C167- ALGO QUE NO ESPERABA SENTIR.En medio de los verdes valles de Wicklow, donde las colinas ondulantes se mezclaban con el cielo y las casas lujosas parecían parte del paisaje, Kieran decidió que era un buen día para divertirse.Había recibido la llamada de Luna hace unas horas, confirmándole que Cassio ya estaba con ellos, sano y salvo. Pero también le había dicho que se tomarían unos días antes de ir por Jared.Eso le daba tiempo, tiempo para disfrutar de algo que últimamente parecía escaso: momentos simples y felices.El agua de la piscina reflejaba el sol de la tarde mientras Kieran jugaba con los pequeños. Jared, con flotadores en los brazos, chapoteaba cerca de él, riendo a carcajadas. Y Leo, el más pequeño, estaba subido en sus hombros, agarrándose de su cabello como si fuera su fortaleza personal.—¡Vamos, capitán Jared! —gritó Kieran, moviendo los brazos como si estuviera remando un barco imaginario—. ¡Tenemos que cruzar el océano antes de que las sirenas nos alcancen!Jar
C168-¿TE GUSTA MI PRIMA?—¡Mamá! —gritó Leo, con una sonrisa enorme.Y Clara se obligó a sonreír y alzó la mano en un saludo rápido. Inspiró hondo y se acercó a la piscina, cuidando de no mirar a Kieran en ningún momento. Pero él, en cambio, no apartó los ojos de ella ni por un segundo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le sonrió con esa facilidad despreocupada que tenía y, con una mirada llena de picardía, le lanzó un poco de agua.—Vamos, bonita, entra al agua. No muerdo... mucho. —Su tono burlón era puro descaro.Clara sintió el calor subirle al rostro. Lo ignoró deliberadamente y, en su lugar, miró a su hijo con la expresión firme de madre.—Leo, es hora de dormir.El chiquillo hizo un puchero su felicidad se evaporó en un instante y se abrazó con más fuerza al cuello de Kieran.—No, mamá. Quiero seguir jugando.Clara reprimió un suspiro de frustración. No quería que su hijo desarrollara apego a Kieran, no cuando pronto se irían. Ya había vivido esto con Cassio y no había si
C169- ERECCIÓN MATUTINA.Clara llegó a la puerta de Kieran y golpeó con fuerza, envuelta en la desesperación.—¡Kieran! ¡Abre, por favor! ¡KIERAN! —su voz tembló, el pánico creciendo con cada segundo que pasaba.Por un instante, solo hubo silencio. Luego, unos pasos pesados se acercaron y la puerta se abrió de golpe. Kieran apareció en el umbral, vestido solo con un chándal de algodón suelto, el cabello revuelto y los ojos entrecerrados por el sueño.—¿Qué...? —parpadeó con confusión—. Clara, ¿qué pasa?—¡Leo tiene mucha fiebre! —soltó ella, aferrándose a su hijo contra su pecho—. Necesito llevarlo al hospital, pero no tengo cómo... por favor...Kieran tardó un segundo en reaccionar, pero cuando lo hizo, el sueño se le esfumó de golpe. Sus ojos bajaron a Leo, viendo su pequeño cuerpo inerte en brazos de su madre, su rostro rojo y su respiración pesada.—Mierda —murmuró, girando sobre sus talones.Se movió rápido. Agarró las llaves de su auto de la mesa y salió descalzo al frío de la n
C170- ¿ME TIENES MIEDO?―Solo ¡Solo… cúbrete! —soltó Clara en un tono más agudo de lo normal.Kieran, en lugar de avergonzarse, decidió empujar la situación un poco más. Se acercó con paso lento, felino, disfrutando cada segundo de la evidente incomodidad de Clara.—No tienes que ponerte así, ¿nunca has visto a un hombre por la mañana? —susurró con un tono grave y una sonrisa ladeada.—¡Cállate! —Clara apenas se giró—. No tengo por qué darte explicaciones de mi vida privada.Su respuesta solo le dio a Kieran la oportunidad de acercarse más.—Te ves adorable cuando te sonrojas —murmuró, ahora cerca de su oído.Y ella sintió un escalofrío recorrerle la columna y lo maldijo internamente. Esto no estaba pasando. No podía estar pasando. No con él. No con un hombre que parecía encontrar divertido el hecho de que ella estuviera al borde de un colapso nervioso.Así que se armó de valor, respiró hondo y giró sobre sus talones con la intención de poner distancia, pero Kieran ya estaba demasiado
