Narrado por Miguel.
Jesús actuó como el gilipollas que sabía que era durante toda la reunión, sin reconocer su culpa en el asunto, y asegurando que los gastos del salón de belleza eran reales. Me tenía hasta la punta del ciruelo, pero no iba a dejar que me viese enfadado. No. Iba a jugar a su juego de mierda, a demostrarle que me importaba una mierda que se quedase con Cata, a hacerme el idiota, fingiendo que no sabía que se la tiraba, y a representar bien mi papel. Lo necesitaba para recuperar las acciones que había vendido cuando me marché dos años atrás.
La reunión terminó antes de lo previsto, con la visita inesperada de Catalina y Esther. Me hice el interesante, el ocupado, y mandé un mensaje a Lu. Quizás aún no había hecho planes para el almuerzo. Me apetecía bastante verla, no podía quitarme
Él era demasiado cabezón, incluso más que yo. Me calmó, haciéndome reír, cantando en mi oído entre susurros la canción de Elton John, la única que me sabía: “Lo siento parecen ser las palabras más difíciles” Pensé en Agustín cuando él cantaba aquella canción, en cada frase que la canción decía. Y luego me separé para ver su cara, con una gran sonrisa.¿Mejor? – preguntó, a lo que yo asentí – bien, pues ahora… - me cogió en brazos, sin previo aviso, dando vueltas sobre sí mismo, haciéndome reír.Bájame – me quejé, mirando a nuestro alrededor, la gente nos estaba mirando – la gente nos mira.Se están muriendo de envidia – aseguró
Narrado por Miguel.Había conseguido el apoyo de mi familia para volver a colocarme al mando de la oficina, ni siquiera tuve que comprar las acciones de la empresa, pues ellos me cedieron el poder por voluntad propia, dejando a mi primo con el culo al aire.Tenía un gran poder de convicción.Por supuesto, nadie conocía los detalles escabrosos de mi huida la primera vez, no iba a desvelar mis cartas aún.Cata seguía intentando volver a conquistarme, y aunque reconozco que me moría por ceder, aún tenía muy presente su falta, el pasado y nuestra vida juntos. No iba a volver a dejarme engatusar por esa mujer.Hablemos esta noche en el club, en un lugar más íntimo – pidió, en el pasillo, junto a las oficinas. Estaba dispuesto a volver a ignorarla, os lo prometo – tráetela a ella si quieres, tu hermana dice
Me sentía asqueada ante la situación, ni siquiera sabía cómo había podido aceptar aquello. En otro momento podría haber culpado al alcohol, en aquel momento no, estaba lúcida, desnuda, admirando como él, a escasos centímetros de mí, se follaba a esa pelirroja que había estado a punto de ser su esposa.Aquello era una mala idea, una pésima idea, ¿en qué momento de la noche me pareció una buena idea hacer un trío? Yo no era así, por mucho que él me pervirtiese de una manera que desconocía, que me hiciese desear cosas que jamás antes pensé poder desear… Un trío con otra mujer no era algo que tuviese en mente.Me hacía sentir insegura, la forma en la que ellos conectaban, se miraban y hacían aquello.Dejé de apoyarme en la mesa y miré hacia mis ropas, que descansaban
Narrado por Miguel.Me vestía, frente al espejo, ante una divertida Catalina, después de haberme beneficiado de esa forma tan ruin a la que una vez estuvo a punto de ser mi esposa.No – la detuve, cuando se acercó a mí e intentó besarme, me miró, sin comprender – esto sólo ha sido una pequeña dosis, de lo que podrías haber tenido si no lo hubieses jodido conmigo – le dije, haciendo que me mirase sin comprender, mientras se colocaba el vestido – sé que te follabas a Jesús – declaré, dejándola sin palabras.Me coloqué la chaqueta, agarré la cartera, el móvil y las llaves del coche, pero me detuve antes de haber abandonado la habitación de aquel hotel.Tú no eres diferente a mí – contestó, haciendo que me fijase en ella, con la
Narrado por Miguel.Reconozco que mis días en la ciudad, sin ella, fueron aburridos. Me la pelaba a diario, pensando en ella, y terminaba frustrado, bebiendo cerveza en la soledad de mi habitación, o en la barra de algún bar, añorándola.¿En qué momento esa mujer se me había metido tan hondo, que ni siquiera me había dado cuenta?El lunes me despedí de mi familia, en el aeropuerto, incluso de Cata que vino a despedirme, a hacerme promesas vacías y a darme explicaciones que no necesitaba. Esas explicaciones llegaban tarde, ya no necesitaba nada de lo que ella pudiese ofrecerme. En lo único que podía pensar era en mi regreso, en volver a ver su bonito rostro, en las cosas que iba a decirle para que ella me perdonase, para volver a recuperarla, porque la necesitaba, ya fuese como amiga o cómo cualquier otra cosa.El trasbo
Narrado por Miguel.Fue un día productivo, ayudé a montar una feria de la nada, y aunque aún no estaba terminada, me sentía realizado después de ayudar a otros. Fue raro, yo de normal no solía hacer ese tipo de cosas. Tuve la suerte de nacer en una familia adinerada, nunca me faltó nada, y ese tipo de cosas, las solían hacer otros, por mí.Metí las manos en mis bolsillos, y me prepararé para seguir a Mario hacia su coche, cuando me fijé en dos chicas que discutían junto a los aparcamientos…Te dije que me gustaba, que era mío, joder, Luisa – espetaba Macarena – ¿y no se te ocurrió una idea mejor de ayudarle a conseguirlo que acostarte con él?Yo no… - Macarena le cruzó la cara antes de que su amiga hubiese dicho nada más.
Terminé de correrme, después de tocarme durante unos minutos, pensando en ese tipo que hacía mis piernas temblar, tras un pulso entre mi cuerpo en llamas y mi mente, que se negaba a pensar en ese idiota después de lo que había sucedido.Saqué la mano de mis bragas y me tumbé sobre el lado izquierdo de mi cuerpo, pensando en la última vez que dejé que él tocase mi cuerpo de esa forma. Apreté los ojos, horrorizada, en cuanto volví a ver a esa pelirroja en mi mente.A él le gustaban las mujeres pelirrojas. Su ex novia tenía ese tono de cabello, y Macarena también. Entonces… ¿qué demonios vio en mí?No vio nada, Luisa, él sólo quería acostarse contigo. Y lo consiguió, fuiste tan idiota que confiaste en él.Me levanté de la cama, antes de que aquello hubiese podido conmigo,
Narrado por Miguel.¡Joder! ¡Joder! ¡Joder!Lo había vuelto a estropear todo con ella, por no poder mantener la polla dentro de los pantalones, por querer olvidarme de mis putos problemas por una noche. Lo supe en cuanto ella pronunció esas palabras, que no podía aferrarme a lo que sentía, no sin hacerle daño. Así que renunciaría a nuestra amistad, a nuestra cercanía, sin con ello podía protegerla de mí mismo.Tío – me detuvo el brazo fuerte de David, antes de que hubiese abandonado la feria - ¿dónde coño vas? Acabo de llegar y … - la mirada que le eché le indicó que no estaba siendo un buen día - ¿qué coño ha pasado? – negué con la cabeza, en señal de que no quería hablar de ello - ¿ha sido por Catalina? – no