¿Donde está mi familia?
El reloj alarma suena como de costumbre, en aquella habitación de rosa pálido y posters de bandas.
Helen, la chica de cabellos castaño que mueve entre sus sabanas, y se queja por el brillo del sol pegando en sus ojos, se levanta desganada y mirando a su alrededor.
— ¿Cómo he llegado a casa tan pronto? —Preguntó.
Bajó de su cama soltando un bufido y caminó directo al baño para hacer su rutina, la cual consiste en: lavar su cuerpo, mirarse unos segundos al espejo descifrando que hacer con su cabello, cepillar los dientes mientras parece un zombi y por último sus necesidades 1 y 2.
Sale en busca de algo cómodo para ponerse, abre su armario y suelta un grito a los cuatro vientos.
— ¡Roberth! —se escucha por toda la casa, como es de costumbre cuando está enojada con su hermano mayor.
Su armario se encontraba completamente vacío, ni una prenda que vestir.
¿Ahora cómo le haría para llegar al colegio?
—Voy a matarlo, odio sus estúpidas bromas.
Camina por toda la casa, dando cuenta que no hay nadie en esta. Quizás sus padres nuevamente se han ido de viaje sin avisar, para luego traerle un regalo de disculpa; su hermano en la universidad, que estudia de 7am a 12m, siempre toma un receso de almuerzo junto a su novia Claudia, luego van al gimnasio para llegar a casa a media noche y hacerle bromas pesadas a su hermana.
Bufa al no encontrar nada en la lacena de comer, entra al pasillo de lavado para buscar ropa tendida, se entusiasma al encontrar dos camisas de su hermano las cuales son sus favoritas al igual que un pantalón deportivo y unos jeans desgastados.
Se los coloca sin quejas, sabe que su hermano al verla morirá de la rabia y eso hace que ella coloque una enorme sonrisa.
Sale como de costumbre con su morral en brazos. Entrecierra sus ojos por el resplandor del sol, observa su alrededor y ve un perfecto día soleado.
Todo parece ir bien mientras baja la colina donde se encuentra su casa, pero nota aquel silencio extraño. Por lo general, su vecina Susan está gritando a sus hijos que hagan silencio, a su vecino Dylan quien sale a caminar y a la fiel señora Carmen sentada en la silla del porche, que por cierto es la única que ve y saluda desde el otro lado de la acera.
La mujer la observa desde que entra a su campo visual hasta que sale de él, sin mover ni un músculo solo su cabeza y una mirada que le causa terror.
Es normal ver a la señora Carmen sola, siempre lo está, por culpa de los chismes que se corrieron en la comunidad los cuales decían que ella podía ver espíritus y maldecir a la gente.
Helen hecho una fuerte carcajada al viento por pensar en tal tontería. En los años que conocía a la señora Carmen sabía que esa mujer era un amor, todo lo contrario a lo que los chismes decían.
Llego al colegio, ETRZ Basic. Aquel al que ha asistido desde su primer día de secundaria.
Le extraño no oír nada, lo de costumbre era escuchar mucho ruido por parte de todos, los deportistas jugando en plena calle transitada, los de grupo emo a un lado del instituto burlando a los skate y sus caídas, las adictas a las selfies tomarse fotos en la entrada. Pero hoy no era un día común, ninguno de los mencionados antes se encontraban a la vista.
— ¿Dónde están todos? , ¿Hoy no habrá clases?
Pensó para sí misma y se adentró en aquellas instalaciones que conocía muy bien. Todo el aire retenido hace un momento por miedo a no saber que esperar, salió de golpe al ver a su amiga Kattia como de costumbre pelear con Hanna en los casilleros.
— Esto ya no es raro en un ustedes.
Kattia la miro por el rabillo del ojo al comprobar de quien se trataba y una enorme sonrisa se posó en su rostro y salto sobre su mejor amiga de infancia.
—Helen, ya era hora... Hace tanto que te estamos esperando.
Su cabello rubio estaba libre, se notaba al ver eso rizos bailar al compás del viento, sus ojos cafés y sus labios de tono rojo coqueto la hacían lucir menor de edad, aún más de lo que ya era.
—Ay sí, todos ignoren a Hanna.
Miraron a la castaña quien hacia un puchero que la hacía ver muy chistosa, algo que ella notó y al ver a sus amigas reír como locas las acompaño.
—No te ignoramos Han, y Kat solo no me has visto desde... —Enumera con los dedos— hace 24 horas que llegue de la fiesta de mi tío Arnold. Hanna y Kattia se miraron entre sí, como toda amiga de vida cuando se cuentan cosas solo con verse.
—Helen ¿qué hiciste ayer?
La rubia no paraba de mirarla con ansiedad, pero para Helen era algo normal, siempre que quería saber un buen chisme se colocaba impaciente la chica.
—Pues, creo que beber hasta perder el conocimiento y llegar a casa de madrugada.
Se echó a reír esperando la misma acción de sus amigas, algo que no llego.
— ¿Qué sucede? ¿Acaso hay algún chisme de mí corriendo por allí? ¿Otra vez Val invento algo?
Valeria (Val) la chica que odiaba a Helen por una única razón, Elliot el chico que cautivo sin saber a la pelirroja, y termino enamorado de la castaña hasta volverse su novio oficial
—No, mira Helen tú, nosotros...
Las palabras quedaron al viento, ya el castaño ojos verdes tenia apresado los labios de la chica y su cuerpo tan unido al de él.
—Elliot ¡no hagas eso! —comenta Helen entre risas, que si nos ve el director otra vez nos suspende.
Él ríe y la mira, al encontrar cierto brillo de sinceridad en su novia se queda serio y con el ceño fruncido.
