Aún no podía creerme que me hubiesen cogido para el puesto, no cabía en mi de alegría, y por eso no quería pensar en lo que sucedió anoche entre Miguel y yo. En esa maldita enajenación mental, en … cómo pude permitirle que volviese a usarme. ¿Qué demonios pasó por mi mente para dejarle entrar de nuevo?
No podía permitirme a mí misma volver a ilusionarme por un hombre, ya lo pasé demasiado mal con Juanjo, luego con Agustín, y más tarde con Miguel. Necesitaba poner distancias entre los dos.
Anduve por aquel largo pasillo, hasta entrar en mi clase, saludando a mis alumnos en inglés, con una gran sonrisa. Me presenté como su nueva profesora, y entonces empecé la clase. Era agradable, el trabajo, hablar inglés por horas, volver a sentir esa adrenalina cada vez que enseñaba y ayudaba a los demás, era al
Estaba entusiasmada aquel día, no quería pensar en Miguel, pero sabía que mi estado de ánimo estaba relacionado con su reciente actitud. Tuve clases por la mañana, almorcé con Maca, que aseguraba tener grandes noticias que contarme, pero cuando llegué al local, llevaba tarde, como de costumbre, así que terminé comiendo sola, porque no quería llegar tarde a mis clases de yoga de la tarde, recién me apunté, y no quería faltar a la primera clase. Fue interesante, como dato os diré, que el profesor estaba para mojar pan.Macarena me envió un mensaje a eso de las ocho, quería que nos tomásemos algo, y puesto que yo iba a cenar fuera, me pareció una pésima idea. Tuve que declinar la oferta, aunque le dije que nos veríamos en casa un rato.Me di una ducha y me puse un bonito vestido azul marino, encima de aquella ropa interi
Narrado por Miguel.Odiaba las reuniones familiares, si no fuese porque le prometí a Patri que pasaría a saludarla, no estaría allí, arruinando mi cita con Luisa.Por supuesto mi hermano y su esposa me miraron por encima del hombro, tía Clara estaba perdida por los jardines, huyendo de mi madre y Catalina que querían encerrarla en su cuarto, pero todo eso valió la pena al ver el rostro ilusionado de la cumpleañera.Me abrazó, asegurándome que era lo mejor que podía pasarle, me dio besos por toda la cara, mientras yo intentaba alejarme sin éxito, y todo se fue a la mierda cuándo me preguntó por Lu.¿Dónde has dejado a esa chica? – quiso saber, entusiasmada, haciendo que Alex, que solía poner su oreja en todas partes se metiese en la conversación.¿qu
Miguel.Respetaba las distancias entre jefe y secretaria con Macarena, sabía que tenía que hablar las cosas con ellas, dejarle las cosas claras, pero lo evitaba. No quería que la vida personal, nuestros problemas personales afectasen al trabajo. Ella era una secretaria muy eficaz, debo admitir.¿Ya se han ido todos? – pregunté, cuando la vi entrar por la puerta, aquella tarde, con una sonrisa en el rostro. Asintió, y yo cerré el ordenador, sin tan siquiera haber cerrado la ficha del señor Trujillo. Evité su mirada, y recogí un poco la mesa, mientras ella llegaba hasta mí, deteniéndose a mi lado, levantando la mano con la intención de acariciar mi rostro.Estás demasiado tenso – me dijo, justo cuando retiré su mano, incómodo con la situación – podría hacer qu
Fui a trabajar, como cada día, aunque seguía rallada, más después de la conversación que tuve con mi amiga la noche anterior. Ni siquiera vino a dormir.Tenía razón. Me había comportado como una cabrona, una mala amiga, más cuando ella me confesó, ilusionada, que había algo íntimo entre ellos.El problema de todo aquello eran mis sentimientos. Como siempre.No podía dejar de pensar en el pasado aquel día, evitaba el tema Juanjo, pero aquel día me dejó muerta de miedo, en un lado, sin poder reaccionar, cuando atravesaba los pasillos de la escuela, por lo que tuve que sujetarme a la pared, y pretender que estaba mirando el móvil, cuando lo cierto es que estaba sufriendo un ataque de pánico.Podía ver a ese gordo seboso abusando de mi cuerpo, mientras yo, borracha de placer y copas, me dejaba hacer. Tragué
