C156-LE HARÍA PAGAR.Lucy estaba sentada en la orilla de su cama, con la mirada perdida en la pared. La habitación estaba en penumbras, apenas iluminada por la lámpara de su mesita de noche. En su mano temblorosa, sostenía la tarjeta de una clínica de fertilidad en Boston.Su corazón latía con fuerza, porque por primera vez en su vida estaba siendo egoísta.Siempre había puesto a los demás primero, siempre había esperado que Eros cambiara, que llegara el momento de convertirse en padres.Pero él no quería hijos. Nunca los había querido.Y aunque lo amaba, lo amaba con locura, con cada parte de su ser, sabía que nunca le daría lo que más anhelaba. Se había convencido de que podía vivir con eso, hasta que un día dejó de creerlo. Y ahora, por primera vez, tomaba una decisión solo por ella.Iba a tener un bebé, con o sin él.El sonido del teléfono la sacó de su ensimismamiento. Frunció el ceño al ver el número. Era uno de los hombres de Eros. Algo en su pecho se tensó mientras deslizaba e
C156- NO TARDES.El aire fue roto solo por los sollozos de Luna y el llanto ahogado de Jared, que se aferraba a su madre como si el mundo entero pudiera desmoronarse en cualquier momento. Cassio permanecía de pie, inmóvil, su mirada fija en el agua oscura donde Emiliano había desaparecido. Su rostro, siempre tan controlado, ahora mostraba una mezcla de alivio y dolor, como si una parte de él hubiera querido que todo terminara de otra manera.Jared se aferró al cuello de su madre y luego alzó la cabeza, su carita empapada en lágrimas.—El abuelo era malo, malo... —dijo, con el ceño fruncido y el labio temblando—. Nos hacía daño, mamá.Luna sintió cómo se le rompía el corazón. Abrazó con fuerza a su hijo, cubriéndolo de besos en el cabello.—Ya no te hará más daño, mi amor —le prometió con la voz quebrada—. Nunca más.Cassio soltó el aire que había estado conteniendo y se acercó, sin decir nada más, la levantó con suavidad y la besó lentamente, con una ternura que contrastaba con el cao
C157: DEBISTE MATARME.Eros no pudo contenerse. Su puño se estrelló contra la cara del guardaespaldas, enviándolo al suelo de un solo golpe. —Eres un maldito inútil —escupió con frialdad, mirándolo con desprecio—. Te dejé a cargo de su seguridad y la dejaste ir. ¿Así de fácil? El hombre escupió sangre y alzó la mirada, aturdido. —Lo siento, señor —balbuceó—. Pero ella estaba decidida a irse. No sé qué le dijeron, pero... Pierre está cubierto de sangre. La mandíbula de Eros se tensó hasta el punto de doler. Su mirada se oscureció mientras giraba hacia otro de sus hombres. —¿Localizaron a Pierre? El subordinado tragó en seco antes de dar un paso adelante, nervioso. —Sí, señor... Está en Rue des Friches. Tiene un disparo en la frente. —Maldito... —murmuró Eros, sabiendo que Ezra no dejaría pistas.Cassio, de pie a su lado, se acercó un poco más. —Tiene que haber una manera de dar con Ezra —dijo; su tono era grave—. Ese cabrón está desequilibrado. Lucy a su lado corre peligro. Er
C158- SALVAR A SU AMIGO.Luna caminaba de un lado a otro, los brazos cruzados y la mirada perdida en el suelo. Ya habían pasado tres horas desde que se llevaron a Cassio y no sabía nada de él. Su pecho subía y bajaba con respiraciones cortas, pero no lograban calmarla. La incertidumbre la carcomía por dentro.El sonido de unos pasos la hizo detenerse. Levantó la vista y vio a Jared parado en la puerta, su carita estaba llena de preocupación.—Mamá, ¿dónde está papá?Tragó saliva y forzó una sonrisa antes de agacharse frente a él.—Papá estará bien, mi amor. Tiene que estar bien.Pero Jared no parecía convencido. Sus ojos se fijaron en los de su madre y los vio rojos e hinchados. Y sin decir nada, se lanzó a sus brazos y la abrazó con fuerza. Luna cerró los ojos, conteniendo las lágrimas, acariciando la espalda de su hijo.—Esto es culpa del abuelo, mamá.El nudo en su garganta se hizo más fuerte. Se separó apenas para mirarlo, sosteniéndole el rostro con ambas manos.—El abuelo ya no
