C163-OPERACIÓN DE ALTO RIESGO.En la carretera desierta, el convoy que transportaba a Cassio avanzaba a toda velocidad. En el centro iba un vehículo blindado, flanqueado por dos SUVs negras llenas de hombres armados. Todo parecía bajo control, hasta que un deportivo rojo apareció en el retrovisor, acercándose rápidamente. Lana y Luna iban dentro, con la adrenalina a tope.—¿Estás lista? —preguntó Lana, con una mirada de fuego.Luna asintió sin dudar.—Sí, vamos.El deportivo rojo aceleró al máximo, rebasando el convoy como una bala. Unos metros más adelante, frenaron de golpe, haciendo un giro de 180 grados que dejó marcas profundas en el asfalto. Ahora, bloqueaban el camino. Las dos mujeres salieron del auto con pasos firmes, sus cabellos alborotados por el viento mientras se acercaban al vehículo que lideraba el convoy.Uno de los guardias, un hombre maduro, bajó del SUV. Estaba confundido, pero no pudo evitar que su mirada se fijara en ellas. Había algo hipnótico en su presencia.—
C164- UN PASADO DOLOROSO.Clara entró en su habitación con el pecho apretado y la respiración entrecortada. Sentía su corazón latir tan rápido que casi podía oírlo en sus oídos.Las palabras de Kieran seguían retumbando en su cabeza.«¿El padre de tu hijo es irlandés?»Tragó saliva y sintió la garganta seca. No quería pensar en eso ahora. Leo la miró confundido, pero ella solo sonrió débilmente antes de llevarlo a su cama, arropándolo con cuidado.Se quedó un momento junto a él, mirando su carita tranquila mientras dormía. Y luego, con un suspiro, caminó hacia la ventana. Necesitaba aire. Cerró los ojos, como si respirar profundamente pudiera borrar esa horrible noche.«—Señorita. Lamento decirle que el cáncer de su madre está en una etapa muy avanzada».Ella sintió un nudo en el estómago.—¿No hay nada más que podamos hacer? —su voz salió más débil de lo que quería, casi rogando.El médico suspiró y negó con la cabeza.—El gobierno puede ofrecer algunos tratamientos básicos, pero...
C165- UN PASADO DOLOROSO (II) A la mañana siguiente, Clara abrió los ojos lentamente. Su cabeza daba vueltas y, por un momento, todo a su alrededor era un caos borroso. Parpadeó varias veces hasta que la habitación extraña empezó a tomar forma. El lugar era frío y ajeno; las sábanas pesadas sobre su cuerpo le recordaron al instante por qué estaba allí. Un nudo se formó en su garganta y la vergüenza la golpeó de golpe.Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos mientras recordaba la noche anterior. No quería pensar en ello, no quería sentirlo, pero ahí estaba, hundiéndose en esa sensación de suciedad que la envolvía por completo.Entonces lo sintió. Había alguien a su lado.Con el corazón latiéndole fuerte, se giró lentamente. A su lado, un hombre dormía profundamente, boca abajo, con el rostro hundido en la almohada. Lo único que Clara pudo ver fue su cabello rubio oscuro.La visión la hizo sentir peor. No sabía quién era, y en ese momento, ni siquiera quería saberlo.Sentía su
C166- SIEMPRE IRÉ POR TI.El blindado finalmente cedió. Dentro, Cassio, magullado y con sangre en la comisura de los labios, levantó la mirada. Estaba vivo, pero apenas.—Te hiciste esperar, cabrón —murmuró con una sonrisa torcida al ver a Enzo aparecer.Enzo, con el rostro endurecido, le tendió la mano.—Deja de quejarte y mueve el culo. No voy a cargar con tu peso muerto.Cassio se apoyó en él mientras los hombres de Enzo terminaban de rematar a los últimos del convoy. Los disparos se apagaban poco a poco, dejando solo el eco de los casquillos cayendo al pavimento.Pero el silencio duró poco.—¿Ya acabaron de jugar? —la voz de Luna cortó el aire como una navaja.Caminaba despacio, con paso firme, su cabello ondeando. Lana iba a su lado, con una calma como si no estuvieran rodeadas de cuerpos y vehículos destrozados.Enzo giró la cabeza hacia ellas, pero no dijo nada, mientras que Cassio parpadeó un par de veces mirando a su esposa.—¿Mariposa?—No es tiempo para charlar, Cassio —irr
