AJAXEstaba frenético y nunca habíamos estado tan fuera de control, ni siquiera con una horda de Renegados encima de nosotros.Alguien había eliminado el rastro y camuflado los olores con unas feromonas sintéticas, que se hacían a partir de plantas con aromas fuertes.Miramos las huellas de los autos en la tierra, pero era obvio que también habían sido eliminadas.“¡Espera maldici0n, Conall, pensemos! Esta carretera lleva a nuestra manada, a la ciudad y a la manada de Adam”“Es obvio que Amalia sola no se pudo desaparecer así. Sigamos mejor el rastro rumbo a la manada de Adam ¡Vamos!”Y así lo hicimos. Varios kilómetros después, las huellas frescas de unos neumáticos aparecieron de la nada, habían sido borradas solo hasta este punto.Entonces seguimos esa evidencia. El auto salió de la carretera y se internó en un camino dentro del bosque en penumbras.Recordaba muy bien a donde llevaba, era una mina abandonada que colindaba entre las dos manadas, pero pertenecía a mis tierras.Conal
AMALIALas explosiones comenzaron desde el exterior hacia el interior.El techo comenzó a derrumbarse, todos se movía como si estuviésemos en un terremoto.Piedras enormes amenazaban con sepultarnos en cualquier instante.Sucedió en unos segundos. El enorme lobo se abalanzó sobre mí y mordió mi hombro comenzando a arrastrarme.Grité por el dolor, pero no me resistí, sabía muy bien que lo hacía para ayudarme a escapar del peligro.Ni siquiera podía levantarme por la herida en las piernas, mi camisa mal abotonada, con lo poco que me dejó el brut0 de Edgar, amenazaba de nuevo con abrirse por completo.Mis manos fueron al pelaje tupido de su cuello, agarrándome con todas mis fuerzas, mientras mi cuerpo era llevado a rastras sobre el áspero suelo de la mina.Veía como el techo se iba cayendo detrás de nosotros, al igual que piezas de mosaico y por muy rápido que quisiera correr este poderoso animal, conmigo como carga, no iba a poder escapar.— ¡Suéltame! ¡DÉJAME, SUÉLTAME! ¡ESCAPA SO...
AMALIA— Cierra los ojos, no pienses en nada – su mano se pasó por la parte de atrás de mi cabeza, cerré los ojos mientras me inclinaba hacia delante.El olor a sangre ya cubría casi todo su cuerpo, pero sangre fresca llegó a mi nariz y luego, mis labios probaron ese caliente líquido, mi lengua salió y lamió lentamente.Una deliciosa y vibrante sensación subió por toda mi columna, haciendo estremecer mi cuerpo entero.No sentía asco, nada de asco y fue como si perdiera la capacidad de pensar.Una obsesión se apoderó de mi mente, quería más, deseaba más de esa delicia, de la vida de este hombre, solo para mí. Él era mío, solamente mío.Abrí la boca y lo mordí gimiendo de placer. Chupé la sangre de Ajax que bajaba calentando mi garganta, haciendo revivir cada célula de mi cuerpo.Un gruñido ronco se escuchó por encima de mi cabeza, su otra mano apretó mi cintura pegándome más a su poderoso pecho.— Más Amalia… Mmm más… tienes que sobrevivir, no te puedo perder nena… no te puedo perder
ADAM— ¡Adelante!Sentí golpes en la puerta y por el olor, sabía muy bien que era mi Beta.Entró a mi despacho y seguí firmando los negocios de la manada, pensé que me diría que ya había traído a la cabecidura de mi hija, sin embargo, solo se quedó callado.Levanté la mirada, él estaba en medio del despacho como perdido y lo supe enseguida, algo había sucedido.— ¿Le pasó algo a Alessandra? – la silla se arrastró con un fuerte sonido al levantarme de golpe.— Alfa, yo… fui a avisarle que usted la quería de vuelta, que no podía quedarse en la manada de Ajax, como me ordenó…— ¡Ya sé lo que te ordené, ve al punto de una vez!— Bien, al… al llegar no me dejaron pasar, me pusieron mil excusas tontas, tuve un mal presentimiento y me quedé rondando por los límites, ¿recuerda el día que nos mandó a ayudar en la patrulla?— Sí, sí, ¿pero pudiste ver o no a Alessandra?— Me colé a la manada Shadow Hunters porque recordé un lado que estaba más floja la vigilancia. Anduve por el bosque, pensé en
