C145- CELOS MAFIOSOS.Cassio y Eros entraron al club como una tormenta a punto de desatarse. La música tronaba en los altavoces, las luces parpadeaban y el aire estaba cargado de humo y alcohol. Sus miradas se movieron de un lado a otro, buscando desesperadamente a sus esposas. Entonces las vieron. En el centro de la pista, rodeadas de jóvenes imbéciles que claramente no sabían en qué se estaban metiendo, estaban Luna y Lucy. Sus vestidos eran una m*****a afrenta. Cortos, ajustados, insinuantes de todo lo que solo ellos deberían ver. Celos, furia y un deseo maldito que lo hacía querer sacarla de ahí de un tirón. Porque Luna fingía estar considerando la invitación de un idiota que sonreía demasiado. Y Lucy reía con otro que parecía creer que tenía una oportunidad. Cassio cerró el puño. —Hasta hoy llegaste, niño bonito —murmuró sacando su arma—. No debiste poner tus ojos en ella. Antes de que pudiera desenfundar, Eros le agarró el brazo con fuerza. —No hagas una estupidez aquí, Ca
C146- VAS A MIRARME PRIMERO.La música resonaba en el ambiente, vibrando en cada rincón de la pista de baile. Cassio y Eros permanecían de pie, observando a sus esposas con una mezcla de orgullo y cautela.—¿Qué están tramando? —murmuró Cassio, sin apartar la mirada.Eros no respondió. Estaba demasiado concentrado en Lucy, quien le lanzó una sonrisa juguetona antes de girarse hacia Luna. Algo en esa mirada lo descolocó por completo. Era como si estuviera viendo a otra mujer, una versión que lo desafiaba y lo atraía al mismo tiempo.De repente, Luna y Lucy decidieron cambiar el juego. En lugar de bailar con los otros hombres que las rodeaban, comenzaron a bailar entre ellas. La pista de baile pareció detenerse por un instante cuando ambas se acercaron, moviéndose al ritmo de la música con una sincronización perfecta.Sus movimientos eran sensuales y calculados, un lenguaje corporal que hablaba de confianza y poder. Las manos de Luna recorrían la cintura de Lucy con una delicadeza que h
C147- SEDUCTORA POR EL ALCOHOL.La mandíbula de Cassio se tensó, sus ojos ardían mientras veía a Luna se moviendo sus manos sobre su cuerpo, con un toque lento y sensual. Ella ahuecó sus pechos y sus dedos acariciaron sus pezones, al tiempo que un suave gemido escapaba de sus labios. Luego sus manos recorrieron su estómago, hasta que sus dedos se hundieron entre sus muslos, con un toque ligero y provocativo.―¿Lo quieres…? ―musito jugando con ella misma.La respiración de Cassio era casi inexistente, su polla dura y dolorida latía en sus pantalones. La deseaba, la necesitaba, pero ella estaba en control ahora. Y no lo haría de otra manera.―Vas a ser mi muerte, mariposa ―gimió, tragando con deseo.Luna sonrió, sus ojos oscurecidos por la necesidad.―Tal vez ―Dio un paso más cerca y su mano se extendió para tocarlo. ―Pero qué manera de morir, Cassio King.La mano de Cassio se disparó como una serpiente, agarrando el brazo de Luna con un agarre que era firme e inflexible. Ella jadeó, su
C148-SI DECIDES DESOBEDECERME.Apenas cruzaron la puerta, Eros no le dio a Lucy la oportunidad de retroceder. La acorraló contra la pared con una fuerza controlada y, antes de que pudiera exhalar siquiera una palabra, su boca tomó la de ella en un beso dominante. No había ternura, solo hambre, un recordatorio claro de quién tenía el control. Y cuando se apartó, su mirada se clavó en la de ella: oscura, intensa.—¿Crees que puedes jugar conmigo? —murmuró, con una media sonrisa que no hacía más que aumentar la tensión entre ellos—. Sabes que siempre gano.El corazón de Lucy latía con fuerza, pero no por miedo. La forma en que Eros la miraba, la manera en que su aliento rozaba su piel, la atrapaba sin remedio. Sintió cómo su mano descendía lentamente, con una paciencia tortuosa, hasta que sus nudillos rozaron uno de sus pezones endurecidos por la excitación. Fue un contacto sutil, pero suficiente para que Lucy contuviera el aliento.—¿Estás nerviosa? —preguntó Eros con voz provocadora—.
