Levy Rizzo.

Despertar cada mañana abrazado de mi esposa y que ella se aferre a mi cuerpo es la gloria misma, lo quiero todos los días de mi vida.

Me excita la suavidad de su piel, su aroma, su tono de voz es lo más sexi que puedo escuchar, algo que no cambiaría por nada.

Lentamente deposito besos en su rostro mientras me acomodo encima de su cuerpo, como un lobo al asecho saboreo cada parte de su cuerpo mientras ella despertaba de su sueño de la manera más deseosa.

- Te amo nena - gemía con los ojos cerrados solo dejándose llevar, eso me ponía al cien, no creía que estar enamorado y sobre todo hacerlo con tu mujer se sintiera tan bien, piel con piel.

Después de probar el néctar de su ser nos quedamos un momento más en la cama, abrazados mientras nuestros cuerpos se enfriaban.

-Nena hoy volemos a Moscú

- ¿No nos podemos quedar otros días más? - se acurruca pegándose a mi cuerpo.

-Tenemos una boda en puerta nena, y no pienso aplazarla por más tiempo.

- ¿Y si vamos a las vegas y nos casa