C69-¡NO PUEDO TENER HIJOS!El la miraba fijamente, su respiración pesada, su mano seguía apretando su cuello, no con la intención de lastimarla, pero lo suficiente como para que ella sintiera que no podía escapar. En su mente, todo era un torbellino. Por un instante, deseó en el fondo de su ser que eso fuera cierto. Deseó que su realidad no existiera. Deseó volver a lo que eran hace apenas unos minutos.Pero la realidad lo golpeó.Ella la mujer a la que habia elegido amar, lo traicionó.Y como una maldición, el rostro de Esteban apareció. Sus ojos se llenaron de una furia aún mayor, mezclada con un dolor tan profundo que parecía consumirlo desde dentro.—¿Es de él, verdad? ―sentenció—. ¿Es de ese maldito Esteban? ¡¿Te revolcaste con ese hijo de puta?!Luna lo miró con los ojos llenos de lágrimas, pero esta vez no eran solo de miedo. Había dolor, un dolor profundo que la atravesaba al escuchar esas palabras salir de la boca de Cassio.No podía creerlo.No podía creer que él estuviera d
C70- UN CORAZON ROTO.Luna sintió que el aire se volvía espeso, imposible de respirar. Su corazón martillaba en su pecho entre la incredulidad y el miedo. Lo miró con los ojos abiertos de par en par, tratando de encontrar en su mirada una pizca de duda, algo que le indicara que todo esto era un malentendido. Pero lo único que encontró fue rabia. Una rabia que la golpeó con la misma fuerza de un puño. —No... —susurró, con la voz entrecortada—. No puede ser... Cassio soltó una carcajada amarga y cruel, teñida de dolor y vergüenza. —¿Así que ahora te haces la sorprendida? —espetó con veneno—. ¡No me tomes por un idiota, Luna! ¡Me engañaste! ¡Te acostaste con Esteban y ahora pretendes meterme su hijo como si fuera mío! Ella sintió un estallido dentro de ella. Lágrimas ardientes resbalaron por sus mejillas, pero no era solo tristeza, era rabia. Y sin pensarlo, alzó la mano y le dio una bofetada con todas sus fuerzas. —¡No te atrevas a decir eso! —gritó—. ¡Ese bebé no es de Esteban! ¡Es
C71-VEN CON NOSOTROS.Svetlana le secó las lágrimas a Luna con delicadeza, como si el contacto pudiera aliviar su tormento. Sus ojos reflejaban una mezcla de compasión y tristeza.—Escucha, Luna, hay algo que tienes que saber sobre Cassio —dijo suavemente.Luna la miró, con su rostro empapado de llanto y el corazón latiéndole con una fuerza desbocada.—Él... no puede tener hijos —soltó Svetlana, con cuidado ―Lo que te dijo es verdad…Luna parpadeó, mientras sus labios temblaban.—No... no es posible —susurró ―Mi bebé Svetlana… mi niño es suyo… por mi vida te juro que es suyo.—Y te creo ―la calmó ―Pero… cuando Cassio era más joven… sufrió un accidente —continuó Svetlana—. Fue emboscado en un tiroteo, una bala le rozó el abdomen, pero otra impactó cerca de su zona baja. Sobrevivió, pero los médicos le dijeron que nunca podría tener hijos.Luna sintió que el aire la abandonaba.—No, eso no tiene sentido —negó con desesperación, llevándose las manos a la cabeza—. Yo... yo estoy embarazad
C72- TU ÚNICA SALIDA.Esa mañana…Cassio cerró los ojos por un instante, apoyándose en el borde del lavabo. Su respiración era pesada, como si cada inhalación le quemara el pecho. El reflejo en el espejo le devolvía una imagen que apenas reconocía: un hombre consumido por la rabia, pero también por algo más profundo, algo que lo carcomía desde dentro y que no quería admitir.Miedo.No era solo el hecho de que Luna estuviera embarazada, era el hecho de que, por primera vez en su vida, sentía que el control se le escapaba entre los dedos. Había construido su vida sobre certezas, sobre hechos inquebrantables, y una de esas verdades era que nunca podría tener hijos. Los médicos lo habían dicho con certeza clínica, y él había aceptado esa realidad como una condena. Pero ahora… ahora todo se tambaleaba.—No puede ser verdad —susurró, con la mirada clavada en el espejo. Pero su propia voz le sonó hueca.Y de repente la pregunta lo golpeó con una fuerza inesperada.«¿Y si ese niño es mío?»Po
