tiempo, aceptó que probablemente su padre ya no estaba, que había desaparecido para siempre.Esto le dolió mucho y dejó un vacío en su corazón.Pero todo cambió con la llegada del bebé. Su vida volvió a llenarse de color y alegría. Su hijo se convirtió en lo más importante para e
C97-VOLVER CON ÉL.Luna seguía sin entender nada. Las palabras de Emiliano resonaban en su cabeza, pero no lograba darles sentido. Y, de pronto, una sensación de ira la invadió, quemándole el pecho.Se sintió traicionada, acorralada, y explotó.—¿Con qué derecho me señalas? —gritó, sus ojos llenos de lágrimas y rabia—. ¿Con qué derecho? ¡Mírate! Me engañaste, me mentiste por años... ¡y ahora me estás señalando porque estoy con el hombre que amo!Emiliano parpadeó, sorprendido, como si no hubiera esperado esa reacción.—¿Qué coño dices?Pero Luna no se detuvo. Levantó la mirada, desafiante, dispuesta a defender su amor por Cassio.—Sí, lo escuchaste bien. Amo a Cassio. Y además... —hizo una pausa, levantando la mano para mostrarle el anillo en su dedo—. Estoy casada con él.Emiliano bajó la mirada al anillo, y su expresión cambió al instante. Sus manos se apretaron en puños, y un siseo escapó de entre sus dientes.—Hijo de puta... —murmuró con furia—. Se atrevió a llegar tan lejos.—No
C98- ¿NO QUIERES SABER?Cassio gruñó con rabia contenida mientras revisaba los documentos que el investigador privado le había enviado por correo.―Hija de puta... ―murmuró, apretando los papeles con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.Esta vez no iba a dejarlo pasar. Sabrina tenía que enfrentarse a la verdad, y él iba a ser quien la obligara.Fue a su habitación y pateó la puerta con fuerza, haciéndola abrirse de golpe. Sabrina, que estaba de espaldas, se giró sobresaltada, dejando caer el vaso de agua que tenía en la mano.—¡Cass! ¿Qué... qué haces? —balbuceó, con los ojos abiertos como platos.—Eres una maldita serpiente. Una perra intrigante. ¿Creíste que no lo descubriría? ¿Que no me daría cuenta de quién eres en realidad? —espetó, avanzando hacia ella con una mirada oscura y peligrosa.Sabrina retrocedió un paso, temblando.—No sé de qué estás hablando, yo...Cassio no la dejó terminar, porque le lanzó los archivos a la cara. Los papeles volaron y cayeron al suelo
C99-¿QUIÉN RECIBIÓ EL DISPARO?Queria terminar con ella allí mismo, pero también tenía una necesidad desesperada de entender. Sabrina lo había manipulado tantas veces que ya no sabía qué era verdad y qué era mentira. Con un gruñido frustrado, bajó el arma de nuevo y la pateó a un lado, lejos del alcance de ambos. —Bien. Habla. Sabrina miró el arma en el suelo y luego a Cassio, evaluando cada movimiento, calculando cada segundo. Su sonrisa era tan tranquila como cruel. —Bueno, la verdad es que... siempre pudiste tener hijos —soltó, como si no fuera gran cosa—. Pero pagué para que el médico dijera lo contrario. La verdad, me gustaba estar contigo, Cass. Pero ese afán tuyo de ser padres, de tener niños corriendo por la casa... —chasqueó la lengua y negó con la cabeza—. No es lo mío.Cassio sintió un golpe en el pecho. Su mente se llenó de recuerdos: las visitas al médico, las noches en las que se culpaba a sí mismo por no poder darle un hijo, el dolor que había cargado durante años.
C100-DESTRUIR LAZOS.Por un segundo, el silencio reinó. Ambos quedaron inmóviles.Entonces, Sabrina retrocedió un paso, tambaleándose. Y un calor húmedo comenzó a extenderse por su abdomen. Bajó la mirada y vio la sangre brotar, manchando su ropa. El dolor llegó como una ola, intenso y abrasador.—Tenía que protegerlo, señor —dijo uno de los guardaespaldas de Cassio, en la puerta y aún sosteniendo el arma que había disparado.Su voz era fría, sin rastro de arrepentimiento.Cassio lo miró por un momento, luego volvió su atención a Sabrina, quien cayó de rodillas al suelo. La sangre comenzó a brotar de su boca mientras intentaba respirar.—Te lo dije, Sabrina —dijo Cassio, acercándose lentamente, su voz tan calmada que resultaba escalofriante—. Que esto solo podía terminar de una manera.Ella lo miró con odio puro.—Eres un maldito monstruo, Cassio —escupió—. Luna... Luna nunca te va a amar. Prefiere estar perdida que contigo.Las palabras lo desgarraron por dentro, pero Cassio no mostr