A Jayden le sudaban las palmas de las manos mientras se acercaba a Nubia, con el corazón, golpeándole las costillas como un tambor salvaje. Su mirada se cruzó con la de ella, cargada con el peso de verdades no dichas.—Ven —murmuró, con la voz apenas por encima de un susurro—. Necesitamos hablar.Nubia frunció el ceño, pero lo siguió con pasos vacilantes. Se acomodaron en un banco fuera del centro médico y un abismo de silencio se abrió entre ellos.—¿Sabes? —empezó él, con palabras vacilantes pero urgentes —. A veces... ocultamos cosas, por miedo a lastimar a quienes amamos. Pero esos secretos... no podemos ocultarlo por mucho tiempo y cuando salen a la luz, destruyen a esas mismas personas que queremos proteger.La expresión de Nubia pasó de la confusión a la curiosidad, una indicación silenciosa para que continuara.—¿Es que... tengo una hija? —confesó Jayden, revelando por fin la verdad.Sus ojos se abrieron de par en par, con la incredulidad marcando sus rasgos. Soltó una carcaja
—¿Puedes pellizcarme? —susurró Roxana, su voz temblaba como las hojas en viento suave.Las lágrimas perlaron sus ojos, capturando la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas.Jayden, con un gesto confundido frente a su petición, frunció el ceño mientras tomaba su mano delgada y la apretaba con ternura.—¿Pellizcarte?Ella soltó una risa quebrada, sus ojos chispeando con un vigor renovado.—Papá, es que de verdad necesito saber que esto no es otro sueño —su mirada se hundió en la suya, buscando anclar la realidad—. ¿Sabes cuántas veces soñé que venías por mí? ¿Qué me rescatabas de la maldad de esa gente?—Demasiadas, supongo —Jayden asintió, su propio corazón latiendo con una mezcla de emoción y preocupación—, pero ya no tienes por qué sufrir más, ahora no estás sola, me tienes a mí y no dejaré que nadie te cause daño.Ella sonrió conmovida, sintiendo de nuevo esa sensación de ser protegida, aunque esta vez estaba segura de que su padre lo haría, no como Harvey, que la había
El corazón de Roxana latió como un tambor salvaje, resonando en su pecho con una urgencia que amenazaba con traicionarla. Sus ojos, dos esferas oscilantes, se movieron frenéticamente entre la figura imponente de su padre y la postura desenfadada de su hermano.—¿Lo conoces? —preguntó de nuevo su padre con una voz que parecía tallar cada palabra en el aire gélido de la habitación.Ella se quedó en silencio, nerviosa, porque no sabía qué consecuencia podía causarle a su familia tener un enfrentamiento con los licántropos más poderosos, si ella les contaba la verdad, lo más probable es que ellos buscaran hacerle pagar a Harvey, ella no podía hacer eso, la seguridad de su familia pendía de un hilo tan frágil como la telaraña que danzaba en la esquina del salón, por eso tomó una decisión.—No —mintió ella, su voz, apenas un susurro que luchaba por mantenerse firme. —No tengo ese... gusto de conocer a Harvey.Al decirlo, sintió cómo una oleada de nerviosismo la envolvía. Su padre y su herm
El aire en la habitación se tornó denso, cargado de una electricidad que parecía presagiar tormenta. Su padre avanzó hacia ella, frunciendo el ceño más en cada paso, evidenciando su preocupación.—¿Por qué tan de repente, hija? —preguntó su voz, un suave gruñido que resonaba con la autoridad paternal.—Quiero... quiero hacer muchas cosas más —balbuceó ella—, ir a la universidad, viajar, vivir...Jayden se interpuso entonces, su mano sobre su hombro, un gesto protector y lleno de pesar. La mirada que le ofreció era intensa, como si buscara conectar con su alma.—Te apoyo en todo lo que quieras, deseo que cumplas todos tus sueños, sin embargo, pienso que ahora... con el bebé... es mejor que te quedes. Además, deseo disfrutar un tiempo contigo. Apenas estás apareciendo, quiero que nos conozcamos.Ella sintió la firmeza de sus palabras, el anhelo detrás de ellas.—Entiendo —murmuró, aunque una parte de ella quería quedarse, la otra deseaba la felicidad de su padre.—Lo que no entiendo es