C73- COMUNICARSE CON DIOS.Luna apenas alcanzó el pomo de la puerta, cuando él la agarró del brazo con brusquedad, obligándola a girarse hacia él. Sus ojos estaban encendidos, oscuros como la noche, pero llenos de una tormenta que parecía fuera de control.—No vas a irte, Luna —gruñó ―¿Crees que puedes simplemente escapar de mí? No. Nunca. Porque tú me perteneces.Ella miró su brazo, ardía donde él la sostenía, pero no era nada comparado con el fuego que sentía en su pecho. Se zafó de su agarre con un tirón, su mirada era como la de una leona protegiendo a su cachorro.—No soy una maldita posesión, Cassio —dijo, con la voz cargada de desprecio y dolor. ―Soy un ser humano, y por encima de todo, soy la madre de un niño que no tiene que vivir con un padre que lo ¡desprecia!La palabra "padre" golpeó algo dentro de él. Era estéril. Ese niño no podía ser suyo. Y, sin embargo, Luna seguía llamándolo padre. ¿Por qué? ¿Por qué lo hacía? Una parte de él quería creer que sí, que de algún modo,
C74- DEMONIOS QUE LLAMAN A TU PUERTA.Cassio se quedó inmóvil, observando cómo Luna se alejaba y cada palabra que ella había dicho resonaba en su cabeza como un eco que no podía silenciar."Soy la madre de un niño que no tiene que vivir con un padre que lo desprecia… Este bebé es tuyo."Cerro los ojos y se apretó el puente de la nariz. Su mente era un torbellino de preguntas sin respuestas.¿Y si era verdad? ¿Y si estaba cometiendo el peor error de su vida?La posibilidad lo destruía.No podía ignorar la certeza en la voz de Luna, la manera en que lo había dicho. No había duda en ella, ni un atisbo de inseguridad. Ella lo creía. Estaba absolutamente segura de que ese bebé era suyo. Y eso, más que cualquier otra cosa, lo hacía tambalearse.Porque si ella estaba tan segura, ¿podía él estar equivocado?Y de repente, la voz de ella regresó a su mente, aguda y llena de desprecio, como un látigo que lo azotaba una y otra vez. «Eres un hombre incompleto, Cassio. Nunca podrás darme lo que qu
C75- CASS, ¿NO TE ALEGRAS DE VERME?El silencio en la sala era tan denso que parecía envolverlo todo, hasta que el sonido de unos pasos rompió la tensión. Una mujer apareció en el marco de la puerta, como una figura salida de un sueño... o quizás de una pesadilla. Su cabello rubio caía en suaves ondas sobre sus hombros, y sus ojos, de un dorado hipnotizante, atraparon de inmediato la atención de quienes estaban en la habitación.—Hola, cuñado... —saludó con una voz dulce, cargada de familiaridad.Cassio retrocedió un paso, como si el suelo bajo sus pies amenazara con ceder. Su rostro reflejaba puro asombro, como si estuviera viendo un fantasma. Frente a él estaba la viva imagen de su exnovia fallecida.Su hermana gemela.Luna sintió cómo el aire escapaba de sus pulmones. Su corazón latía con fuerza desbocada, y un nudo se formó en su estómago. La mujer frente a ella era idéntica a la de la foto que había visto antes.«¿Son gemelas?» pensó, mientras un escalofrío le recorría la espalda
C76- CERCA DE MI HERMANA.La cena era tensión total, rota solo por el leve tintineo de los cubiertos contra los platos. Luna estaba sentada al lado de Cassio, con Sara frente a ellos. La disposición de los asientos era casi simbólica: dos bandos enfrentados, con Cassio atrapado en el medio.Luna comía en silencio, su mirada fija en el plato, como si Cassio y Sara no existieran. Pero por dentro, cada palabra de ella era como una astilla clavándose en su piel.Cassio, por su parte, intentaba mantener la calma. Ni en un millón de años hubiera esperado que su excuñada apareciera en su puerta. Había perdido el contacto con Sara desde que Sabrina murió.Sara parloteaba como un loro, pero su atención estaba en su esposa. No podía dejar de mirarla, esperando algún gesto, alguna señal de que ella estaba bien. Porque sabía que estaba enojada. Pero ella lo ignoraba y su indiferencia lo lastimaba más de lo que quería admitir. Luna estaba dolida, luchando por mantener su dignidad, y eso solo lo ha