Alpha Ikender
•Convivencia y Secuestro•
Los jardines estaban llenos de lobos, me sorpendió ver la cantidad de vampiros que iban llegando, todos tan diferentes y a la vez tan parecidos. Ikender estaba a un lado de mí, mostrándose imponente ante todos, la mayoría usaba atuendos deportivos, otros diseñados como uniformes. Rosel estaba charlando con una chica pelirroja muy hermosa, tenían cierto parecido a él. Logré identificar entre ellos a Lort Ashton, me llamó la atención notar que no le despegaba la mirada a la acompañante del pelirrojo.
Respiré profundo, el momento en que lobos y vampiros se conocieran llegó.
Algunos de ellos ya estaban platicando, riéndose entre sí, pero también había quienes se rehusaban a tratar con otra especie que no fuese la suya.
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“La traición es uno de los golpes más dolorosos que existen"Alpha Ikender •Engaño•Me acerqué hasta donde se encontraba Ciannel, era una de las mejores organizadoras que conocía.—No esperé verte aquí, la verdad creí que no vendrías— la rubia se dió la vuelta con una enorme sonrisa.—No me perdería esto por nada del mundo Alpha— comentó bebiendo una copa de champagne.—¿Y ya encontraste ha algún vampiro que se sume a tu lista deconquistas?— río ligeramente rompiendo la copa en sus manos.—No soy una cualquiera Claster— reí amargamente. Claro que lo era.«No pensabas eso cuando te acostabas con ella»*Hagret C&aac
Alpha Ikender•Rendirse•Creí que había escapado del infierno, ahora veo que me equivoqué. De un momento a otro, la rabia, el dolor y el odio empezaron a dominarme.—Por fin, después de todo, volviste a mí.—Yo jamás seré tuya de vuelta Rixton, ya no más— hablé con furia. El hombre frente a mí solo sonreía, se paseaba de un lado a otro por la habitación.—Volverás ha someterte a mi quieras o no Eiderin— negué con la cabeza aparentando mis manos en puños.—¡Eiderin ya no existe!, Eiderin era esa niña de trece años, una pequeña que tenía sueños, ilusiones, que deseaba ir al colegio, ser como cualquier otra— lágrimas de rencor caen sobre mis mejillas.&nbs
Alpha Ikender•Sangre Pura•Miraba la sangre en la copa que tenía sobre mi mano, la movía de un lado a otro en una fina danza. No dejaba de pensar en esa vampiro pelirroja, sus ojos, sus labios, tenía que volverla a ver. El hecho de que fuese muda me daba una especie de fascinación delirante. Por ahora el Rosel estaba bastante ocupado buscando a la luna de la manda Aertom, me preguntó si ella también estará en esa búsqueda.Me puse de pié y bajé las grandes escaleras de mi castillo, en esa enorme pared del recibidor, estaba el retrato de mi amada, solo las estrellas saben cuánto la adoré, cuanto la extraño. Jamás volví a poner mis manos en otra mujer, me dediqué a ser un líder, un rey para los de mi especie. Muy dentro de mí aún ese monstruo, esa creatura de oscu
«Un corazón roto es capaz de enterrar lo que eres, y convertirte en tu peor enemigo» Alpha Ikender •Perdida•La vida nunca es justa, a veces te exprime, te coloca en el peor de los escenarios, en una posición oscura, fría.Cerramos los ojos creyendo que todo lo demás desaparece, pero al abrirlos allí está de nuevo ese mar de problemas, porque el olvido es una gota de sangre que recorre todo tu sistema en busca de una salida, y solo termina siendo parte de ti.Miraba fijamente una baldosa en el piso, otra semana había pasado, y ya no estaba dispuesta a llevar má
«Un aullido se escuchó, y fue el inicio del fin» Alpha Ikender •Cerrando Ciclos• Una semana después: Desperté desorientada, me sentía bien, un poco somnolienta. Me incorporé lentamente en la cama donde estaba recostada, los rayos del sol entraban por un par de ventanillas al fondo. —Al fin despiertas linda- volteé la cabeza encontrándome con una mujer de edad avanzada recargada en el marco de la puerta. -¿Cómo estás?, ¿te duele algo?- negué con la cabeza. -¿En dónde estoy? -Bueno, yo y mi esposo te encontramos a las orillas del río «Pensé que moriría» -¿Tienes familia?- interroga. -No, yo, solo paseaba por allí y... -Linda- la señora me toma de las manos, sonríe de manera tierna.
Alpha Ikender•Bienvenida•Respiré profundo, era la segunda vez en el día que vomitaba con frecuencia. Me puse de pie bajando la cadena del escusado. Cepillé mis dientes y arreglé un poco mi cabello.Hoy me iría de Alemania, Anel y Mark fueron lo más parecido a unos abuelos de los que pude haber tenido.Ambos tuvieron a Dalia a una edad algo avanzada, su hija tenía veintiséis, después de terminar su carrera decidió ir a cumplir su sueño.En este tiempo, y después de sentirme realmente apenada, Anel me había comprado varias prendas y artículos que pudiese necesitar. Terminé de hacer mi maleta. El invierno tocaba la puerta de hoja en el bosque, me coloqué un abrigo y bajé.~*~—No sabes cu&aa
«Y ambos bebimos de ese vino llamado amor»Alpha Ikender•Un terco corazón•—¿Entonces qué color es mejor? — me quedé observando las telas que estaban regadas en el suelo.—Creo que esté— tomé el azul entre mis manos.—Si quizá funcione, la esposa de Christopher es de piel blanca, casi tan pálida como la tuya—. Empezó a dibujar en una hoja, lo hacía tan rápido y preciso.—Busca una caja de pedrería que tengo en ese gabinete por favor— me apuntó a un lado. Asentí y busqué lo que me pidió.—¿Le pondrás piedras?— pregunté.—Si, en la parte del corpiño, tambi&eac
Alpha Ikender•Sin aliento•— ¿Qué haces aquí?— pregunté de mal forma cuando se acercó.—Esperaba un, Oh Rosel cuánto te he extrañado, me alegra verte— entrecierro los ojos y me doy vuelta buscando a Dalia con la mirada. Pero el lugar es tan grande que no logro dar con ella. No doy más de dos pasos cuando el pelirrojo me tomo del brazo dándome la vuelta, en ese instante la música empieza a resonar y varias parejas se toman de la mano para bailar.El vampiro coloca sus manos en mi cintura impidiéndome marchar, me arrastra a la pista de baile colocando mis manos sobre sus hombros.—Aún no entiendo porqué...— pero no termina la oración, baja su mirada y después observa mis ojos como si se hubiese perdido por un instante. P