C131-¡NO PUEDES MATAR A MI PADRE!Después de tres días de reposo forzado, Cassio, tan impulsivo como siempre, ya podía levantarse, aunque su herida seguía sin sanar del todo. Ignoró las súplicas de Luna para que se quedara en casa y, con esa terquedad que la sacaba de quicio, insistió en que lo acompañara a cenar a la mansión de Eros Dervishi. Luna, resignada, sabía que no tenía escapatoria.La noche cayó sobre la ciudad, con la luna brillando fuerte en el cielo. Mientras el coche avanzaba hacia la imponente mansión, Luna no dejaba de preguntarse qué era tan importante como para que Cassio se empeñara en asistir, herido y todo. Al llegar, fueron recibidos por el propio Eros, quien los condujo al interior con esa elegancia natural que siempre lo caracterizaba.En el salón principal, una figura femenina los esperaba.―Luna, permíteme presentarte a Lucy ―dijo Eros con una sonrisa―. Mi esposa.Luna se quedó helada, incapaz de ocultar su sorpresa. La mujer frente a ella le resultaba extrañ
C132-HAZLO POR NUESTRO HIJO.En el fondo, él sabía que este momento llegaría. La verdadera pregunta no era si estaba dispuesto a ir a la última prueba, sino si sería capaz de olvidar su venganza por ella. Por Luna.Ella se levantó de golpe, la silla rechinó contra el suelo de mármol y salió corriendo del comedor.―¡Luna! ―la llamó Cassio, pero ella no se detuvo.Él se puso de pie con rapidez, ignorando el tirón en su costado. Apenas dio el primer paso fuera del comedor, siseó por lo bajo, llevándose una mano a la herida.―¡Luna! ―gritó de nuevo, con la respiración pesada, mientras la seguía al jardín.La encontró junto a un árbol, con los brazos cruzados y la cabeza inclinada. Parecía estar luchando contra las lágrimas que amenazaban con salir.―Espera… mariposa… ―dijo Cassio, alcanzándola finalmente. Su voz salió entrecortada por el dolor, y su mano volvió a presionar su costado.Luna giró hacia él, furiosa y preocupada al mismo tiempo.―¿Por qué corres? ―le espetó, acercándose rápid
C133- EL TEST DE PAPÁ.En el departamento, Jared no podía dormir. La niñera estaba en la sala, distraída con el televisor, y los hombres de seguridad parecían más interesados en sus teléfonos que en vigilar. Así que, con esa curiosidad inquieta que solo un niño de ocho años podía tener, decidió explorar. Caminó descalzo hasta el estudio de su padre. Le gustaba ese lugar, aunque nunca se lo había dicho a nadie. Había algo en el olor a cuero y libros viejos que lo hacía sentir... importante.Se sentó en la silla detrás del escritorio, girando un poco como si él fuera el dueño del lugar. Y comenzó a abrir las gavetas, una por una. Papeles, más papeles, algunos archivos. No había nada interesante aún.Hasta que llegó al último cajón.Sus cejas se fruncieron al ver una caja. La tomó con cuidado, como si estuviera manejando un tesoro secreto, y la abrió.—¿Qué es esto? —susurró, inclinándose para ver mejor.Sus ojos se abrieron como platos al descubrir una prueba de embarazo. La sostuvo en
C134-VINE A CONSOLAR A MAMÁ.Luna no discutió. Agarró a Jared de la mano y retrocedió un par de pasos, colocándose detrás de Cassio. Jared, que había estado lamiendo su helado, dejó de hacerlo al notar el cambio en el tono de su padre. De repente, cuatro hombres aparecieron de entre los coches estacionados. Uno de ellos habló. —No te hagas el héroe. Solo venimos por la señora y el niño. Hágalo fácil para todos. Cassio no respondió de inmediato. Su mandíbula se tensó, y sus ojos estaban fijos en los hombres. Dio un paso al frente, cubriendo por completo a Luna y Jared con su cuerpo. —Si alguno de ustedes da un paso más, no saldrá de aquí caminando —advirtió. Uno de los hombres sacó un arma, pero antes de que pudiera apuntar, Cassio se movió. En un abrir y cerrar de ojos, lo desarmó con un golpe seco en la muñeca y lo derribó de una patada. Los otros tres reaccionaron, pero antes de que pudieran hacer algo, hombres de Cassio aparecieron desde las esquinas, armados y listos para act
