C73- COMUNICARSE CON DIOS.Luna apenas alcanzó el pomo de la puerta, cuando él la agarró del brazo con brusquedad, obligándola a girarse hacia él. Sus ojos estaban encendidos, oscuros como la noche, pero llenos de una tormenta que parecía fuera de control.—No vas a irte, Luna —gruñó ―¿Crees que puedes simplemente escapar de mí? No. Nunca. Porque tú me perteneces.Ella miró su brazo, ardía donde él la sostenía, pero no era nada comparado con el fuego que sentía en su pecho. Se zafó de su agarre con un tirón, su mirada era como la de una leona protegiendo a su cachorro.—No soy una maldita posesión, Cassio —dijo, con la voz cargada de desprecio y dolor. ―Soy un ser humano, y por encima de todo, soy la madre de un niño que no tiene que vivir con un padre que lo ¡desprecia!La palabra "padre" golpeó algo dentro de él. Era estéril. Ese niño no podía ser suyo. Y, sin embargo, Luna seguía llamándolo padre. ¿Por qué? ¿Por qué lo hacía? Una parte de él quería creer que sí, que de algún modo,
C74- DEMONIOS QUE LLAMAN A TU PUERTA.Cassio se quedó inmóvil, observando cómo Luna se alejaba y cada palabra que ella había dicho resonaba en su cabeza como un eco que no podía silenciar."Soy la madre de un niño que no tiene que vivir con un padre que lo desprecia… Este bebé es tuyo."Cerro los ojos y se apretó el puente de la nariz. Su mente era un torbellino de preguntas sin respuestas.¿Y si era verdad? ¿Y si estaba cometiendo el peor error de su vida?La posibilidad lo destruía.No podía ignorar la certeza en la voz de Luna, la manera en que lo había dicho. No había duda en ella, ni un atisbo de inseguridad. Ella lo creía. Estaba absolutamente segura de que ese bebé era suyo. Y eso, más que cualquier otra cosa, lo hacía tambalearse.Porque si ella estaba tan segura, ¿podía él estar equivocado?Y de repente, la voz de ella regresó a su mente, aguda y llena de desprecio, como un látigo que lo azotaba una y otra vez. «Eres un hombre incompleto, Cassio. Nunca podrás darme lo que qu
C75- CASS, ¿NO TE ALEGRAS DE VERME?El silencio en la sala era tan denso que parecía envolverlo todo, hasta que el sonido de unos pasos rompió la tensión. Una mujer apareció en el marco de la puerta, como una figura salida de un sueño... o quizás de una pesadilla. Su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus ojos, de un dorado hipnotizante, atraparon de inmediato la atención de quienes estaban en la habitación.—Hola, cuñado... —saludó con una voz dulce, cargada de familiaridad.Cassio retrocedió un paso, como si el suelo bajo sus pies amenazara con ceder. Su rostro reflejaba puro asombro, como si estuviera viendo un fantasma. Frente a él estaba la viva imagen de su exnovia fallecida.Su hermana gemela.Luna sintió cómo el aire escapaba de sus pulmones. Su corazón latía con fuerza desbocada, y un nudo se formó en su estómago. La mujer frente a ella era idéntica a la de la foto que había visto antes.«¿Son gemelas?» pensó, mientras un escalofrío le recorría la espalda
C76- CERCA DE MI HERMANA.La cena era tensión total, rota solo por el leve tintineo de los cubiertos contra los platos. Luna estaba sentada al lado de Cassio, con Sara frente a ellos. La disposición de los asientos era casi simbólica: dos bandos enfrentados, con Cassio atrapado en el medio.Luna comía en silencio, su mirada fija en el plato, como si Cassio y Sara no existieran. Pero por dentro, cada palabra de ella era como una astilla clavándose en su piel.Cassio, por su parte, intentaba mantener la calma. Ni en un millón de años hubiera esperado que su excuñada apareciera en su puerta. Había perdido el contacto con Sara desde que Sabrina murió.Sara parloteaba como un loro, pero su atención estaba en su esposa. No podía dejar de mirarla, esperando algún gesto, alguna señal de que ella estaba bien. Porque sabía que estaba enojada. Pero ella lo ignoraba y su indiferencia lo lastimaba más de lo que quería admitir. Luna estaba dolida, luchando por mantener su dignidad, y eso solo lo ha
