C84-INSINUACIONES QUE HIEREN.Luna terminaba de acomodar las flores en el jarrón con precisión meticulosa cuando los pasos resonaron en el piso de mármol. No tuvo que girarse para saber quién era.—Vaya, qué dedicación. ¿Siempre te esfuerzas tanto en complacer a los demás? —la voz de Sara goteaba miel envenenada.Luna sintió el golpe, pero su expresión no varió. Sus manos siguieron trabajando entre los lirios y las rosas, ignorándola por completo. Sujetó un tallo con más fuerza de la necesaria, y la espina se clavó en su carne. La sangre manchó sus dedos, pero no mostró ni un atisbo de dolor.Sara, al notar la tensión, sonrió para sí misma.Disfrutaba molestándola, porque sabía que aunque Luna se mostrara fría y desinteresada, por dentro ardía. Era como dicen: el agua tanto cae sobre la roca que al final la rompe. Y ella era muy, muy persistente.Dio un paso más, tomó una rosa y cortó el tallo antes de dejarla en el jarrón.—Sabes, Cassio... él valora mucho los detalles —su tono era c
C85-PERDÓNAME, HIJO.—¿Crees que no me importas? —la voz de Cassio bajó, rota y vulnerable—. ¿Crees que no te amo? Dios mío, Luna, te estás alejando. Cada día te siento más lejos. Y lo único que quiero es... volver a ser lo que éramos. Recuperarte.Mientras, detrás de la puerta, Sara escuchaba, sus manos apretadas en puños. Lo que escuchaba no era lo que esperaba, sus ojos se entrecerraron.«Así que estas enamorado de ella. Perfecto. He sido demasiado paciente. Es hora de que tome medidas más directas»Con eso en mente se fue.Dentro de la habitación, Cassio avanzó hacia Luna con cautela. Y su voz tembló cuando volvió a hablar.—Mariposa, por favor, escúchame. Te amo. Te amo más que a nada en este mundo. Y sí, tengo miedo. Tengo miedo de perderte, de no ser suficiente, de no ser el padre que... que nuestro hijo necesita.Luna se quedó inmóvil y su expresión era de absoluta perplejidad.—¿Q-que... qué dices? —tartamudeó Luna, incapaz de comprender.Él tragó con dificultad, sus ojos ard
C86- AHORA MISMO SE MUDA.La luz matinal se filtraba entre las cortinas, bañando el estudio en un resplandor dorado. Cassio se mantenía de pie, rígido, con los brazos cruzados sobre el pecho. Su mirada helada perforaba a Sara, quien permanecía de pie, sin inmutarse.—Quiero que me lo expliques —exigió—. ¿Por qué le dijiste a Luna que yo te pedí que te quedaras?Sara no parpadeó. Su expresión era seria, casi despectiva.—¿Eso te dijo?—Sí, y le creo. Sé que Luna nunca me mentiría —Cassio avanzó un paso, su postura dominando la habitación—. Ahora quiero que me digas qué pretendes y que luego te vayas de mi casa.Un destello de rabia brilló en los ojos de Sara, pero su rostro se mantuvo inalterable. Sin embargo, su pecho subía y bajaba con un ritmo acelerado, y cuando habló, su voz se quebró con una mezcla de impotencia y dolor.—¡Eso no es cierto! Luna está mintiendo porque me odia… me odia porque me parezco a Sabrina. ¡Lo hace desde que llegué! —tragó y adoptó una expresión afligida—.