C135- JUEGO DE FUTBOL.El jardín estaba tranquilo y Jared seguía sentado en el césped, jugando distraídamente con el balón. Su pequeño pie lo empujaba de un lado a otro, pero su mirada estaba perdida, como si estuviera atrapado en sus pensamientos.Cassio respiró hondo antes de dar el siguiente paso.Había ensayado este momento en su mente cientos de veces, pero ahora todas las palabras parecían desvanecerse. Aun así, avanzó con cuidado, con el corazón latiendo con fuerza.—Hola, campeón —dijo con una sonrisa temblorosa.Jared levantó la vista, sus ojos verdes se encontraron con los de su padre. No respondió de inmediato, pero su "hola" llegó finalmente, suave y reservado.Cassio se agachó hasta quedar a la altura de Jared, apoyando una rodilla en el suelo. Observó al niño por un momento, tratando de encontrar el valor para decir lo que sentía.―¿Podemos hablar un momento?A pesar de que su situación con Luna esta solucionada y que Jared habia tenido un acercamiento con él. Quería deci
C136- DEJAME HACERTE SENTIR OTRA VEZ.—Te necesito —susurró Luna, su aliento caliente contra los labios de Cassio.Las manos de él temblaban mientras acariciaba su piel mojada, la urgencia vibrando en cada fibra de su ser. El aire entre ellos era denso, cargado de un anhelo que había estado acumulándose durante demasiado tiempo.—Estoy loco por ti, mariposa —gruñó, su voz áspera por el deseo.Sus labios chocaron contra los de ella nuevamente, sus lenguas entrelazándose en una danza tan familiar como embriagadora. El beso se profundizó, donde cada movimiento de sus bocas era una promesa, una exigencia, una súplica.Luna jadeó al sentir los dedos de él rozar su clavícula, haciendo que un escalofrío le recorriera la columna.—Cassio… —gimió ella, su voz temblorosa mientras el toque de él descendía, sus dedos ásperos encontrando la curva de su pecho.Él estaba en todas partes a la vez, sus manos, sus labios, su cuerpo presionándose contra el de ella con una urgencia que no dejaba espacio
C137- PACTO DE ODIO.Emiliano llegó a Albania al amanecer. El odio que llevaba dentro lo impulsaba a seguir. Había pasado días rastreando cada pista, cada contacto, cada rumor que lo llevara hasta el hermano de Ezra. Sabía que él era la clave para destruir a Cassio y, si tenía suerte, también a Eros. Porque si había algo que Emiliano sabía con certeza era que ambos merecían caer.Caminó por las calles estrechas y sucias de Tirana, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en el edificio que tenía frente a él. El hermano de Ezra no era más que una sombra ahora. Había caído tan bajo por la mano de su maldito hermano. Emiliano sonrió; sabía que era un bastardo despiadado y que, con la idea de que había muerto, sin duda les daría la ventaja.Subió las escaleras despacio y, al llegar al último piso, tocó la puerta tres veces, fuerte, sin paciencia. No había venido hasta aquí para ser ignorado.—¿Quién eres? —preguntó una voz áspera desde el otro lado.—Vengo por Ezra.Hubo un silenci
C138- LOS ÚLTIMOS OCHO AÑOS.Después de una noche con Luna, Cassio se sentía más relajado. Su cuerpo aún llevaba el rastro de lo que habían compartido y, mientras caminaba por la casa, una sonrisa pícara se dibujó en su rostro al recordar cómo había terminado la noche. Luna seguía dormida, agotada, lo que solo alimentaba más su satisfacción.Por eso, esa mañana decidió aprovechar el tiempo con Jared. Después del incidente en la heladería, le pareció buena idea enseñarle algo de defensa personal. En su mundo, saber cómo moverse podía marcar la diferencia.Mientras caminaban hacia el gimnasio, Jared bostezó y lo miró con cara de pocos amigos.—¿Por qué venimos tan temprano? —se quejó el niño, frotándose un ojo—. Yo no necesito hacer ejercicio, ya soy muy guapo.Cassio soltó una carcajada y se detuvo para mirarlo.—El gimnasio no es solo para verte guapo, campeón. También es para aprender a defenderte, y eso es lo que quiero enseñarte.Jared alzó una ceja de una manera tan natural que in