C171- AMOR DESTINADO.El mercado del pueblo estaba lleno de vida. Gente caminando de un lado a otro, vendedores ofreciendo sus productos con entusiasmo, aromas de comida recién hecha flotando en el aire.Todo era perfecto.Jared iba de la mano de Clara, mientras Leo reía sobre los hombros de Kieran, señalando todo lo que veía con emoción.—¡Mira, mira, mira! —exclamaba sin parar, moviéndose inquieto.—Si sigues moviéndote así, enano, voy a pensar que tienes resortes en los pies —se burló Kieran, sujetándolo con firmeza.—¡Allí globos! ¡Y duces! ¡Y perrito!Kieran sonrió.—Sí, el mercado tiene de todo. Y lo mejor es que tengo un secreto...Leo lo miró con ojos brillantes.―Aquí venden la mejor tarta de manzana de toda Irlanda. ¿Quieres probarla?Leo asintió con emoción, y Kieran soltó una risa antes de dirigirse hacia un puesto de comida. Mientras tanto, Clara no podía evitar sonreír al ver a su hijo tan feliz.Algo dentro de ella se estremeció en consecuencia.Era consciente de que Le
C172- EMPEZAR A CEDER. Clara sintió cómo el pánico le subía desde el pecho hasta la garganta, ahogándola. Su mirada seguía recorriendo el mercado sin encontrar nada. Kieran, con el rostro endurecido por el miedo, le tocó el brazo. —Voy hacia el otro lado. Tú busca aquí —dijo y no esperó respuesta. Se giró y comenzó a abrirse paso entre la multitud. Clara asintió automáticamente, mientras apretaba con más fuerza la mano de Jared, que la miraba con los ojos muy abiertos, reflejando el mismo miedo que ella sentía. —¿No vamos a encontrar a Leo? —Sí. Sí vamos a encontrarlo —le dijo con voz temblorosa, pero firme—. No te sueltes de mí, ¿de acuerdo? Jared asintió rápidamente y apretó su mano con fuerza. —¡Leo! —gritó Clara de nuevo mientras avanzaba hacia los callejones más estrechos del mercado. Miró dentro de un puesto de juguetes, donde un niño pequeño jugaba con un tren de madera. Por un momento, su corazón dio un vuelco, pero cuando el niño levantó la cabeza, no era él. Su garga
C173- EL MISMO AROMA. Kieran no era un hombre que se engañara a sí mismo. Nunca lo había sido. Y después de esta noche, no podía seguir negándolo. Le gustaba Clara. No de una manera pasajera, no como un simple deseo. Era algo más profundo, algo que había estado creciendo en él desde que la conoció, empezó lento, pero se estaba volviendo imparable. La primera vez que la vio, fue la curiosidad lo que lo atrapó. Su carácter amargado, que escondía esa mezcla de dulzura y fuerza, la forma en que sus ojos siempre parecían preparados para cualquier golpe de la vida, pero aun así seguían brillando. Luego fue la admiración. La forma en que cuidaba a Leo, cómo siempre ponía a su hijo primero, cómo se partía el alma para asegurarse de que él estuviera bien. Y ahora… ahora era todo. Ella le hacía sentir cosas que no había sentido en años, cosas que ni siquiera había sentido por Luna u otra mujer. Y eso lo aterraba un poco, pero también lo hacía querer más. Leo había sido su punto débil des
C174- SE MI NOVIA.Clara estaba sentada en el césped con Leo y Jared, ayudándolos a construir un castillo con piezas de madera. Leo intentaba apilar torres, mientras Jared, con el ceño fruncido, organizaba las paredes como si su vida dependiera de ello. —¡Eso no va ahí! —reclamó Jared, moviendo una pieza que Leo acababa de poner. —Sí va —insistió el niño, cruzándose de brazos—. Mamá dijo que sí. —Yo solo superviso, no decido las reglas —intervino Clara, alzando las manos en señal de rendición.Los dos niños fruncieron el ceño. —¡Ah, pero qué concentración! —la voz despreocupada de Kieran interrumpió el momento. Se acercó con las manos en los bolsillos y una sonrisa de medio lado—. ¿Puedo unirme o tengo que firmar un contrato primero? Jared lo miró con los ojos entrecerrados. —Eres demasiado viejo para esto. —¡Oh, la crueldad de la juventud! —Kieran se llevó una mano al pecho—. Y pensar que hasta ayer me sentía en la cima del mundo…Clara soltó una risa sincera, cubriéndose la b