AMALIA— ¿Soy un poco cascarrabias y brusco?, sí, pero me encanta que estés en mi espacio e invadas mis cosas, que uses todo, absolutamente todo de mi propiedad.Su mano mete un mechón de cabello detrás de mi oreja y su boca busca la mía en un suave y delicioso beso, que me tiene deseando más.— Ve… ve a darte un baño si quieres, en lo que yo atiendo el horno; antes te he sudado toda y debes estar incómoda. Toma una de mis camisas – de repente tose un poco y se aleja de mí, algo tenso.¿Será que huelo mal?Qué horror y yo restregándome toda encima de su musculoso pecho.Asiento y sigo sus instrucciones para llegar al cuarto de baño anexo a la alcoba, con la enorme cama tendida a cuadros blancos y rojos.Un amplio ventanal da a las vistas de una montaña a lo lejos llena de pinos.Esta cabaña en hermosa, rústica, pero a la vez moderna y lujosa.No quiero fisgonear, pero todo aquí está cubierto por esa esencia salvaje y masculina de Ajax y se pone peor cuando comienzo a buscar una de sus
AJAXNuestros gemidos lujuriosos hacen eco junto con el agua de la ducha caliente, el vaho empaña las paredes y nuestras respiraciones erráticas se entrelazan.Mis caninos salen, mis ojos cambian a los de Conall, pierdo el control y bajo mi cabeza, movido por el instinto, mordiendo con fuerza su hombro derecho.El dulce sabor de su sangre me lleva al frenesí del orgasmo y ahogo mi gruñido lobuno en su piel, mientras me corro inundando de semen su espalda y su culo.— ¡Aaahhh Ajax…! – Amalia, gime alto. Todo su cuerpo temblando de puro placer y mi dedo es aún más apretado y torturado, bañado con el néctar de su orgasmo.Nunca pensé tenerle tanta envidia a un dedo, el muy condenado disfrutando del sexo que yo no tengo.Lamo la blanca piel, ver mis dientes marcándola me hace sentir satisfecho y mi pecho lleno de una sensación que nunca he experimentado.Miro a su nuca y también paso mi lengua con lentitud, erótico, disfrutando de darle placer a mi mujer.La humana que está volcando mi m
AMALIANunca me había quedado dormida tan relajada y profundo.Mi vida de supervivencia no me lo permitía, sin embargo, vine a reaccionar cuando sentí que Ajax me acomodaba en una cama.— Tranquila nena, estás casa de Elsa, hubiese querido pasar la noche juntos, pero surgieron algunos asuntos urgentes – me explica y asiento, media dormida.Un suave beso cae en mis labios y veo su enorme espalda alejarse en la oscuridad de la habitación y salir por la puerta.Mis pensamientos se apagan al caer nuevamente en el sueño profundo.Al otro día, todo fue tranquilo como siempre, ayudé a Elsa a organizar la consulta que realmente nadie utilizaba.Me pasé todo el día mirando por la ventana, esperando verlo aparecer en cualquier instante, sin embargo, nunca llegó.— El alcalde está muy ocupado, él es algo así como el responsable que muchos pequeños pueblos que dependen de las minas – me explicó Elsa sacándome los colores, es obvio que me descubrió.— Ah, claro, debe ser un hombre muy ocupado – su
AMALIA Mi espalda impacta contra el suelo del bosque mientras el peso del cuerpo de Edgar se sube a horcajadas sobre mis caderas y fuertes bofetadas comienzan a caer en mi rostro. «¡¿Piensas que serás la Luna porque mi tío fijó sus ojos en ti?! ¡¡Idiota, solo eres una más en su lista de folladas!!» «¡Una humana exótica como un mono en el zoológico!, ¡algo nuevo que experimentar!» Mi cabeza zumbaba y la sangre salía de mi labio abierto en una dolorosa herida. Me insultaba gritando todo tipo de incoherencias y lo peor vino después. Rasgó salvajemente mi camisa de dormir, los botones salieron por los aires y luché aún más, cuando sus asquerosas manos empezaron a manosear mis senos. — ¡Suéltame, maldit0, auxilio, auxilio!, ¡¡¡déjame en paz, psicópata!!! – le grité enloquecida y llena de ira. Me harté de bajar la cabeza y dejar que todos me abusen. Escupí su cara, pero me gané más golpes y mi boca fue bloqueada por un pañuelo que sacó de su bolsillo. El olor a grasa rancia, y com
