158: DesheredadoAlice escuchó el escándalo y rápidamente subió a ver que estaba ocurriendo.—Dalia, cariño. Ve a jugar con Lara en el jardín. Mamá irá a ver que estas bestias no derrumben la casa. —Dijo mientras miraba a Lara en petición de apoyo.—Claro, vamos pequeña. Juguemos a las princesas silvestres. —Sugirió mientras le tomaba la mano para llevársela.—¡Sí! —Exclamó la pequeña castaña emocionada. —¡Yo seré Blanca nieves y tú serás Aurora! —Canturreó mientras salían de la mansión.Alice subió las escaleras rápidamente, atravesó el pasillo y cuando puso la mano en el pomo de la puerta, escuchó las palabras de Dalton, “No me toques, me das asco”.Al abrir la puerta, se encontró con una atmósfera cargada de tensión. Su mirada se encontró con la de Dalton, que parecía un volcán a punto de erupcionar.—¿Qué está ocurriendo aquí? —Preguntó, su voz llena de preocupación.Pero antes de que pudiera recibir una respuesta, Dalton la empujó suavemente hacia afuera, como si temiera que su p
159: DesahogoEsa noche, Samuel no podía dormir recordando lo que su padre le había dicho y aunque tenía ganas de llorar, se negaba a hacerlo, así que se escurrió lentamente para zafarse del abrazo de Gabriel y cuando estuvo libre, salió de la cama y posteriormente de la habitación. Sin nada que hacer, comenzó a explorar el enorme departamento de Lara hasta que encontró una habitación que estaba convertida en gimnasio, con un saco de boxeo en el medio y unos guantes colgados de él, así que decidió boxear un poco para desahogarse.Se adentró en el pequeño gimnasio, la luz tenue iluminaba el espacio con un tono suave, creando un ambiente casi íntimo. El silencio de la noche lo envolvía, interrumpido solo por el sonido de su respiración y el leve crujir de sus pasos sobre el suelo de madera. Se acercó al saco de boxeo, sintiendo la textura del material frío bajo sus dedos.Con un suspiro profundo, se puso los guantes, sintiendo cómo la presión de la tela le daba una sensación de segurida
Dalton, sintiendo la presión de la situación, se encontraba en su oficina, rodeado de documentos y notas. La pérdida de la mayoría de sus clientes había dejado un vacío significativo en la compañía, y estaba decidido a hacer todo lo posible para recuperarlos, y después de los acontecimientos del día anterior, necesitaba ahogarse de trabajo para olvidarse de la imagen de su hijo teniendo sexo.Con determinación, comenzó a llamar a sus antiguos clientes, uno por uno. Sus conversaciones eran sinceras y llenas de promesas de mejora y transparencia. Explicó la situación por la que había pasado la compañía y cómo estaban trabajando arduamente para recuperar la confianza de todos. Sin embargo, a pesar de sus mejores esfuerzos, la mayoría de sus antiguos clientes ya habían encontrado otras empresas con las que trabajar. Algunos expresaron simpatía por la situación, pero dejaron en claro que no regresarían. Otros fueron más directos, indicando que habían perdido la confianza en la compañía.Ca
La luz del sol se filtraba a través de las ventanas, llenando la cocina con un cálido resplandor. Gabriel y Samuel se miraron, sonriendo al ver a Lara en acción, moviéndose con gracia entre la estufa y la mesa. El aroma del café recién hecho y las tostadas dorándose llenaban el aire, haciendo que sus estómagos rugieran de anticipación.—¡Buenos días, chicos! —Saludó Lara con una sonrisa radiante, mientras giraba para verlos. —Espero que tengan hambre, porque estoy preparando mi desayuno favorito: huevos revueltos con espinacas y un toque de queso. —Añadió alegremente.Samuel se acercó a la mesa, sintiendo una oleada de gratitud hacia Lara. —¡Huele increíble! Gracias por hacerlo. —Dijo mientras se servía un vaso de jugo de naranja.Gabriel se acomodó al lado de Samuel y le dio un pequeño codazo.—Si. Ella es excelente alimentando chicos sin hogar, me preparaba ese desayuno todos los días cuando nos conocimos. —Comentó Gabriel. —¿Listo para enfrentar el mundo hoy? —Preguntó con un tono