AJAX— Mmmnn – apreté los dientes mientras un gruñido excitado se escapaba de mi garganta.Todo mi cuerpo tenso, mis ojos cerrados y las afiladas garras arañando la pared de piedra de la mina.Me estoy perdiendo en la lujuria y el frenesí del celo, mis instintos de apareamiento tomando el control mientras la deliciosa hembra que muero por comerme está besándome, lamiéndome y haciéndome una caliente paja que me tiene al borde del precipicio.Mis caderas se mueven sin control hacia delante, aumentando la fricción de todo mi eje en su apretado puño.Bajo mi mano y envuelvo la suya más pequeña buscando más presión.— Más rápido… Sshhh joder sí, sí… maldici0n qué rico bebé… Sshh aaahhh … Martilleo intenso, desesperado, ido en el deseo que me consume, sintiendo mis testículos tensarse y mi uretra expulsa chorros de semen contra la pared y el piso de la cueva.Mis caninos de lobo salen al gruñir profundo, pican por morderla, por devorarla, su intenso olor a mar está enloqueciendo mi mente y
AJAXEs tan deliciosa, la devoro a fondo, la saliva corre por mi barbilla, chupo todo el néctar de su interior, metiendo y sacando la áspera y larga lengua, imitando la penetración.Mis bolas se tensan y mi polla escurre al suelo sin parar en mi posición, casi acostado entre las piernas de mi Amalia.Su mano agarra mi cabello instándome a comérmela más rápido.Por instinto comienza a cabalgar sobre mis labios, a martillar hacia arriba, buscando su orgasmo, perdida en la lujuria y de repente, un gemido agudo sale de su boca y mis papilas se inundan de pura delicia viscosa.Su cuerpo entero vibra de placer y trago en mi estómago el orgasmo arrasador de mi mujer, prologando su placer, sintiendo los pliegues ceder y dilatarse, para lo que vendrá a continuación.Amalia se va calmando y la coloco sobre el suelo, arrodillado entre sus piernas flexionadas, ambos respiramos agitados.La punta de mi lengua saborea los restos en mi boca y caninos, mi mano esparce el pre semen en mi polla que est
AJAXEn esta posición, cargándola sobre mis piernas, me la follo más profundo y duro, martilleo hacia arriba, más caliente que un horno.Nos besamos, abrazamos, gimiendo, maldiciendo, deseándonos como locos.Sus uñas se clavan en mi espalda y sus caderas se menean arriba y abajo, montándome con torpeza, su cintura contorneándose y no importa lo que haga, esta mujer me está llevando a la gloria.Mis manos firmes guiándola, manoseando y abriendo sus nalgas que rebotan al igual que sus tetas rozando mi duro pecho arriba y abajo.— Toma mi sangre… Amalia… toma de mi sangre…— casi le suplico, ronco, necesitado, abriendo una herida en mi cuello.Desciende la cabeza, su lengua lame mi sangre, sacándome gemidos ahogados, hasta que sus labios pecaminosos se pegan a mi piel febril.Nuestros cuerpos vibran en sintonía y mis penetraciones no paran desde abajo, una y otra vez, una y otra vez…Cuando sus dientes se cierran sobre mi herida y mi sangre nutre a la suya, su respiración cae pesada y agi
AJAXAbro mi boca y la cierro, hablar de algo tan serio metido hasta las narices dentro de su intimidad, no creo que sea una buena charla postsexo.Preguntaré por lo claro cuando salgamos de aquí.No importa lo que me diga, lo creeré, porque deseo confiar en ella y pienso que ahora mismo me mentiría en la cara y la perdonaría también, con tal de que esté a mi lado y no perderla.Nunca pensé que un polvo me iba a cambiar tanto.Resoplo pensando en mis próximos pasos, mirando hacia el oscuro agujero que lleva al exterior de esta cueva. Afortunadamente, recordé que hace años acampamos aquí luego de una cacería y dejamos provisiones por si otro día se repetía.En realidad no estoy cien por ciento curado y muchas heridas se abrieron durante el apareamiento, pero bien valió “el sacrificio”.“¿Por qué le dijiste a mi hembra que fuera a ese doctor? Ella no está enferma, ¡¿es para ver si la dejé preñada?!” Conall me habla de repente entusiasmado.Parece que se quedó pensando en ese asunto.“N