Kattia ve con un extraño gesto al chico, este asiente aun con el ceño fruncido. De momento su expresión cambia a una más alegre.
—Ya veo, ¿cómo te fue en la fiesta amor? —Su novio había vuelto a ser tan tierno y animado como ha sido desde el primer día.
—Pues la verdad no lo recuerdo, pero lo bueno es que no he amanecido con resaca, mareos, o nauseas.
Hace un gesto que hace reír a sus amigos y al notar que el tiempo se le ha ido de las manos, se extraña.
— ¿Por qué no habrá sonado la campana?
Siempre, cada día a quince para las ocho el molesto ¡Ring! ¡Ring! Que le hacía correr a clases antes de llevarse un buen sermón.
—Porque ya ha sonado, —contesta algo nerviosa la castaña de nombre Hanna.
—Mm, que raro no lo escuche. ¿Entonces por qué no vamos a clases?
Esta vez fue el novio, quien con un beso seguido de sonrisa la tomo de la mano.
—Es cierto, vamos a clases o tus buenas calificaciones decaerán.
"Nervios a flote"Como toda rutina, Helen le dio un beso de piquillo a Elliot y entro junto a sus dos mejores amigas a clases. Al entrar todos los alumnos se encontraban en un extraño silencio.— ¿Qué sucede aquí?, —pregunto algo aturdida.Si no se equivocaba, era muy raro cuando el salón "B" con 25 estudiantes se encontrase en completo silencio. Solo sucedía cuando alguien se metía en algún problema, y hasta donde ella recordase nada había ocurrido el viernes pasado.—Eh, ¡No sé nada!, —Hanna se notaba alterada y con paso rápido se alejó de su ami
"Vecinos Nuevos"No más al llegar a su casa, abrió la puerta y arrojo la mochila al suelo ¿Se estaría volviendo loca? o quizás ¿era bipolar?Tiro un poco de los cabellos y se arrojó en el sillón, quizás tanto alcohol de la noche anterior la dejo pensando cosas locas, su amiga del alma Kattia jamás le ocultaría algo mucho menos se enredaría con su novio a quien ella misma ayudo a que se enamoraran.Encendió la TV en busca de algo para cambiar el debate mental que mantenía y se topó con una noticia algo interesante o al menos eso creía:
"Está loca" Solo con ese pequeño gesto de parte de Helen él chico se puso nuevamente rojo como tomate. Algo que sin duda alguna hizo reír a la castaña. — ¡Oh, Jesús! ¡Tanto tiempo sin verte! —Dijo entre risas arrojándose sobre la cama que por los momentos estaba hecha un desastre. —Sí, he estado de viaje, —Jesús se encogió de hombros e hizo una pequeña mueca al contar. Tenía algo que decirle a la castaña, se notaba a simple vista ya que se tornó algo nervioso. — ¿Sucede algo? —pregunto con el ceño fruncido a penas se dio cuenta. Por la mente del joven
"¿Una rutina?"Los rayos del sol tocaban la cara de la chica sin permiso alguno, cosa que la hizo bufar y levantarse de mala gana.— ¿Cómo amaneció tan rápido? , —se bajó de su cama estirando los brazos y volvió a su rutina en el baño.Como su ropa seguía sin aparecer, tomo la que dejo su hermano y lavo en el baño la que ya había usado el día anterior.—Roberth va en serio ¡Me las pagaras! —Soltó un gruñido, bajó tomando su mochila ya que no le apetecía nada para comer.
"Algo anda mal"Como cada mañana el sol iluminó su ventana, se levantó e hizo lo de siempre pero este día venía con un pequeño detalle.No iré a estudiar, algo raro pasa allí. Murmuro para sí misma y se volvió a tender en su cama.No paso ni un minuto cuando su cuerpo por si solo se levantó y la encamino a bajar las escaleras, Helen gritaba como una loca deseando parar pero su cuerpo simplemente no le hacía ningún caso.Caminó colina abajo y saludo a la señora Carmen rogándole con los ojos que le ayudara, pero la mujer solo la vio con cara de confusi
" Única amiga"—Cuando me entere de quien te hizo eso en el ojo se las verá conmigo.Jesús negó con la cabeza y la miro mientras se acomodaba más en la cama, hace poco que se había arrojado y se movía como una serpiente sobre esta.— ¿Por qué te molesta tanto lo de mi ojo?, hace tanto que no hablábamos como personas cercanas.La castaña se levantó como si tuviera un resorte en su espalda y lo comenzó a perseguir por toda la habitación, hasta que el chico pidió un tiempo para tomar aire.—
"Necesito ayuda"Se levantó para desperezar su cuerpo, el olor a tocino inundo su habitación y como de costumbre se dio una ducha, vistió y arreglo. Tomo unos minutos para mirarse fijo en el espejo y ver aquellos moretones nuevos que la noche anterior comenzaron a salir. Toco uno de ellos y sintió un fuerte dolor en la parte trasera de su cabeza.¡Aush! Fue lo único que pronuncio y se dispuso a salir de su habitación.—Buenos días cariño ¿cómo has amanecido hoy? Su madre como siempre estaba de un buen humor, alegre y activa caminando de un lado al otro sirviendo los platos.&mdas
" El plan de Helen"Tomaron una semana para ir de un lado a otro en busca de cámaras y micrófonos, los colocaron en los sitios justos donde se pudiera ver con claridad un ataque del abusivo.Jesús se preparaba mentalmente para cualquier tipo de maltrato, mientras Helen se quedaba debajo de su cama para presionar el botón de grabar y en caso de peligro tener que salir a ayudarle.—Muy bien, estoy listo.Trataba de convencerse a sí mismo de sus palabras y tomaba varias bocanadas de aire para poder mantenerse en calma.—Me va a matar Helen, lo sé.