Ojo por ojoSiciliaEl odio que sentía hacia ella era un fuego ardiente que nunca se apagaba. Damián había sido su aliado, su amante incluso, pero todo se había desmoronado cuando ella decidió traicionar su confianza, al divulgar su pequeño encuentro. Ahora, esa traición sería su perdición.Se levantó lentamente del banco frío donde había estado sentado durante horas. Cada paso resonaba en la celda vacía como un tamborileo macabro. Tenía un plan, uno que no solo le permitiría escapar, sino también llevar a cabo su venganza. El fuego artificial no era solo un espectáculo; era una distracción perfecta para hacer lo que necesitaba hacer.Mientras Damián comenzaba a trazar los detalles en su mente, recordó cómo había logrado infiltrarse en los sistemas de seguridad del complejo penitenciario. Había utilizado a algunos informantes dentro del mundo criminal para obtener información sobre las debilidades del lugar. Su astucia le había permitido orquestar este escape como si fuera una obra mae
Cuando llegó a la mansión Monroe, lo que encontró fue desolador. Las llamas danzaban entre los escombros y gritos llenaban el aire. Policías y bomberos trabajaban frenéticamente, tratando de controlar el desastre. Alice sintió que sus piernas flaqueaban al ver cómo la mansión se convertía en cenizas.Se acercó a un oficial, tratando de mantener la calma mientras le preguntaba información.—Disculpe, oficial. Yo vivo aquí… ¿Encontraron algún herido? —Farfulló desesperada, con la voz quebrada.El hombre le miró con compasión, pero también con una seriedad abrumadora:—Lo siento, señorita, estamos intentando localizar a todos los posibles atrapados. —Respondió el oficial para luego continuar con su trabajo.Alice no podía esperar más; necesitaba saber si los empleados de Dalton que ella había conocido, seguían con vida. Así que comenzó a rodear la casa, buscando la oportunidad para meterse sin ser detenida. Y cuando nadie estaba mirándola, se adentró entre los restos humeantes, llamando a
Segunda faseLa explosión del auto retumbó en el aire, un rugido violento que sacudió el entorno. Alice fue lanzada hacia atrás, su cuerpo girando descontroladamente en un torbellino de humo y escombros. El calor la envolvía mientras caía, y el mundo alrededor de ella se desdibujaba en una mezcla de luces brillantes y sombras oscuras.Cuando finalmente aterrizó, lo hizo con un golpe sordo contra el suelo. La tierra vibró con la fuerza del impacto, y el polvo se levantó a su alrededor como un manto gris que la cubría. Abrió los ojos lentamente; todo estaba borroso. Las luces a su alrededor filtraban a través de una nube de confusión, y los sonidos parecían venir de lejos, como si estuviera bajo el agua.Los pitidos en sus oídos eran ensordecedores, casi como si el eco de la explosión aún retumbara dentro de su cabeza. Se esforzó por escuchar, pero solo logró captar fragmentos de voces entremezcladas: gritos, órdenes urgentes y el zumbido incesante de sirenas que se acercaban.Desorienta
“Testamento”—Tendrás que casarte conmigo —Repitió Dalton al ver la parálisis de Alice, volvió a recostarse en la pared cruzando los brazos con una expresión de desafío en su rostro, mientras que las luces del exterior que se filtraban a través de las ventanas, le iluminaban el rostro creando en él sombras que añadían misterio a su expresión.Alice lo miró, con la incredulidad pintada en sus ojos.—¿Estás bromeando? ¿Acaso me están jugando algún tipo de enferma broma pesad? —Masculló haciendo aspavientos y luego centró su atención en Nicholas —. ¿De verdad crees que esto es una opción? No puedo creer que tú hayas planeado esto... ¿Así es como planeas recuperar el tiempo perdido conmigo? ¡Casándome con él! —Bramó furiosa y terminó señalando a Dalton con expresión de desagrado.Dalton se encogió de hombros, como si la situación le resultara indiferente. El ojiverde estaba experimentando muchas emociones negativas en este momento por la destrucción de su casa, esa que había sido el hogar