AMALIA Cuando vi a la prometida de Edgar, supe enseguida que estaba en problemas. Sobre todo al mirar a sus ojos vidriosos, cambiando a un color raro y los caninos demasiado largos y afilados para ser los de una humana. Ahora que sabía la verdad, no dudaba más de mi juicio, ella, era como Ajax y Edgar. Además, el odio que destilaba me decía que esta mujer conocía todo nuestro pasado. — ¿Qué… qué quieres de mí? Déjeme en paz, no le he hecho ningún daño – le dije dando un paso atrás, lista para escapar, no podía más con tanto estrés y miedo. — Ay pobrecita, la humanita está asustada – me dijo con una burla cínica en su cara. — Debiste pensar en eso antes de andar de resbalosa con los novios de otras, malnacida. Hoy quiso el destino que te cruzaras en mi camino y no te dejaré ir ¡Agárrenla! Gritó de repente y dos hombres intimidantes que habían salido del auto se abalanzaron a atraparme. Estábamos a unos metros de distancia, así que aproveché mi ventaja y corrí desesperada, alej
AJAXEstaba frenético y nunca habíamos estado tan fuera de control, ni siquiera con una horda de Renegados encima de nosotros.Alguien había eliminado el rastro y camuflado los olores con unas feromonas sintéticas, que se hacían a partir de plantas con aromas fuertes.Miramos las huellas de los autos en la tierra, pero era obvio que también habían sido eliminadas.“¡Espera maldici0n, Conall, pensemos! Esta carretera lleva a nuestra manada, a la ciudad y a la manada de Adam”“Es obvio que Amalia sola no se pudo desaparecer así. Sigamos mejor el rastro rumbo a la manada de Adam ¡Vamos!”Y así lo hicimos. Varios kilómetros después, las huellas frescas de unos neumáticos aparecieron de la nada, habían sido borradas solo hasta este punto.Entonces seguimos esa evidencia. El auto salió de la carretera y se internó en un camino dentro del bosque en penumbras.Recordaba muy bien a donde llevaba, era una mina abandonada que colindaba entre las dos manadas, pero pertenecía a mis tierras.Conal
AMALIALas explosiones comenzaron desde el exterior hacia el interior.El techo comenzó a derrumbarse, todos se movía como si estuviésemos en un terremoto.Piedras enormes amenazaban con sepultarnos en cualquier instante.Sucedió en unos segundos. El enorme lobo se abalanzó sobre mí y mordió mi hombro comenzando a arrastrarme.Grité por el dolor, pero no me resistí, sabía muy bien que lo hacía para ayudarme a escapar del peligro.Ni siquiera podía levantarme por la herida en las piernas, mi camisa mal abotonada, con lo poco que me dejó el brut0 de Edgar, amenazaba de nuevo con abrirse por completo.Mis manos fueron al pelaje tupido de su cuello, agarrándome con todas mis fuerzas, mientras mi cuerpo era llevado a rastras sobre el áspero suelo de la mina.Veía como el techo se iba cayendo detrás de nosotros, al igual que piezas de mosaico y por muy rápido que quisiera correr este poderoso animal, conmigo como carga, no iba a poder escapar.— ¡Suéltame! ¡DÉJAME, SUÉLTAME! ¡ESCAPA SO...
AMALIA— Cierra los ojos, no pienses en nada – su mano se pasó por la parte de atrás de mi cabeza, cerré los ojos mientras me inclinaba hacia delante.El olor a sangre ya cubría casi todo su cuerpo, pero sangre fresca llegó a mi nariz y luego, mis labios probaron ese caliente líquido, mi lengua salió y lamió lentamente.Una deliciosa y vibrante sensación subió por toda mi columna, haciendo estremecer mi cuerpo entero.No sentía asco, nada de asco y fue como si perdiera la capacidad de pensar.Una obsesión se apoderó de mi mente, quería más, deseaba más de esa delicia, de la vida de este hombre, solo para mí. Él era mío, solamente mío.Abrí la boca y lo mordí gimiendo de placer. Chupé la sangre de Ajax que bajaba calentando mi garganta, haciendo revivir cada célula de mi cuerpo.Un gruñido ronco se escuchó por encima de mi cabeza, su otra mano apretó mi cintura pegándome más a su poderoso pecho.— Más Amalia… Mmm más… tienes que sobrevivir, no te puedo perder nena… no te puedo perder