Samuel se sentó en la silla frente al jefe de la agencia, su corazón latía con fuerza. La habitación estaba decorada con un aire sobrio y austero, pero el poder que emanaba del jefe era palpable. Samuel nunca había imaginado llegar a este punto, y ahora estaba a un paso de convertirse en agente.—Me presento. Soy el jefe superior de la Agencia de Seguridad Privada en la base de Estados unidos. Mi seudónimo es Alfa, desde ahora me llamarás así. —Declaró el hombre en tono serio.—Es un placer, señor. Mi nombre es Samuel Monroe, aunque supongo que eso ya lo sabe. —Respondió el castaño con nerviosismo.—Samuel. —Comenzó el jefe, su tono era serio. —Has demostrado ser un candidato excepcional para la División de Agentes Adolescentes. Sin embargo, hay una condición que debes cumplir: necesitas ser emancipado. Sé que Lara ya te habló sobre eso, pero no te lo puedes tomar a la ligera, porque de esto dependerá tu entrada a la agencia.Samuel sintió un nudo en el estómago. La palabra “emancipac
Dalton abrió la puerta de su hogar, sintiendo la familiaridad del lugar, pero al instante se dio cuenta de que algo no estaba bien. El ambiente era pensado y cargado de una energía que le resultaba ajena. Alice, su amada, estaba en la sala, rodeada de cajas y maletas, empacando las cosas con una determinación que lo dejó helado.—¿Alice? ¿Qué está pasando? —Preguntó Dalton con su voz llena de confusión y preocupación. Ella levantó la vista, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y firmeza.—Dalton, he tomado una decisión. —Dijo, sin apartar la mirada. —Voy a mudarme con Dalia al hotel Monroe. Ya no puedo seguir así.Dalton sintió como si el suelo se le desvaneciera bajo los pies. —¿Mudarte? ¿Por qué? No entiendo... ¿Qué pasó? —Indagó alzando la voz.—Ya lo sabes. Samuel se fue de la casa por tu decisión. Respondió Alice con un tono que dejaba claro que había estado dándole vueltas a esto durante todo el dia desde que le pidió el divorcio esa mañana. —Y yo no puedo quedarme aquí
Alice, con lágrimas en los ojos, suplicó a Samuel que no siguiera adelante con su decisión.—Por favor, Samuel, no lo hagas. No queremos perderte. —Imploró Alice con lágrimas en los ojos y su voz llena de angustia.Pero Samuel, decidido y dolido, se mantuvo firme en su postura.—Lo siento, mamá, pero esto es algo que debo hacer. Necesito liberarme de todo esto. Y me cansé. —Respondió Samuel, con voz fría.La situación fue tan intensa que Alice, abrumada por la ansiedad, se desmayó. Dalton, sorprendido y preocupado, se apresuró a socorrerla mientras Gabriel y Lara observaban con preocupación.Samuel, con los ojos llenos de dolor, miró a su padre.—Cuando muera, no te atrevas a asistir a mi funeral. —Sentenció Samuel, su voz estaba llena de amargura.Luego, sin esperar respuesta, se dio la vuelta y salió de la mansión, seguido por Gabriel y Lara. Dalton, aun sosteniendo a Alice, sintió el peso de sus acciones y palabras. La familia Monroe estaba en una encrucijada, enfrentando uno de l
A pesar de que todo fue planeado, Lara no podía evitar sentirte ansiosa y asustada. Mientras la multitud se movía al ritmo de la música, Lara observaba con atención. Las luces del club comenzaron a parpadear, señal que había llegado el momento. En un movimiento coordinado, los miembros de su equipo se dispersaron por el lugar, asegurándose de que ninguno de los presentes comprometiera su misión y que Samuel y Gabriel estuvieran bajo control.Un par de agentes encubiertos se acercaron a los dos chicos caídos. Uno de ellos, con un auricular en la oreja, se agachó junto a Samuel y le tomó el pulso. —Está muerto, es demasiado tarde, pero necesitamos moverlo rápido. —Dijo mientras se comunicaba con el resto del equipo.Gabriel yacía a su lado, su respiración era superficial. Lara sintió un nudo en el estómago, pero sabía que debían seguir adelante. Con un gesto firme, dio la señal para que los agentes comenzaran a actuar.En ese momento, una serie de luces estroboscópicas iluminaron el c