C87- EMBARAZARTE SIEMPRE.La habitación era pequeña, con paredes pálidas y un mobiliario modesto. Nada comparado con el lujo al que Sara estaba acostumbrada.Era una burla.Su cuerpo temblaba de rabia mientras recorría el espacio con la mirada. Compartir casa con los empleados…¿Cassio en serio la había degradado de esta manera?De un manotazo, tiró la lámpara de la mesita de noche. El estruendo retumbó en la habitación mientras la cerámica se hacía pedazos contra el suelo.—¡Maldita seas, Luna! —escupió, con el pecho agitándose de furia.Sus uñas se clavaron en sus palmas, la piel ardiendo con la rabia contenida.—No lo permitiré… Lo que siempre ha sido mío, seguirá siendo mío.Su respiración se tornó más pausada, controlada, pero el fuego en su mirada ardía con más intensidad que nunca.No importaba cuánto tuviera que esperar.No importaba cuánto tuviera que hacer.Luna iba a pagar.Se aseguraría de ello.[*]Ese mismo día, Cassio no había querido ocultarle la verdad a Luna. Opto por
C88-NÁUSEAS MATUTINAS. La tenue luz de la mañana se filtraba por las ventanas de la cocina, iluminando los muebles de madera pulida y los utensilios perfectamente alineados. Sara, apareció somnolienta y maldiciendo al colchón donde dormía, no era nada a lo que estuviera acostumbrada. Se acerco a donde dos empleadas de la mansión charlaban mientras desayunaban.—Ustedes —dijo Sara, interrumpiendo su conversación—. Prepárenme el desayuno. Algo saludable. No quiero cualquier cosa, quiero un soufflé de espárragos con una guarnición de frutas frescas.Las empleadas intercambiaron miradas rápidas, y luego, como si una chispa hubiera encendido su humor, estallaron en carcajadas.Sara frunció el ceño, su semblante se endureció aún más mientras las observaba con desdén.—¿Qué es tan gracioso, par de inútiles?Una de las mujeres, avanzó hacia ella con una sonrisa burlona pintada en los labios.—¿Quién te crees que eres para darnos órdenes? —dijo, cruzándose de brazos y mirándola de arriba a ab
C89- PLATO ENVENENADO.Sara avanzó por el pasillo con pasos ligeros, la puerta de la cocina estaba entreabierta, y desde allí llegaban las risas y el parloteo de las empleadas. Se detuvo justo antes de cruzar el umbral, apoyando la espalda contra la pared y aguzando el oído.—¿Ya está lista la sopa para la señora? —preguntó una de las mujeres ―La pobrecita esta mal con las náuseas, le recomendé esta sopa para su estómago y nutrirá al bebe.La emoción en la empleada hizo que Sara hiciera un mohín.«¡Malditas! ¿Qué le ven a esa zorra? Pero ya verán, me las van a pagar todos… ¡Todos!»—Sí, casi. Solo falta darle el último toque —respondió la otra empleada, dejando escapar una risita—. ¿Te has fijado cómo brilla últimamente? ¡Debe ser por el bebé!—Voy a buscar más pan a la despensa —dijo la que cocinaba, dejando el cucharón junto a la olla.—Y yo iré a revisar si la mesa está lista —añadió la otra, secándose las manos en el delantal antes de salir también.Fue el momento que habia espera
90- MOLESTIAS ESTOMACALES.Cassio observó a Luna con atención, su ceño fruncido reflejando preocupación y confusión.—¿Qué pasa, amor? ¿Por qué pones esa cara?Luna dejó caer la cuchara de golpe y su rostro perdió color mientras se ponía de pie de forma abrupta.—Yo... yo... —balbuceó antes de girarse y correr hacia el baño del piso de abajo.Cassio se levantó de inmediato.—¿Náuseas otra vez? ¿Cuánto dura eso? —se preguntó en voz alta, frustrado, mientras la alcanzaba para ayudarla en lo que fuera necesario.Minutos después, ambos regresaron al comedor. Luna parecía más tranquila, aunque algo pálida. Y Cassio, por su parte, no dejó de mirarla con preocupado.—¿Seguro que no llamo a un médico?—No, Cassio. Esto es normal —respondió ella con un suspiro—. Lo vi en el video de embarazadas que me envió Lana.—Sí, pero ya vas dos veces. ¿Y si te enfermas o algo? —replicó él, sin soltar su postura protectora.Luna sonrió con cansancio y tomó su rostro entre las manos, acariciándolo suavement
C91-LA BELLEZA SIEMPRE ATRAE PROBLEMAS.Luna se miraba al espejo, ajustándose los pendientes con cuidado. Su vestido dorado caía sobre su figura como una segunda piel, elegante y sensual, resaltando cada curva. Su cabello estaba recogido en una coleta alta, dejando al descubierto su cuello, mientras que su maquillaje hacía que sus ojos verdes brillaran con intensidad. Parecía una diosa moderna, lista para conquistar el mundo.De repente, sintió los labios de Cassio rozar su cuello; él sonrió contra su piel.—Estás hermosa. Tanto que me hace reconsiderar si debería dejarte salir esta noche... No quiero tener que romperle la cara a nadie que te mire demasiado.Luna soltó una risa suave, girándose para mirarlo.—¿Y quién dice que necesito que me cuides? Podría defenderme sola si alguien se atreve.Él arqueó una ceja, divertido, y su mano bajó hasta una de sus nalgas.—Siempre voy a defenderte, mariposa… Defender lo que es mío.Ella se rió de nuevo, esta vez más abiertamente, mientras aju