C76- CERCA DE MI HERMANA.La cena era tensión total, rota solo por el leve tintineo de los cubiertos contra los platos. Luna estaba sentada al lado de Cassio, con Sara frente a ellos. La disposición de los asientos era casi simbólica: dos bandos enfrentados, con Cassio atrapado en el medio.Luna comía en silencio, su mirada fija en el plato, como si Cassio y Sara no existieran. Pero por dentro, cada palabra de ella era como una astilla clavándose en su piel.Cassio, por su parte, intentaba mantener la calma. Ni en un millón de años hubiera esperado que su excuñada apareciera en su puerta. Había perdido el contacto con Sara desde que Sabrina murió.Sara parloteaba como un loro, pero su atención estaba en su esposa. No podía dejar de mirarla, esperando algún gesto, alguna señal de que ella estaba bien. Porque sabía que estaba enojada. Pero ella lo ignoraba y su indiferencia lo lastimaba más de lo que quería admitir. Luna estaba dolida, luchando por mantener su dignidad, y eso solo lo ha
C77- MISMO PERFUME.Cassio se quedó inmóvil, su mirada fija en Sara mientras intentaba procesar sus palabras. Un destello de sorpresa cruzó su rostro antes de que la incomodidad y la tensión volvieran a apoderarse de él. —¿Vivir aquí? —Sí. —Respondió ella tomando la copa de agua.Cassio buscó la mirada de Luna y lo que vio lo hizo tragar. Ella no estaba de acuerdo. Y él tampoco, si le preguntaban. Con Sara allí, siendo un constante recordatorio de Sabrina, jamás arreglaría la situación con Luna. Se aclaró la garganta antes de hablar. —Sara… de verdad me preocupa verte así. Realmente me preocupa. Pero vivir aquí... no sé si es la solución. Necesitas ayuda profesional, no solo la cercanía de Sabrina. ¿Has considerado hablar con alguien?Sara bajó la mirada, avergonzada. —Ya lo sé, Cassio. Pero... no puedo ahora. No tengo... no tengo fuerzas. Solo... solo quiero estar cerca de ella.Él suspiró, pasando una mano por su cabello. —Entiendo que estés sufriendo, pero...Sara levantó la v
C78- ¡UNA DAMA, UNA SANTA! —¿Por qué...? —su voz salió baja—. ¿Por qué usas el mismo perfume que Sabrina? —¿Este perfume? —dijo Sara, con una voz que pretendía ser casual pero que tenía un dejo de tensión—. Ah, sí... Sabrina lo usaba mucho, ¿no? A veces me pregunto si hay cosas que heredamos sin darnos cuenta. —Hizo una pausa, mirando hacia la ventana como si buscara las palabras correctas—. ¿Crees que es posible que algo de ella siga aquí, a través de mí? Cassio la miró fijamente, su expresión mostraba confusión. Sara suspiró profundamente y se puso de pie. —Gracias por apoyarme, Cass —continuó, con una voz más suave—. Sé que desde el cielo, Sabrina estaría muy feliz de verte así. Y bueno… creo que debo irme a dormir. Antes de que él pudiera decir algo, ella ya se estaba yendo, cerró la puerta con un suave golpe, dejándolo con la palabra en la boca. Pero tan pronto estuvo sola se apoyó contra la pared, apretando los puños con fuerza. Y un brillo oscuro se apoderó de sus ojos. —¡
C79-DIVORCIADA DOLIDA. Sara sonreía, con esa expresión perfectamente calculada de inocencia que no engañaba a Luna ni por un segundo. Luna la miró, imperturbable, su tono gélido y cortante. —No tienes que fingir conmigo. No soy una ilusa como mi marido. Puedo ver a través de ti. Sara mantuvo el silencio por un momento. Luego, una suave risa escapó de sus labios. —No entiendo qué quieres decir… —musitó, ladeando la cabeza con dulzura fingida. Luna se cruzó de brazos, observándola con una mezcla de tedio y desdén, pero entonces Sara dejó caer su veneno con un susurro casual. —Cassio y Sabrina eran muy felices, ¿sabes? Lo recuerdo tan bien… él la amaba profundamente. Siempre fue ella. Un frío ardiente recorrió el cuerpo de Luna, pero no parpadeó. Ni siquiera pestañeó. En cambio, dio un paso lento hacia Sara, acercándose lo suficiente como para que la otra mujer sintiera su presencia como una amenaza silenciosa. —Sabrina es el pasado —susurró —. Yo soy el presente. Y en cuanto a
C80- SEÑORA KING.Luna estaba sentada en su cama, con las piernas cruzadas y las manos apretadas sobre su regazo. Su mirada estaba fija en el suelo, pero su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones. Las palabras de Sara resonaban una y otra vez en su cabeza.Rabia.Dolor.Dudas.Todo se mezclaba en su pecho, oprimiéndola como una tormenta que no podía controlar.¿Cuál era realmente su lugar? ¿Era ella una sombra pasajera en la vida de Cassio o tenía derecho a soñar con un futuro junto a él?Cerró los ojos, intentando ahogar la voz de Sara, pero las preguntas seguían ahí, punzantes, como cuchillos invisibles.La puerta se abrió de repente y Cassio entró con una sonrisa amplia, sus ojos brillantes de esperanza. Estaba ansioso por compartir con Luna las buenas noticias que, al menos en su mente, ya eran un hecho.El resultado de su espermograma traería un cambio, un nuevo comienzo. Pero su entusiasmo se desmoronó al instante al ver la expresión de su mujer.—Luna... —murmuró.