C159 - LA DECISIÓNJared estaba sentado en la cama, observando cómo Kieran metía ropa en una maleta con movimientos rápidos y calculados. Frunció el ceño, cruzando los brazos.—¿Por qué tenemos que ir? ¿Dónde está mamá? —preguntó, su tono cargado de sospecha.Kieran no dejó de empacar. Se giró hacia él con una sonrisa calmada, como si nada estuviera fuera de control.—Campeón, tus padres volverán pronto. Serán unas pequeñas vacaciones con Declan. Incluso lo convenceré de que te preste su consola nueva.Jared torció el gesto, claramente no muy convencido, pero la curiosidad le ganó.—¿Lo hará? La última vez dijo que no.Kieran soltó una risita y le guiñó un ojo.—Lo hará. Créeme.El niño resopló, dejándose caer sobre la cama.—Ustedes los adultos me tratan como tonto. Sé que papá está en problemas. Vi cuando esa gente se lo llevó. Mamá dice que regresará pronto, pero probablemente no lo haga. En las películas de James Bond, los que van a la cárcel no regresan.Kieran se detuvo. Su cuer
C160 - LA LLEGADALa mansión de los O’Reilly se alzaba majestuosa, una mezcla perfecta de lujo y calidez. Las paredes de piedra gris estaban cubiertas por enredaderas que trepaban con elegancia, y los jardines se extendían en un horizonte que parecía no tener fin.Clara sujetaba con fuerza a su hijo, sintiéndose diminuta en medio de tanta opulencia. A su lado, Kieran caminaba con la soltura de quien estaba en casa y le dedicó una sonrisa fácil.—Bienvenida a casa. Espero que te sientas cómoda aquí.Ella le lanzó una mirada fría, aunque por dentro los nervios le revolvían el estómago.—Espero no quedarme mucho tiempo.Kieran soltó un suspiro, divertido, pero no dijo nada más. Abrió la puerta y dejó que entraran. Jared, emocionado, salió disparado hacia el interior, explorando la casa como el niño curioso que era. Clara, en contraste, avanzó con cautela, observando cada rincón con una mezcla de inquietud y curiosidad.Apenas dio unos pasos cuando lo vio.Un hombre estaba al otro lado de
C161- UN POCO DE ACCIÓN.—No vas, Luna. Y punto. —Enzo la miró con el ceño fruncido, los brazos cruzados y la paciencia colgando de un hilo.—Voy. —Luna se apoyó en la mesa, inclinándose hacia él—. Me importa una mierda lo que digas. Cassio está ahí y no me voy a quedar esperando como una jodida muñeca de porcelana.—¡Carajo, Luna! —Enzo resopló y se llevó una mano a la cabeza—. ¡Esto no es un puto juego! No es como salir de compras ni como ir a darle un susto a un idiota que te vio feo. ¡Es una maldita operación de rescate! Si te metes en esto, vas a joder más de lo que vas a ayudar.—¿Ah, sí? ¿Y cómo mierda sabes eso? —Luna lo retó con la mirada—. ¿Acaso tienes una bola de cristal? ¡Porque hasta donde sé, Cassio es MI marido y, si alguien tiene derecho a arriesgar el pellejo por él, soy yo!—Joder, mujer… —Enzo apretó los dientes—. ¡Eres peor que una piedra en el zapato! No entiendes que esto puede salir mal. Y si te pasa algo, ¿qué crees que hará Cassio? ¿Ah? Se va a volver puto lo
C162- AHORA O NUNCA.La música del club resonaba a con fuerza. Y Kieran estaba sentado en un sillón de cuero oscuro, con un vaso de whisky en la mano y a su lado, una mujer de vestido ajustado y labios rojos se inclinaba hacia él, sonriendo con coquetería.—Eres más guapo de cerca —ronroneó, pasando un dedo por el borde de su vaso.Él apenas reaccionó, concentrado en el licor quemando su garganta. Pero entonces, un calor extraño comenzó a recorrer su cuerpo.No era el efecto del alcohol estaba seguro. Su respiración se hizo más pesada y su piel hormigueaba y la incomodidad se instaló en su pecho.La mujer lo notó y se acercó más.—Puedo ayudarte con eso —susurró, rozando su oído.Kieran cerró los ojos un segundo, intentando despejarse. Pero algo no estaba bien. No era deseo normal, era más intenso, incontrolable. Se removió en el asiento y negó con la cabeza.—No, me voy.—Vamos, quédate un rato más —intervino uno de los hombres con los que bebía, dándole una palmada en el hombro—. Re