Narrado por Miguel.
Estaba sentada a escasos metros de mí, en los asientos que había detrás del timón, mientras yo lo llevaba, navegando por aquel apacible mar, observando el pueblo acercándose poco a poco. Lucía preciosa desde aquel punto, observando lo que nos rodeaba, con una sonrisa tranquila, con sus cabellos al viento.
Aún no había obtenido una respuesta clara por su parte, y por culpa de mis estúpidas palabras había estado a punto de volver a estropearlo, pero había valido la pena por poder verla de aquella forma.
Giró la cabeza y me pilló, mirándola, sonrió, divertida, bajando la cabeza con timidez, mientras se mordía el labio inferior. Sonreí, bajando la mirada también.
Estuvo jugando largo rato a pasar sus dedos por sus labios, parecía que mi mirada le intimidaba, y no entend
Tuve que mentir a mamá, a David y a mis amigas, asegurándoles que me iba de viaje a casa de mi amiga Noelia. Por supuesto a ella también la avisé, para que me siguiese el juego, con la promesa de que se lo explicaría todo a mi regreso.Se suponía que sólo iba a estar fuera una semana, pero estaba ansiosa, pues nunca había ido a esa parte de la península.Él no paraba de insistir, en que nadie nos vería, aseguraba que cogeríamos un taxi para ir al aeropuerto de Asturias, por separado. Haríamos escala en Madrid, y luego cogeríamos otro avión a Barcelona. Nadie se enteraría de que nos fuimos juntos.Era demasiado perfeccionista cuando se lo proponía, y tenía un gran poder de convicción.Por supuesto, no me dejó pagar absolutamente nada.Yo estaba histérica, haciendo la maleta aquel día,
Narrado por Miguel.No quería ponerme a pesar en el maldito trabajo hasta el día siguiente, quería disfrutar del resto del día con aquella preciosa chica, ignorando toda la puta situación, las llamadas de mi hermana, y por supuesto las de Catalina y Jesús.Lo primero que quería hacer era alquilar un coche, me conocía bien la ciudad cómo para saber dónde pillarlo, así que llamé por teléfono y en menos de una hora ya lo tenía en la puerta, un perfecto Lexus con un motor potente, justo los que me gustaban a mí.Ella lucía preciosa, con una camisa blanca y una falda azul. Yo iba muy informal, una polo gris y unos jeans.Dime la verdad – comenzó, al montarse en el auto – te ha tocado la lotería últimamente… ¿no? – bromeó. Sonreí. Ni siquie
Me despertaron sus caricias, sobre la piel desnuda de mi estómago, y cuando giré la cabeza él estaba allí, mirándome.¿Qué estás haciendo aquí? – me quejé, sorprendida - ¿no tenías una reunión a primera hora?No – contestó. Le miré, sin comprender.¿Cómo qué no? – mi tono le hizo reír, durante un buen rato, y entonces sonreí, observándole allí, a mi lado, en mi propia cama, donde habíamos acabado la noche anterior, teniendo más de ese sexo que me hacía desconectar del mundo.Te lo prometo – insistía, mientras yo volvía a asentir.Que sí, que me lo dijiste ayer, en el avión – me quejé.
Narrado por Miguel.Jesús actuó como el gilipollas que sabía que era durante toda la reunión, sin reconocer su culpa en el asunto, y asegurando que los gastos del salón de belleza eran reales. Me tenía hasta la punta del ciruelo, pero no iba a dejar que me viese enfadado. No. Iba a jugar a su juego de mierda, a demostrarle que me importaba una mierda que se quedase con Cata, a hacerme el idiota, fingiendo que no sabía que se la tiraba, y a representar bien mi papel. Lo necesitaba para recuperar las acciones que había vendido cuando me marché dos años atrás.La reunión terminó antes de lo previsto, con la visita inesperada de Catalina y Esther. Me hice el interesante, el ocupado, y mandé un mensaje a Lu. Quizás aún no había hecho planes para el almuerzo. Me apetecía bastante verla, no podía quitarme
Él era demasiado cabezón, incluso más que yo. Me calmó, haciéndome reír, cantando en mi oído entre susurros la canción de Elton John, la única que me sabía: “Lo siento parecen ser las palabras más difíciles” Pensé en Agustín cuando él cantaba aquella canción, en cada frase que la canción decía. Y luego me separé para ver su cara, con una gran sonrisa.¿Mejor? – preguntó, a lo que yo asentí – bien, pues ahora… - me cogió en brazos, sin previo aviso, dando vueltas sobre sí mismo, haciéndome reír.Bájame – me quejé, mirando a nuestro alrededor, la gente nos estaba mirando – la gente nos mira.Se están muriendo de envidia – aseguró
Narrado por Miguel.Había conseguido el apoyo de mi familia para volver a colocarme al mando de la oficina, ni siquiera tuve que comprar las acciones de la empresa, pues ellos me cedieron el poder por voluntad propia, dejando a mi primo con el culo al aire.Tenía un gran poder de convicción.Por supuesto, nadie conocía los detalles escabrosos de mi huida la primera vez, no iba a desvelar mis cartas aún.Cata seguía intentando volver a conquistarme, y aunque reconozco que me moría por ceder, aún tenía muy presente su falta, el pasado y nuestra vida juntos. No iba a volver a dejarme engatusar por esa mujer.Hablemos esta noche en el club, en un lugar más íntimo – pidió, en el pasillo, junto a las oficinas. Estaba dispuesto a volver a ignorarla, os lo prometo – tráetela a ella si quieres, tu hermana dice
Me sentía asqueada ante la situación, ni siquiera sabía cómo había podido aceptar aquello. En otro momento podría haber culpado al alcohol, en aquel momento no, estaba lúcida, desnuda, admirando como él, a escasos centímetros de mí, se follaba a esa pelirroja que había estado a punto de ser su esposa.Aquello era una mala idea, una pésima idea, ¿en qué momento de la noche me pareció una buena idea hacer un trío? Yo no era así, por mucho que él me pervirtiese de una manera que desconocía, que me hiciese desear cosas que jamás antes pensé poder desear… Un trío con otra mujer no era algo que tuviese en mente.Me hacía sentir insegura, la forma en la que ellos conectaban, se miraban y hacían aquello.Dejé de apoyarme en la mesa y miré hacia mis ropas, que descansaban
Narrado por Miguel.Me vestía, frente al espejo, ante una divertida Catalina, después de haberme beneficiado de esa forma tan ruin a la que una vez estuvo a punto de ser mi esposa.No – la detuve, cuando se acercó a mí e intentó besarme, me miró, sin comprender – esto sólo ha sido una pequeña dosis, de lo que podrías haber tenido si no lo hubieses jodido conmigo – le dije, haciendo que me mirase sin comprender, mientras se colocaba el vestido – sé que te follabas a Jesús – declaré, dejándola sin palabras.Me coloqué la chaqueta, agarré la cartera, el móvil y las llaves del coche, pero me detuve antes de haber abandonado la habitación de aquel hotel.Tú no eres diferente a mí – contestó, haciendo que me fijase en ella, con la