Sin decir una palabra más, el hombre parecido a Brad la tomó en sus brazos y la besó con una pasión abrasadora. Sus bocas se encontraron en un torbellino de deseo, y ambos se dejaron llevar por la intensidad del momento.La habitación se llenó del sonido de sus respiraciones entrecortadas y sus gemidos de placer. Las manos Brad exploraban ansiosamente el cuerpo de Yara, como si estuviera buscando algo perdido durante mucho tiempo.Dentro del hombre, su lobo se resistía.“No, no puedes caer, ella no es buena para nosotros, es la responsable de lo ocurrido en…”, pero antes de que su lobo pudiera continuar hablando, él lo detuvo.«¿De lo ocurrido dónde? Si no terminas de decirme por qué le estamos huyendo a la mujer y a su loba que se supone es nuestra compañera y Luna, no voy a detenerme, ¿Me vas a decir por fin cuál es tu misterio?»Su lobo se mantuvo en silencio, sin querer seguir hablando.«Me supuse que eso harías”, respondió a su lobo y cortó todo enlace con él.Lo ignoró y se sum
Yara se levantó de la cama, su cuerpo aun vibrando con el recuerdo de la pasión compartida, pero su corazón pesaba producto de la tristeza y la agitación. Kira, la loba interior de Yara, también estaba inquieta en la misma situación. Porque siempre había algo en la presencia de ese hombre que la hacía sentir confundida y vulnerable. Decidió dejar a su loba correr para que pudiera encontrar consuelo y tranquilidad. Así que se colocó una bata ancha rápidamente, caminó con premura al exterior, se la quitó en el jardín y le dio paso a su loba, y se adentró en el espeso bosque que rodeaba su hogar. La noche estaba tranquila, y la luz de la luna llena filtrándose a través de las copas de los árboles creaba un ambiente mágico y sereno. Kira se adentró en el bosque, corriendo a toda velocidad entre los árboles y dejando atrás todas las preocupaciones y dudas. La loba se sentía libre y en su elemento, en medio de la naturaleza. Cada paso que daba y cada bocanada de aire fresco la ayudaba
La noticia dejó a Leo completamente atónito. No tenía idea de la existencia de un hijo, y mucho menos de que se llamara Harvey. Sus pensamientos se agitaron en su mente mientras trataba de procesar la revelación.“¡Harvey!”, murmuró Leo en estado de shock, su voz llena de asombro y confusión “¿Cómo es posible? Nunca supe de su existencia, te juro que no lo sabía y Brad tampoco”.Kira lo miró a los ojos, y se dio cuenta de que él no le estaba mintiendo, sintiendo que la situación era sumamente complicada.“¿Entonces no lo mandó a robar?”“Brad no haría eso, ¿Por qué estás empeñada en hacerlo ver como un ogro, nunca lo supimos, ¿Crees que de saberlo no habríamos venido? Yo nunca lo supe porque me extrajiste el lobo, y luego cuando volviste a aparecer, te bloqué, pero es hasta ahora que podemos hablar”.“Entonces ¿No lo sabía?”.“Kira, hay que proteger a Harvey de todos, hay tantos enemigos, entre ellos la gente de Colmillo plateado, si saben qué es mi hijo pueden hacerle daño, porque es
Brad se encontraba en estado de shock mientras observaba a Yara, sosteniendo a un pequeño niño que parecía luchar por su vida. La noticia de que aquel niño, Harvey, era su hijo, lo golpeó como un rayo. Su mente estaba llena de confusión y preocupación, pero sabía que debía actuar rápidamente para salvar al niño.—Yara, ¿Qué le pasó a Harvey? —preguntó Brad con urgencia, mientras miraba al pequeño en busca de señales de vida.Yara se secó las lágrimas y trató de explicar entre sollozos.—De repente, comenzó a tener dificultad para respirar, y luego dejó de respirar por completo. Es la maldición Brad ¡Tienes que hacer algo, Brad, por favor, no puedo perderlo!Brad no comprendía lo de la maldición, sin embargo, sabía que no tenía tiempo que perder. Su instinto de padre lo impulsó a actuar rápidamente para salvar la vida de su hijo. Pero también sabía que no podía hacerlo solo.—Estrella, la bruja —murmuró Brad, recordando las palabras de su lobo—. Estrella puede ayudarnos. Debo llevarlo
