Conforme caminaban hacia la cafetería, Samuel no podía evitar sentir un leve recelo. ¿Qué querían realmente Lara y Gabriel? La amabilidad repentina era inusual, especialmente en la gran ciudad. Sin embargo, la sensación de ser tratado como un adolescente normal, aunque fuera por un breve momento, lo reconfortaba.Llegaron a la cafetería, un pequeño lugar acogedor con luces cálidas y el aroma de café recién hecho en el aire. Se sentaron en una mesa junto a la ventana y pidieron algo de comer.—Entonces, Samuel. —Comenzó Gabriel mientras removía su café. —¿Qué te llevó a la biblioteca hoy?Samuel tomó un sorbo de su bebida antes de responder.—Necesitaba un lugar tranquilo, lejos de todo. Ha sido una semana complicada. —Dijo, sintiéndose algo aliviado al hablar de sus razones.Lara asintió comprensiva.—Todos necesitamos un refugio de vez en cuando. La biblioteca siempre ha sido uno de mis lugares favoritos también. —Comentó con una sonrisa.Mientras conversaban, Samuel se dio cuenta de
Dalton estaba en una vieja y ruinosa casa abandonada, a oscuras, iluminado apenas por los relámpagos que iluminaban el cielo cada tanto, mientras el cielo se caía en el exterior por la tormenta devastadora que azotaba las viejas paredes de madera de la casa. Caminó por el pasillo, bajó las escaleras al sótano y de pronto lo atacó un hombre. No podía identificar quién era por la oscuridad, pero lo mató antes de que este lo hiciera. Luego, otro hombre salió de la penumbra del sótano y Dalton también lo mató sin problema. Y así continuó, uno tras otro.De repente, el sótano se iluminó y entonces lo vio: todos los cuerpos de las personas que él había asesinado con La Garduña. Pero aún había unos más en pie. Se trataba de su familia: Alice, Samuel, Mia, Malek, los Colman, Moscú y Elizabeth, Nicholas e incluso Andrés. Todos parecían estar poseídos. Todos se abalanzaron sobre él y comenzaron a golpearlo, y él tuvo que matarlos a todos, terminando por su esposa Alice.Luego, se escuchó que alg
Mientras Dalton cuestionaba su regreso, al otro lado de la ciudad, en los suburbios, la mansión Monroe se erguía majestuosa contra el cielo matutino. La mansión, reconstruida por Alice después de tantos desafíos, representaba un símbolo de su fortaleza y determinación. Los primeros rayos de sol se filtraban a través de las ventanas, llenando la casa de una luz cálida y dorada.Alice despertó con la claridad del nuevo día. Aunque su cuerpo estaba cansado, su mente estaba decidida. Después de una ducha rápida, se arregló con cuidado, eligiendo un atuendo que combinaba profesionalismo y comodidad. Se dirigió a su escritorio, donde una pila de documentos, unas videoconferencias prontas y una computadora portátil la esperaban.El escritorio de su habitación era un espacio organizado, pero lleno de vida. Fotografías familiares, notas adhesivas con recordatorios y algunos adornos personales daban un toque cálido al lugar. Alice se sentó, sintiendo el peso del trabajo atrasado que había acumul
Samuel se tensó al escuchar las palabras de la subdirectora. Miró a su alrededor, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.—¿Jennifer? —Preguntó, intentando ocultar su sorpresa.La subdirectora asintió con firmeza.—Sí, Samuel. Por favor, acompáñame a mi oficina.Samuel siguió a la subdirectora por los pasillos de la escuela, sintiendo una creciente sensación de inquietud. Llegaron a la oficina y, al entrar, vio a Jennifer sentada en una silla, con una expresión de impaciencia. Al ver a Samuel, esbozó una sonrisa que no llegó a sus ojos.—Samuel, querido, qué bueno verte. —Dijo Jennifer con una voz aparentemente amable.Samuel no pudo evitar sentirse incómodo. Desde que recordaba, su relación con Jennifer había sido tensa y distante.—¿Qué haces aquí, Jennifer? —Preguntó Samuel, tratando de mantener la calma.Jennifer se levantó y se acercó a él, colocando una mano en su hombro de manera posesiva.—Solo quería verte y hablar contigo. Han pasado tantas cosas desde que... bueno,