Roxana se adentró en el bosque, las palabras reconfortantes de su padre y hermano aún resonaban en su mente. El aroma a tierra húmeda y el crujir de hojas secas bajo sus pies la tranquilizaban con cada paso. El sol se filtraba a través de las copas de los árboles, creando un tapiz de luz y sombras que bailaba ante sus ojos.—¿Hola? ¿Me escuchas? La voz interna la tomó por sorpresa, y Roxana se detuvo en seco, tambaleante, como si una fuerza invisible la hubiera empujado. Se llevó una mano al pecho, intentando calmar el latido frenético de su corazón que parecía salirse de su pecho.—¿Quién... quién está ahí? ¿Quién eres? —balbuceó asustada, mirando a su alrededor."No busques a los lados, si no dentro de ti, me llamo Nácar y soy tu loba", respondió la voz, clara y distinta en su cabeza.—Esto no puede ser real —murmuró ella, pasándose los dedos por la sien."No estás loca", insistió la voz, con un tono que ahora reflejaba enfado. "Esto no es nuevo para ti, te has criado en este amb
Nácar corría. El bosque era un borrón de sombras y luces lunares, pero ella no miraba atrás. Los pasos resonaron, brutales y determinados. La tierra bajo sus pies se convertía en enemiga, desleal, traicionera, amenazando con hacerla tropezar. "No puedo parar," se repitió, el aliento cortado por el esfuerzo y el temor.—¡Ahí va! —gritó una voz lejana, mezclándose con el latido salvaje en su pecho. Sintió un frío sudor empapando su espalda, Nácar mantenía el ritmo, sus ojos encendidos como si fueran brasas ardientes.«Pronto, Nácar» jadeó Roxana en su interior «Necesitamos un milagro».Un destello metálico rasgó el aire, seguido por el fogonazo sordo de un disparo. La bala encontró su marca, y tanto Nácar como Roxana sintieron cómo el mundo giró violentamente. Se detuvo, el dolor desgarrador abriéndose paso a través de su carne. No quería morir, no así, no ahora. Los cazadores se acercaron, sus voces eran claras, sus intenciones mortales.“Es el fin" susurró, dejándose caer al suelo,
El gruñido de King retumbó por la habitación, vibrando a través de las paredes y deslizándose como un temblor feroz en los pasillos. "Apártate de ella" rugió a través del enlace mental que conectaba a todos los lobos de la manada y a él, por ser el príncipe heredero de todos los licántropos. "¿Qué crees que haces retando a tu futuro rey por su compañera?"Heros sintió cómo la furia se apoderaba de él, una ola de ira tan fuerte que lo dejó tembloroso. El desafío directo de King era una provocación que no podía ignorar. Con un salto ágil, sus garras listas y los dientes descubiertos, se abalanzó sobre el lobo majestuoso. Aulló su respuesta, dejando que su enojo fluyera libremente a través del enlace. "¡Así que tú eres el desgraciado que se burló de mi hija! ¡Tú la embarazaste y la abandonaste burlándote de ella, pensando que no tenía familia!"King retrocedió, sorprendido, su guardia momentáneamente bajada al darse cuenta de que estaba frente a su suegro, y sorprendido ante la acusa
Los días transcurrieron en el hospital, cada uno cargado de esperanza y ansiedad para aquellos que esperaban noticias sobre la salud de Roxana. Mientras tanto, Harvey apenas salía de la habitación a hacer algunas necesidades, pero se mantuvo allí en su forma lobuna, dedicado a cuidar a su compañera y a los bebés que llevaba en su vientre. La soledad del hospital no perturbó su vigilia; su mente anclada a Roxana y a su recuperación. La noticia de que había encontrado a su compañera les llegó a sus padres. Fue Ilan cuando el teléfono sonó, quien contestó y se encargó de darles la noticia. —Harvey está aquí porque encontró a Roxana, ella es mi hermana, hija de mi padre —explicó a los reyes y padres de Harvey.Cuando la majestuosidad de los reyes inundó el espacio aséptico del hospital, un aire de tensión los siguió. Brad, con el peso de su linaje en cada paso, se aproximó a Jayden. Sus ojos buscaban respuestas, con una mezcla de enfado y frustración en su mirada, reclamando respuestas