Alice estaba de rodillas frente al espejo, su reflejo, mostrándole a una novia que aún no podía reconocer del todo. El vestido blanco, delicado y etéreo, parecía pesarle más que nunca. Cada pliegue y cada encaje le recordaban la magnitud de lo que iba a suceder en cuestión de minutos. Temblaba, no solo por los nervios, sino por la mezcla de emoción y miedo que la invadía.—¿Por qué estoy tan nerviosa? —Murmuró para sí misma, apretando las manos sobre sus muslos. La habitación, decorada con flores frescas y luces suaves, parecía burlarse de su ansiedad.En ese momento, la puerta se abrió y su tía Elizabeth entró con paso decidido. La mujer siempre había sido un pilar en la vida de Alice, aunque ahora no estaban en los mejores términos entre ellas, siempre había estado llena de consejos y abrazos reconfortantes, los cuales habían hecho de la castaña la mujer que era ahora. Pero, al ver a Alice en esa posición tan vulnerable, su corazón se apretó.—Alice, cariño. —Dijo Elizabeth con voz s
Moscú, quien estaba más cerca de la entrada, se puso de pie y detuvo a Malek antes de que se acercara más al altar, mientras que con un rápido movimiento desenfundó su pistola y le apuntó al pelinegro al pecho. —¡Moscú no!— Gritó Alice desde el fondo de su corazón. Mia abrazó rápidamente al pequeño Sami y le cubrió los ojos, al tiempo que Dalton empuñó sus manos y quiso caminar hacia ambos hombres, pero de inmediato Alice lo detuvo tirando de su brazo. —Tú no te metas— Ordenó la castaña entre dientes, mientras que le clavaba las uñas en el brazo. —¡Dios santo! —Exclamó Catherine llevándose ambas manos a su pecho. —Él es mi sobrino, no le hagas daño— Pidió Edward interponiéndose entre Moscú y Malek. —Dejamos bien en claro que esta era una reunión privada y ya es bastante que tú y tu mujer estén aquí— Sentenció Moscú aun con su pistola en alto. Alice y Elizabeth corrieron hasta Moscú y mientras que Elizabeth lo sujetó para llevárselo fuera del salón, Alice le arrebató el arma y l
Al escuchar las palabras de Dalton, de inmediato la castaña puso ambas manos sobre su pecho y lo empujó lejos de ella, mirándolo con desdén.—Él es mi mejor amigo y te prohíbo terminantemente que le pongas una mano encima— Espetó la joven señalándolo con su dedo acusador.Dalton sonrió amargamente y se sacudió el traje como si está lo hubiera ensuciado con solo tocarlo, abrió su boca para replicar, pero fue interrumpido por Mía, quien quería que le diera su merecido a esa trepadora que había conseguido casarse con su hermano, pero prefirió priorizar el bienestar de su sobrino.—Dalton, ya basta… no le des el gusto, recuerda que tu hijo está aquí— Dijo la rubia levantándose para luego cargar al pequeño Sami e irse hacia la salida.Dalton inspiró hondo, tragándose sus palabras y luego se fue detrás de su hermana.(***)Saliendo del recinto en el que se había realizado la ceremonia, Alice iba de camino a la recepción para marcharse cuando se topó una vez más con Malek, quien la había est
Los guardias comenzaron a moverse lentamente hacia Dalton, intentando desarmarlo sin provocar una tragedia mayor.—¡Baja el arma! —Reiteró el jefe de seguridad—. No queremos que esto termine mal para nadie.Alice miró a Dalton con desesperación; sus ojos suplicantes buscaban tocar algo dentro de él que pudiera hacerlo volver a la razón.—Por favor… solo piensa en Samuel. —Dijo ella suavemente—. En lo que hemos construido juntos. Esto no vale la pena.El silencio se apoderó del lugar mientras Dalton luchaba contra sus propios demonios internos. Finalmente, dejó caer la mirada hacia el suelo y respiró hondo, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a disiparse lentamente.Con un movimiento tembloroso, pero decidido, bajó la pistola y dejó escapar un suspiro entrecortado.—Está bien… está bien… —musitó Dalton con voz quebrada mientras sentía cómo las lágrimas provenientes de su impotencia amenazaban con asomarse a sus ojos—. No quiero verte cerca de mi esposa de nuevo.Malek miró a Alice y