C167- ALGO QUE NO ESPERABA SENTIR.En medio de los verdes valles de Wicklow, donde las colinas ondulantes se mezclaban con el cielo y las casas lujosas parecían parte del paisaje, Kieran decidió que era un buen día para divertirse.Había recibido la llamada de Luna hace unas horas, confirmándole que Cassio ya estaba con ellos, sano y salvo. Pero también le había dicho que se tomarían unos días antes de ir por Jared.Eso le daba tiempo, tiempo para disfrutar de algo que últimamente parecía escaso: momentos simples y felices.El agua de la piscina reflejaba el sol de la tarde mientras Kieran jugaba con los pequeños. Jared, con flotadores en los brazos, chapoteaba cerca de él, riendo a carcajadas. Y Leo, el más pequeño, estaba subido en sus hombros, agarrándose de su cabello como si fuera su fortaleza personal.—¡Vamos, capitán Jared! —gritó Kieran, moviendo los brazos como si estuviera remando un barco imaginario—. ¡Tenemos que cruzar el océano antes de que las sirenas nos alcancen!Jar
C168-¿TE GUSTA MI PRIMA?—¡Mamá! —gritó Leo, con una sonrisa enorme.Y Clara se obligó a sonreír y alzó la mano en un saludo rápido. Inspiró hondo y se acercó a la piscina, cuidando de no mirar a Kieran en ningún momento. Pero él, en cambio, no apartó los ojos de ella ni por un segundo. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, le sonrió con esa facilidad despreocupada que tenía y, con una mirada llena de picardía, le lanzó un poco de agua.—Vamos, bonita, entra al agua. No muerdo... mucho. —Su tono burlón era puro descaro.Clara sintió el calor subirle al rostro. Lo ignoró deliberadamente y, en su lugar, miró a su hijo con la expresión firme de madre.—Leo, es hora de dormir.El chiquillo hizo un puchero su felicidad se evaporó en un instante y se abrazó con más fuerza al cuello de Kieran.—No, mamá. Quiero seguir jugando.Clara reprimió un suspiro de frustración. No quería que su hijo desarrollara apego a Kieran, no cuando pronto se irían. Ya había vivido esto con Cassio y no había si
C169- ERECCIÓN MATUTINA.Clara llegó a la puerta de Kieran y golpeó con fuerza, envuelta en la desesperación.—¡Kieran! ¡Abre, por favor! ¡KIERAN! —su voz tembló, el pánico creciendo con cada segundo que pasaba.Por un instante, solo hubo silencio. Luego, unos pasos pesados se acercaron y la puerta se abrió de golpe. Kieran apareció en el umbral, vestido solo con un chándal de algodón suelto, el cabello revuelto y los ojos entrecerrados por el sueño.—¿Qué...? —parpadeó con confusión—. Clara, ¿qué pasa?—¡Leo tiene mucha fiebre! —soltó ella, aferrándose a su hijo contra su pecho—. Necesito llevarlo al hospital, pero no tengo cómo... por favor...Kieran tardó un segundo en reaccionar, pero cuando lo hizo, el sueño se le esfumó de golpe. Sus ojos bajaron a Leo, viendo su pequeño cuerpo inerte en brazos de su madre, su rostro rojo y su respiración pesada.—Mierda —murmuró, girando sobre sus talones.Se movió rápido. Agarró las llaves de su auto de la mesa y salió descalzo al frío de la n
C170- ¿ME TIENES MIEDO?―Solo ¡Solo… cúbrete! —soltó Clara en un tono más agudo de lo normal.Kieran, en lugar de avergonzarse, decidió empujar la situación un poco más. Se acercó con paso lento, felino, disfrutando cada segundo de la evidente incomodidad de Clara.—No tienes que ponerte así, ¿nunca has visto a un hombre por la mañana? —susurró con un tono grave y una sonrisa ladeada.—¡Cállate! —Clara apenas se giró—. No tengo por qué darte explicaciones de mi vida privada.Su respuesta solo le dio a Kieran la oportunidad de acercarse más.—Te ves adorable cuando te sonrojas —murmuró, ahora cerca de su oído.Y ella sintió un escalofrío recorrerle la columna y lo maldijo internamente. Esto no estaba pasando. No podía estar pasando. No con él. No con un hombre que parecía encontrar divertido el hecho de que ella estuviera al borde de un colapso nervioso.Así que se armó de valor, respiró hondo y giró sobre sus talones con la intención de poner distancia, pero Kieran ya estaba demasiado