La forma en la que ella gemía me hacía desconectar de la realidad, del mundo, el tiempo se detenía, y no existía nada más.Estaba a punto, sus convulsiones estaban cerca, pero no iba a darle el placer de llegar al final, iba a ser tan cruel cómo lo había sido ella. Así que me detuve, haciendo que me mirase contradicha. Sonreí, malicioso, antes de hablar, justo cuando el coche se detenía.Así te dejaré con ganas de más – le dije, escuchando al chófer bajarse, para luego abrirme la puerta, invitándome a salir. Ella estaba molesta, pero sabía que se le pasaría en seguida.La agarré de la mano en cuanto salió, lucía tan excitada, que sólo quería olvidarme de la fiesta y volver al auto, para darle lo suyo. Pero tenía una reunión a la que acudir, responsabilidades.<
Ni siquiera quería pensar en todas las cosas atroces que su padre dijo sobre él, sobre mí. Recién comprendía sus palabras de antes, cuando me dijo que había cosas que no me había dicho sobre su familia. Quizás se había estado refiriendo a eso.¿Por qué estaba conmigo si sabía que su padre no aceptaría esa relación? ¿Por qué me dio alas para volar, esperanza para soñar, para apostar por aquella relación, que era obvio que no iba a llegar a nada?Nos fuimos pronto, justo después de eso.Nos bajamos de la limusina y entramos en su ostentosa casa. Ni siquiera quería pensar en qué me diría después de eso, en si terminaría su relación conmigo como su padre había sugerido. Quizás lo haría, quizás volvería con su ex prometida y olvidaría todo
Caí rendido a las cinco de la mañana, después de hacerlo con ella, en más de cincuenta posiciones diferentes, por toda la maldita casa. Con ella suplicándome más a cada tanto. Esa mujer era insaciable, y sabía que jamás me cansaría de ella. Pero… ¿se cansaría ella de mí? ¿Cuánto tiempo más pasaría hasta que volviese a hacerle daño? ¿Cuánto hasta haber aceptado que jamás podría abrirse conmigo? Llevaba despierto un rato, sin querer levantarme de la cama aún, reticente a abrir los ojos, a enfrentarme a un nuevo día. Pues… a pesar de ser fin de semana, no quería salir de allí, alejarme de ella. Salí de mis pensamientos en cuanto sentí sus caricias en mi pecho, permaneciendo igual de calmado, fingiendo estar dormido aún. Sin poder dejar de preguntarme… ¿cuánto tiempo llevaba ella despierta? Ladeé la cabeza, abriendo los ojos, descubriéndola, pero ella cerró los ojos, con rapidez, fingiendo que aún dormía, haciéndome reír, sin poder evitarlo. Ella e
Lo había estropeado toco con él, eso de ser sincera, de hablar de sentimientos, de descargar toda esa frustración, ese dolor que aún sentía dentro con él, lo estaba llevando todo a la m****a. Tenía que dejar de hacer eso de una vez, de pagar todo con él. Ninguno de los dos volvió a decir nada en todo el trayecto. Se quedó pensativo en todo lo que dije, sólo esperaba que no pensase demasiado en ello. El auto se detuvo frente a una bonita casa, en Gracia. Los dos nos bajamos, sin decir nada. ¿Dónde me llevas? – pregunté, justo cuando nos detuvimos frente a la puerta, con sus dedos apoyados en el timbre. Sonrió, sin soltar prenda, hasta que su hermana pequeña abrió la puerta, abalanzándose sobre él, fijándose entonces en mí. ¿Os quedáis a almorzar? – quiso saber, observando como su hermano asentía y juntos entrabamos al interior. Me sorprendió darme cuenta de que la casa