Malek dejó escapar un suspiro, mirando a Mia con preocupación.—Entonces debemos ser más cuidadosos. No podemos darle ninguna razón para sospechar. Debemos vigilar cada uno de sus movimientos y asegurarnos de que no intente investigar más sobre Dalton. Sabes lo persistente que puede ser. Digno hijo de su padre, sin duda… —Dijo Malek, cruzándose de brazos.Mia asintió, aunque la preocupación no abandonaba su rostro.—Sé que esto es difícil, pero lo estamos haciendo por su seguridad y la de Alice. No podemos arriesgarnos a que Jennifer descubra que Dalton está vivo y use esa información para manipularnos o hacerle daño a alguien —Respondió Mia, con su voz temblando ligeramente.—Confío en que podremos manejar esto, pero necesitamos ser un equipo y estar siempre alerta. Si notamos algo fuera de lo normal, debemos actuar de inmediato. —Dictó Malek, tratando de infundir confianza en ambos.Mia tomó una respiración profunda, tratando de calmar sus nervios.—Tienes razón. No podemos dejar que
—Busquemos cualquier cosa que pueda ser una pista. No podemos despertarla —Respondió Samuel a media voz, comenzando a revisar la habitación en silencio.Mientras buscaban, encontraron una maleta abierta con documentos y papeles esparcidos por el suelo. Samuel recogió uno de los documentos y lo leyó rápidamente.—Mira esto. Es un informe de seguimiento. Parece que Jennifer ha estado vigilando a alguien. —Dijo Samuel, mostrándole el documento a Gabriel.—¿A quién? —Preguntó Gabriel, mirando el informe con interés.—No lo sé, pero debemos llevarnos esto y revisarlo con calma. No podemos quedarnos aquí mucho tiempo. —Respondió Samuel, guardando el documento en su mochila.De repente, la figura en la cama se movió y emitió un gemido. Samuel y Gabriel se quedaron inmóviles, conteniendo la respiración. Jennifer se giró en la cama, pero no se despertó. Los dos jóvenes aprovecharon la oportunidad para salir de la habitación en silencio.Al llegar al pasillo, cerraron la puerta con cuidado y se
Al llegar a la escuela, se encontraron con una mezcla de curiosidad y miradas de desaprobación de sus compañeros. Samuel sabía que su mala reputación seguía afectándolo, pero ahora, con Gabriel a su lado, sentía que podía afrontar cualquier cosa.Entraron al aula y tomaron asiento juntos. A lo largo del día, Gabriel permaneció cerca de Samuel, asegurándose de que todo estuviera bajo control. Sabía que debía cumplir su misión sin levantar sospechas, pero también comenzaba a desarrollar un verdadero afecto por Samuel, pero tenía que ser profesional y mantenerse a raya. Un agente condecorado no puede enamorarse de sus protegidos.Durante el recreo, Samuel y Gabriel se sentaron en un rincón tranquilo del patio. Samuel sacó los documentos que habían encontrado la noche anterior y los revisaron juntos, tratando de descifrar cualquier pista adicional.—Mira esto, hay un nombre que se repite en varios de los documentos: "C. Roth". ¿Quién crees que sea? —Preguntó Samuel, señalando el nombre en
Samuel y Gabriel esperaron aproximadamente una hora afuera de la oficina del director, nerviosos y expectantes. El silencio en el pasillo era casi ensordecedor, y cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad. Finalmente, la puerta de la recepción se abrió y Samuel no pudo creer lo que veía: Alice estaba allí.El director la había llamado, y al verlo, Alice se acercó a Samuel con una mezcla de preocupación y sorpresa en su rostro.—Samuel, ¿Qué está pasando? Nunca te habías peleado con nadie antes. —Dijo Alice, su voz estaba cargada de incredulidad.El castaño abrió su boca para responder, pero antes de que pudiera responder, el director salió de su oficina y le hizo una señal a Alice para que entrara. Ella le dirigió una última mirada a Samuel antes de seguir al director, dejando a los chicos nuevamente solos en el pasillo.Después de unos minutos que parecieron interminables, el director llamó a Samuel y Gabriel a su oficina. Samuel sintió un nudo en el estómago mientras camina