Samuel se sentó en la silla frente al jefe de la agencia, su corazón latía con fuerza. La habitación estaba decorada con un aire sobrio y austero, pero el poder que emanaba del jefe era palpable. Samuel nunca había imaginado llegar a este punto, y ahora estaba a un paso de convertirse en agente.—Me presento. Soy el jefe superior de la Agencia de Seguridad Privada en la base de Estados unidos. Mi seudónimo es Alfa, desde ahora me llamarás así. —Declaró el hombre en tono serio.—Es un placer, señor. Mi nombre es Samuel Monroe, aunque supongo que eso ya lo sabe. —Respondió el castaño con nerviosismo.—Samuel. —Comenzó el jefe, su tono era serio. —Has demostrado ser un candidato excepcional para la División de Agentes Adolescentes. Sin embargo, hay una condición que debes cumplir: necesitas ser emancipado. Sé que Lara ya te habló sobre eso, pero no te lo puedes tomar a la ligera, porque de esto dependerá tu entrada a la agencia.Samuel sintió un nudo en el estómago. La palabra “emancipac
Dalton abrió la puerta de su hogar, sintiendo la familiaridad del lugar, pero al instante se dio cuenta de que algo no estaba bien. El ambiente era pensado y cargado de una energía que le resultaba ajena. Alice, su amada, estaba en la sala, rodeada de cajas y maletas, empacando las cosas con una determinación que lo dejó helado.—¿Alice? ¿Qué está pasando? —Preguntó Dalton con su voz llena de confusión y preocupación. Ella levantó la vista, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y firmeza.—Dalton, he tomado una decisión. —Dijo, sin apartar la mirada. —Voy a mudarme con Dalia al hotel Monroe. Ya no puedo seguir así.Dalton sintió como si el suelo se le desvaneciera bajo los pies. —¿Mudarte? ¿Por qué? No entiendo... ¿Qué pasó? —Indagó alzando la voz.—Ya lo sabes. Samuel se fue de la casa por tu decisión. Respondió Alice con un tono que dejaba claro que había estado dándole vueltas a esto durante todo el dia desde que le pidió el divorcio esa mañana. —Y yo no puedo quedarme aquí
Alice, con lágrimas en los ojos, suplicó a Samuel que no siguiera adelante con su decisión.—Por favor, Samuel, no lo hagas. No queremos perderte. —Imploró Alice con lágrimas en los ojos y su voz llena de angustia.Pero Samuel, decidido y dolido, se mantuvo firme en su postura.—Lo siento, mamá, pero esto es algo que debo hacer. Necesito liberarme de todo esto. Y me cansé. —Respondió Samuel, con voz fría.La situación fue tan intensa que Alice, abrumada por la ansiedad, se desmayó. Dalton, sorprendido y preocupado, se apresuró a socorrerla mientras Gabriel y Lara observaban con preocupación.Samuel, con los ojos llenos de dolor, miró a su padre.—Cuando muera, no te atrevas a asistir a mi funeral. —Sentenció Samuel, su voz estaba llena de amargura.Luego, sin esperar respuesta, se dio la vuelta y salió de la mansión, seguido por Gabriel y Lara. Dalton, aun sosteniendo a Alice, sintió el peso de sus acciones y palabras. La familia Monroe estaba en una encrucijada, enfrentando uno de l
A pesar de que todo fue planeado, Lara no podía evitar sentirte ansiosa y asustada. Mientras la multitud se movía al ritmo de la música, Lara observaba con atención. Las luces del club comenzaron a parpadear, señal que había llegado el momento. En un movimiento coordinado, los miembros de su equipo se dispersaron por el lugar, asegurándose de que ninguno de los presentes comprometiera su misión y que Samuel y Gabriel estuvieran bajo control.Un par de agentes encubiertos se acercaron a los dos chicos caídos. Uno de ellos, con un auricular en la oreja, se agachó junto a Samuel y le tomó el pulso. —Está muerto, es demasiado tarde, pero necesitamos moverlo rápido. —Dijo mientras se comunicaba con el resto del equipo.Gabriel yacía a su lado, su respiración era superficial. Lara sintió un nudo en el estómago, pero sabía que debían seguir adelante. Con un gesto firme, dio la señal para que los agentes comenzaran a actuar.En ese momento, una serie de luces estroboscópicas iluminaron el c