Capítulo 24.

«Y ambos bebimos  de ese vino llamado amor»

Alpha Ikender 

•Un terco corazón• 

—¿Entonces qué color es mejor? — me quedé observando las telas que estaban regadas en el suelo.

—Creo que esté— tomé el azul entre mis manos. 

—Si quizá funcione, la esposa de Christopher es de piel blanca, casi tan pálida como la tuya—. Empezó a dibujar en una hoja, lo hacía tan rápido y preciso. 

—Busca una caja de pedrería que tengo en ese gabinete por favor— me apuntó a un lado. Asentí y busqué lo que me pidió. 

—¿Le pondrás piedras?— pregunté.

—Si, en la parte del corpiño, tambi&eac

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