Brad quedó atónito ante la respuesta de Estrella, su mirada se clavó en el intricado medallón que colgaba de su cuello. Donar su propio corazón para salvar a su hijo parecía una tarea inimaginable y aterradora.Podía oír el crepitar lejano de un fuego, pero no hacía nada para calentar el escalofrío de pavor que le subía por la espina dorsal mientras se planteaba la pregunta que le había estado atormentando desde la revelación.—¿Cómo sabes que mi corazón puede romper su maldición? —. Su voz era un mero susurro.Ella levantó la barbilla, y el medallón captó la luz del fuego como un faro mientras lo miraba a los ojos con una certeza inquebrantable. —Brad, eres descendiente de la bruja que conjuró esa maldición, por parte de tu padre —dijo en voz baja, y sus palabras se entrelazaron en la quietud de la habitación.—¿Cómo puedes estar tan segura? —preguntó. A Brad se le aceleró el corazón, un latido tumultuoso contra su pecho. La observó, buscando en su rostro cualquier signo de duda.—
La luz proyectaba un resplandor etéreo por la ventana de la habitación donde estaban hablando Yara y Brad, frente a frente. El aire zumbaba con una tensión que hacía que la noche se sintiera cargada, como el momento previo a la caída de un rayo.—Brad —exhaló Yara, con la confusión grabada en el entrecejo —Dime algo ¿Cómo es posible que nos unamos en un ritual, cuando tu lobo ni siquiera deja que mi loba se le acerque?—Yara —dijo Brad, con una voz grave que parecía vibrar en el suelo bajo ellos—, eso no es del todo cierto, el ritual que realizó Estrella para traer de vuelta a Leo, creó un escudo magnético para evitar que... pudiera volver a suceder.Se rodeó con los brazos y un escalofrío recorrió su espalda a pesar del calor que sentía en ese momento. Sus ojos buscaron los de él, tratando de encontrar la verdad en la expresión de su rostro.—Por eso Estrella va a realizar otro ritual —continuó él, hablando.El magnetismo entre ellos era palpable, él levantó la mano y acarició con s
La noticia cayó sobre Yara como una losa fría y pesada, golpeando su pecho con la fuerza de un puño cerrado. Se quedó inmóvil por un instante, sin aliento, mientras las palabras de Brad resonaban en su mente, se imaginó a su hijo Harvey viviendo una situación similar a la que él vivió y se dio cuenta de que de cierta manera eso justificaba su rabia y odio hacia su madre, incluso hacia ella, porque lo ocurrido había marcado al niño, y todas las cosas que ocurren en esa etapa deja profundas heridas en las personas, para muestra ella con su propia madre.—Lo siento mucho —susurró ella, su voz, apenas un hilo de sonido en la habitación cargada de emociones. Porque el ser hombres lobo, no significaba que sus sentimientos eran menos intensos, todo lo contrario, el hecho de ser apasionados, hacía que percibieran todo más fuerte. Con manos temblorosas, extendió sus brazos hacia Brad, quien a pesar de ser fuerte físicamente, a sus ojos parecía tan vulnerable bajo la luz tenue. Sus ojos se
Estrella se encontraba inmersa en el abrazo de Jericó, su aliento mezclándose con el de ella en un baile íntimo y peligroso. La sensación de sus labios contra los suyos era un fuego que consumía cualquier rastro de frialdad en su alma.«Debería golpearlo» El pensamiento apareció, intrusivo y combativo, entre el torbellino de emociones que se agolpaban en su cabeza.Pero Lux, su fiel loba interior, a quien había mantenido bloqueada para que no le saliera con algo a lo que ocurriría segundos después, aprovechó su descuido, y emergió como una brisa cálida, disuadiendo su instinto combativo. "Espera," siseó, una súplica silenciosa que solo Estrella podía escuchar."¡¡Es nuestro compañero!!", afirmó Lux, emocionada, brincando de felicidad, mientras que ella gritaba en conflicto. Entretanto, algo similar ocurrió con el chico, la voz de Juno, calmada y serena, se entrelazó con la suya, "Es nuestra compañera, Jericó."“Acabo de darme cuenta" respondió él, sus ojos brillando con un conocimien