El día del funeral llegó con un cielo gris que parecía reflejar el pesar de todos los presentes. La atmósfera era pesada, cargada de una tristeza que se podía palpar. Las flores, blancas y amarillas, adornaban el ataúd de Samuel y el de Gabriel, creando un contraste con el profundo luto que vestían los asistentes. La capilla estaba llena, no solo de familiares, sino también de amigos y conocidos que habían querido rendir homenaje a dos jóvenes cuya vida había sido truncada tan prematuramente. En las paredes, fotos de los chicos sonreían, recordando momentos felices que ahora parecían tan lejanos.Alice se encontraba al frente, su rostro pálido y marcado por el dolor. Su mirada estaba fija en los ataúdes, como si esperara que en cualquier momento Samuel se levantara para abrazarla. A su lado, Mia sostenía su mano con fuerza, compartiendo el peso del dolor. Dalton estaba cerca, con la mandíbula apretada y los ojos llenos de lágrimas contenidas. Había una mezcla de rabia y tristeza en
Samuel miraba al techo, sintiendo cómo sus pensamientos se entrelazaban en un torbellino de dudas y miedos. A pesar de estar físicamente libre, la sombra de su pasado lo perseguía como un espectro. La idea de su familia, especialmente de su padre, lo llenaba de inquietud. Sabía que su familia no era del tipo que se quedaba quieta ante una amenaza; eran cazadores, no presas.—¿Qué pasa, cariño? ¿Te sientes mal? —Preguntó Gabriel, notando la expresión distante en el rostro del ojiverde.—No puedo dejar de pensar en ellos... —Respondió Samuel, su voz apenas era un susurro. —Conoces a mi padre, sabes que él no se quedará tranquilo con mi muerte. Y si decide cobrarse venganza contra la Agencia... no sé qué podría pasar. Podría descubrir la verdad.Lara, que estaba escuchando atentamente, se inclinó hacia él y posó una mano en su hombro en señal de apoyo.—Entiendo tu preocupación, pero ahora estamos aquí, juntos. Podemos protegernos unos a otros. No estás solo en esto. La agencia es el lug
—Entendido. Ahora mismo comienzo. —Respondió Moscú sin dudar. —¿Tienes algún detalle específico en mente?Dalton se detuvo un momento, recordando las conversaciones que había tenido con Gabriel sobre su organización. La agencia había sido de utilidad para él cuando contrató a Gabriel, pero ahora se sentía como una trampa mortal.—Cualquier cosa que puedas encontrar sobre cómo manejan las contrataciones y si tienen algún historial problemático. También necesito saber si hay alguien dentro que pueda ser un posible contacto. —Explicó Dalton, sintiendo que cada palabra era un paso hacia la verdad.—Voy a mover algunas piezas por aquí. No te preocupes; conseguiré lo que necesitamos. —Dijo Moscú con confianza. —Te mantendré informado.Dalton colgó y sintió una mezcla de alivio y ansiedad. Sabía que ahora tenía el apoyo necesario para seguir adelante en su investigación, pero también comprendía que el camino sería peligroso. A medida que se acercaba a la biblioteca del estado, su mente estab
Alice se sentó de golpe en la cama, sus ojos aún llenos de terror. El sudor perlaba su frente mientras la imagen de Samuel en peligro se repetía en su mente. Justo en ese momento, Mia irrumpió en la habitación, preocupada.—Alice, cariño ¿Estás bien? —Preguntó Mia, corriendo hacia ella y abrazándola con fuerza. —¿Qué pasó?Alice respiró hondo, intentando calmarse.—Tuve una pesadilla… Samuel estaba… estaba muriendo a mis pies y me pedía ayuda a gritos. No podía hacer nada para ayudarlo. —Confesó, su voz temblando.Mia la miró con compasión.—Fue solo un sueño, Alice. No dejes que eso te afecte. Samuel ya está descansando en paz y según la policía no sufrió, lo sabes. Solo es tu mente intentando jugarte una mala pasada. —Musitó la rubia a media voz.Alice asintió lentamente, pero la inquietud seguía latiendo en su pecho.—¿Dónde está Dalton? Necesito hablar con él. —Preguntó de repente al no verlo a su lado, sintiendo que su ansiedad aumentaba.Mia frunció el ceño.—Anoche salió muy ta