C81- CASSIO JR.Luna sintió cómo su corazón se derretía ante la fuerza de sus palabras, ante la pasión que Cassio ponía en cada sílaba. Pero esa emoción, ese calor que comenzaba a llenar su pecho, se empañó rápidamente con la realidad que no podía ignorar. Sara seguía en esa casa, y su presencia era un recordatorio constante de todo lo que los separaba.—Entonces, si es así... —dijo, su voz ahora teñida de una tristeza que no podía ocultar—. ¿Por qué ella sigue aquí? ¿Por qué?Cassio soltó su rostro y dio un paso atrás, pasando una mano por su cabello con frustración. Su expresión reflejaba la lucha interna que lo consumía.—Nena, ya te lo dije. Solo quiero ayudarla. La culpa...—¡No es tu m*****a culpa! —gritó Luna, incapaz de contenerse más—. ¡No es tu culpa, Cassio! ¿Cuándo vas a entenderlo?Él apretó las manos en puños, con el pecho subiendo y bajando por las respiraciones profundas mientras intentaba mantener el control. Finalmente, asintió, pero su mirada estaba oscurecida por s
C82- ERES UNA CELOSA, ¿SABÍAS?El silencio que siguió fue ensordecedor. Luna apretó los ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas, pero una solitaria rodó por su mejilla. Sin embargo, un pensamiento irrumpió en su mente como un relámpago: Sara estaba en casa. Esa mujer aprovecharía cualquier oportunidad para acercarse a Cassio. Su llanto cesó de inmediato, se giró bruscamente en la cama y una avalancha de imágenes de la peliteñida tratando de ponerle las manos encima a su marido la atormentaron. —¡Maldit@ sea! —murmuró mientras se levantaba con prisa. Buscó su bata, se la puso casi a tientas y salió de la habitación.En el pasillo, la escena que encontró hizo que su sangre hirviera. Sara estaba allí, inclinada hacia Cassio con una sonrisa que Luna conocía demasiado bien. En realidad, ella había salido de su habitación para espiar, y todo parecía ir maravillosamente bien para ella… hasta que Luna apareció. Sara, al verla, maldijo en silencio, pero mantuvo su fachada de inocen
C83 - SECRETOS Y DECISIONES.Desde el incidente en la habitación, Luna había impuesto la ley del hielo. Cassio intentó acercarse un par de veces, pero su esposa reaccionaba como un puercoespín, erizando sus púas al menor intento de diálogo. Finalmente, llamó a Svetlana y soportó un sermón de casi una hora. Cuando ella por fin se tomó un respiro, soltó un seco: "Dale espacio", y colgó. Eso fue lo que hizo desde entonces.Suspiró, dejó la pluma sobre el escritorio y miró la fecha en el calendario. Los estudios debían llegar pronto. Su corazón latió con fuerza. Se removió en la silla, ansioso. En cuanto tuviera el resultado en sus manos, lo leería de inmediato. Si confirmaban lo que él deseaba, si de verdad podía hacer bebés, iría corriendo a contárselo a Luna. Besaría sus pies, se arrastraría si era necesario, pero haría todo para recuperarla.Ahora que lo pensaba con la cabeza más fría, reconocía lo estúpido que había sido. Se había dejado llevar por los celos y su propio dolor, y hab