C77- MISMO PERFUME.Cassio se quedó inmóvil, su mirada fija en Sara mientras intentaba procesar sus palabras. Un destello de sorpresa cruzó su rostro antes de que la incomodidad y la tensión volvieran a apoderarse de él. —¿Vivir aquí? —Sí. —Respondió ella tomando la copa de agua.Cassio buscó la mirada de Luna y lo que vio lo hizo tragar. Ella no estaba de acuerdo. Y él tampoco, si le preguntaban. Con Sara allí, siendo un constante recordatorio de Sabrina, jamás arreglaría la situación con Luna. Se aclaró la garganta antes de hablar. —Sara… de verdad me preocupa verte así. Realmente me preocupa. Pero vivir aquí... no sé si es la solución. Necesitas ayuda profesional, no solo la cercanía de Sabrina. ¿Has considerado hablar con alguien?Sara bajó la mirada, avergonzada. —Ya lo sé, Cassio. Pero... no puedo ahora. No tengo... no tengo fuerzas. Solo... solo quiero estar cerca de ella.Él suspiró, pasando una mano por su cabello. —Entiendo que estés sufriendo, pero...Sara levantó la v
C78- ¡UNA DAMA, UNA SANTA! —¿Por qué...? —su voz salió baja—. ¿Por qué usas el mismo perfume que Sabrina? —¿Este perfume? —dijo Sara, con una voz que pretendía ser casual pero que tenía un dejo de tensión—. Ah, sí... Sabrina lo usaba mucho, ¿no? A veces me pregunto si hay cosas que heredamos sin darnos cuenta. —Hizo una pausa, mirando hacia la ventana como si buscara las palabras correctas—. ¿Crees que es posible que algo de ella siga aquí, a través de mí? Cassio la miró fijamente, su expresión mostraba confusión. Sara suspiró profundamente y se puso de pie. —Gracias por apoyarme, Cass —continuó, con una voz más suave—. Sé que desde el cielo, Sabrina estaría muy feliz de verte así. Y bueno… creo que debo irme a dormir. Antes de que él pudiera decir algo, ella ya se estaba yendo, cerró la puerta con un suave golpe, dejándolo con la palabra en la boca. Pero tan pronto estuvo sola se apoyó contra la pared, apretando los puños con fuerza. Y un brillo oscuro se apoderó de sus ojos. —¡
C79-DIVORCIADA DOLIDA. Sara sonreía, con esa expresión perfectamente calculada de inocencia que no engañaba a Luna ni por un segundo. Luna la miró, imperturbable, su tono gélido y cortante. —No tienes que fingir conmigo. No soy una ilusa como mi marido. Puedo ver a través de ti. Sara mantuvo el silencio por un momento. Luego, una suave risa escapó de sus labios. —No entiendo qué quieres decir… —musitó, ladeando la cabeza con dulzura fingida. Luna se cruzó de brazos, observándola con una mezcla de tedio y desdén, pero entonces Sara dejó caer su veneno con un susurro casual. —Cassio y Sabrina eran muy felices, ¿sabes? Lo recuerdo tan bien… él la amaba profundamente. Siempre fue ella. Un frío ardiente recorrió el cuerpo de Luna, pero no parpadeó. Ni siquiera pestañeó. En cambio, dio un paso lento hacia Sara, acercándose lo suficiente como para que la otra mujer sintiera su presencia como una amenaza silenciosa. —Sabrina es el pasado —susurró —. Yo soy el presente. Y en cuanto a
C80- SEÑORA KING.Luna estaba sentada en su cama, con las piernas cruzadas y las manos apretadas sobre su regazo. Su mirada estaba fija en el suelo, pero su mente estaba atrapada en un torbellino de emociones. Las palabras de Sara resonaban una y otra vez en su cabeza.Rabia.Dolor.Dudas.Todo se mezclaba en su pecho, oprimiéndola como una tormenta que no podía controlar.¿Cuál era realmente su lugar? ¿Era ella una sombra pasajera en la vida de Cassio o tenía derecho a soñar con un futuro junto a él?Cerró los ojos, intentando ahogar la voz de Sara, pero las preguntas seguían ahí, punzantes, como cuchillos invisibles.La puerta se abrió de repente y Cassio entró con una sonrisa amplia, sus ojos brillantes de esperanza. Estaba ansioso por compartir con Luna las buenas noticias que, al menos en su mente, ya eran un hecho.El resultado de su espermograma traería un cambio, un nuevo comienzo. Pero su entusiasmo se desmoronó al instante al ver la expresión de su mujer.—Luna... —murmuró.