C149- LADOS OPUESTOS.A la mañana siguiente, la habitación aún olía a la noche anterior. Cassio estaba acostado de lado, observando a Luna con una sonrisa satisfecha. Su mano se deslizó lentamente por la curva de su espalda desnuda, sintiéndola, asegurándose de que era real. —No puedo controlarte, Luna —murmuró con voz ronca, con esa mezcla de frustración y adoración que solo ella le provocaba—. Pero tampoco quiero perderte. Luna se giró hacia él, sus ojos brillaban con ternura y picardía. —No necesito que me controles, Cassio —susurró, deslizando un dedo por su mandíbula—. Solo que me ames. Ambos rieron, una risa baja, íntima. Cassio aprovechó para atraparla bajo su peso y empezar a dejarle besos por todo el rostro, provocando que ella se retorciera de risa entre sus brazos. —Cassio, basta —dijo entre risas, empujándolo sin mucha fuerza. —Nunca —murmuró él contra su cuello, deleitándose en el sonido de su risa. De repente, Luna dejó de reír y lo miró con un brillo curioso en l
C150- NO QUIERO HIJOS.―¡¿Se quiere divorciar?! ―preguntó un Cassio atónito. Eros dejó la taza de café sobre la mesa con un leve golpeteo. Su mandíbula se tensó antes de soltar una mueca irónica. —Eso fue lo que dijo esta mañana —murmuró—. Y cuando regresé... ni siquiera me dirigió la palabra. Cassio alzó una ceja, ladeando la cabeza con interés. —Bueno, pero ¿qué hiciste? Pensé que ustedes... Eros dejó salir el aire con lentitud, se recostó en la silla y pasó una mano por su nuca. No respondió de inmediato, como si buscara las palabras adecuadas. Finalmente, se inclinó un poco hacia adelante. —Sí, tuvimos sexo, pero... —dijo con una incomodidad evidente. Carraspeó y miró a un punto indeterminado en la mesa—. Al último momento, ella dijo que dejó de tomar los anticonceptivos. Cassio frunció el ceño. —Espera... ¿me estás diciendo que se van a divorciar porque... ella quiere tener hijos y tú no? Eros no respondió enseguida, pero luego asintió, con expresión sombría. —No quiero
C151- CUESTIÓN DE TIEMPO.—¿Y qué es lo que tienes que hablar con mi mujer? ¿Qué haces en mi casa, irlandés? El aire pareció espesarse al instante. Jared sintió el estremecimiento en el ambiente antes de ver a su padre. Cassio estaba en la entrada, su mirada fija en Kieran, la tensión marcándole la mandíbula. Luna tragó saliva y se movió con nerviosismo, sintiéndose atrapada entre ambos. —¡Papá! —exclamó Jared, corriendo hacia él y abrazándolo fuerte. Luego alzó la mirada, su voz cargada de inocente anhelo—. El abuelo no vino con Kieran. ¿Podemos ir a verlo? Lo extraño. Cassio tensó la expresión. Y el nombre de Emiliano cayó como un peso en el aire. —Cassio... —Luna se acercó con cautela, su voz tratando de ser una cuerda que uniera las piezas antes de que todo se rompiera—. Kieran está aquí porque quiere hablar con nosotros. Cassio miró al irlandés, alzando una ceja con frialdad. —Interesante. ¿Cómo nos encontraste? Kieran soltó una risa burlesca. —Como le dije a mo chuisle (m
C152-UN LUGAR ESPECIAL.El parque estaba lleno de risas infantiles y el suave murmullo de las conversaciones de los padres y niñeras que vigilaban a los pequeños. Jared corría de un lado a otro, mientras Ana, la niñera, lo seguía con la mirada, siempre alerta.Cassio, había sido claro: "No lo pierdas de vista ni un segundo."Entre los árboles, una figura observaba. Emiliano, vestía un traje impecable y sus ojos no se apartaban del niño, su nieto. Había esperado semanas para este momento, estudiando cada movimiento, cada rutina, cada detalle.Hoy era el día.Jared, al girar hacia el columpio, lo vio. Su carita se iluminó de inmediato, y con una sonrisa amplia, gritó: —¡Abuelo!Ana se tensó al escuchar al niño. Sus ojos lo buscaron rápidamente y lo vio correr.Emiliano se acercó y lo recibió con los brazos abiertos, Ana, sin embargo, no perdió tiempo fue tras él.—¿Quién es usted? —preguntó, con tono cortante, interponiéndose entre Emiliano y el niño.—Soy su abuelo ¿No te lo ha dicho J