Después de hablar con Jim, Miguel se mete en su pequeña casa y comienza a buscar su mejor ropa para el día siguiente. No es que cuente con un armario grandísimo como el de su jefe, pero gracias a su madre –porque Mariah no sabía ni lavar bien– aprendió a resguardar su ropa para que le durará un poco más. Al pensar en sus padres, inmediatamente le viene a la cabeza la cara que pondrían al verlo planificando todo eso; de seguro estarían muy decepcionados de él, pero Miguel estaba cansado de tener que esperar una quincena para poder tener lo que deseaba, eso y el hecho de haber sido pisoteado por su ex, eran razones suficientes para el pelirrubio, justificar sus actos. El hombre hace un par de llamadas, consultando los precios en los restaurantes de lujo y hace la reservación a nombre de su jefe, en uno de los más económicos de esa lista. Busca en su memoria si James ha pisado ese restaurante y la respuesta es no. Eso lo alivia por un lado, por otro lado, le envía una nota de voz a su
Nuevamente Miguel pareció haber salido ileso de aquel encuentro con sus supuestos padres, aunque Ana Isabel no se veía del todo convencida de ello. Pero, la buena suerte parece estar del lado de él, cuando se presenta la mañana siguiente a la mansión, Margaret le informa que James dejó un mensaje para él, donde le pide que lleve algunos paquetes que compró vía on line para la lujosa casa de la playa en Hamptons.—Miguel, el jefe necesita que para lleves algunos paquetes que compró para la casa de la playa. Será su cumpleaños. Dice que lo llames para que te dé las instrucciones de lo que deberás hacer. Miguel toma su móvil y llama a James, quien aún duerme luego de una larga jornada sexual durante toda la noche con Abril Rowling. El móvil suena un par de veces, del otro lado la voz seductora de una mujer se escucha: —Sí, diga —responde somnolienta la hermosa mujer. —Disculpe, el Sr James, ¿se encuentra? —¿Quién lo llama? —pregunta al parecerle conocida aquella voz. —Es su chofer,
La mañana siguiente y tal como Miguel se lo prometió a James, se ocupa de algunos arreglos en la casa. La tubería del fregadero de la cocina estaba un poco dañada y las paredes de la habitación algo húmedas. Ana Isabel despierta y al no ver a su amante a su lado se incorpora, busca las sandalias pero una de ellas, se ha ido hacia debajo de la cama. La pelicastaña se levanta de la cama y se arrodilla para sacarla, pero en la medida que intenta tomarla se mueve un poco más atrás. Como puede estira su brazo y ve la caja guardada. Se pone de pie y da la vuelta hacia el lado donde duerme su James, tira de la caja y se dispone a abrirla. Levanta la primera solapa y se sorprende de ver que son varios potarretratos, la curiosidad invade a Ana Isabel, sin que ella recuerde la otra parte de la frase, de porqué murió el gato. Mete su mano para tomar uno y en ese preciso instante, Miguel aparece con una bandeja en sus manos con el desayuno para ella.Al verla agachada, se paraliza y siente un e
El cuerpo de Miguel se tensa al sentir la mano de aquella mujer en su miembro. El hombre trata apartarla, pero Abril ejerce su fuerza aprovechándose que el rubio está manejando. Estruja su miembro mientras su boca se va directo al cuello de Miguel. —¿Qué le pasa? —pregunta nervioso, tratando de sacarse de encima las manos de esa mujer— Por f-favor —tartamudea el hombre—. Usted está con mi jefe. Abril no presta atención a sus alegatos, sencillamente quiere follarse a ese hombre, a pesar de su aventura con James, sus pensamientos una que otra vez se dirigían al mecánico. Trata de besarlo en los labios, pero Miguel voltea su rostro y pegando un frenazo que la hace salir disparada al no tener el cinturón de seguridad puesto. Abril lo mira como si se hubiese vuelto loco. —¿Qué demonios te ocurre? —le gruñe furiosa. —¿Qué demonios le ocurre a usted? —le revira él —. Deje de tocarme, usted está con mi jefe y yo no puedo hacerle eso, además, yo tengo pareja y amo a mi mujer. El hu
La verdad estalla en la cara de Miguel, sin darle chance a explicarse, sin mediar palabras algunas es evidente el engaño y todas las mentiras que tejió el pelirrubio. Ana lo mira con el corazón desbocado, todavía procesando lo que sus ojos están viendo, lo que sus oídos escucharon . “¿Miguel? ¿Así se llama este jodido mentiroso?”. Piensa Ana Isabel. Con una sonrisa forzada, finge estar bien, pero lo cierto es que por dentro está cayéndose a pedazos, un nudo aprieta su garganta, provocándole esas ganas de llorar. «Soy una tonta». «Soy una tonta». Se repite tres veces más, las mismas tres palabras. Miguel aún está en shock, alucinando con lo hijo de perra que puede llegar a ser la vida. Sabe que él solito se buscó aquel lío, pero en él aguardaba la esperanza de tener una conversación con su millonaria y poder confesarle la verdad, pero ahora ¿Cómo lo haría? De seguro aquella mujer no querría verlo ni en pintura. —Estimadas, para ustedes el mejor Champagne —James interrum
Ana Isabel no puede disimular su indignación por la farsa que era su vida. Se había inventado una historia para conquistar a un multimillonario y ahora ella resultaba siendo víctima de su propio juego. Quería salir corriendo de aquel lugar y no saber nada más de su James, que ahora resultaba ser “Miguel” que ahora no era un multimillonario sino un simple chofer disfrazado de mesonero. Todo aquello debía ser un sueño, un mal sueño. Sí, eso debía ser. Piensa la pelicastaña, mientras James Hanks la mira desde el otro lado del salón y con picardía, le sonríe. Abril, andaba desaparecida ¿Dónde se había metido? Se pregunta Ana Isabel, mientras la busca con la mirada ante tantos invitados. Decide ir hasta el baño para tratar de recuperarse de aquel impacto emocional. La rabia y la frustración se apoderan de la joven. Entra al tocador y al verse frente al espejo, las lágrimas indetenibles, se deslizan por sus mejillas. —¡Mierda, mierda, mierda! ¿Cómo pude dejarme engañar por segunda vez?
Miguel jadea por los besos ardientes de Abril. Aquella mujer, tomaba lo que se le apetecía de un sólo tirón, no es mujer de andarse por las ramas, ella va directo a lo que quiere. Y eso le quedó claro a Miguel en el momento en que lo abordó en el coche cuando la llevaba a su casa, y aún más, le quedaba en claro ahora sus perversas intenciones.Abril Rowling toca su cuerpo como una amante experta, sin amedrentarse. Miguel furioso, por lo que escuchó de James y la pequeña mentirosa, le devuelve los besos con la misma intensidad. Su cuerpo comienza a reaccionar, su miembro comienza a erguirse producto del toqueteo. Se detienen unos segúndos para respirar, ambos con la respiración acelerada. La mujer nota el bulto en los pantalones del chofer, con sonrisa maliciosa ella se coloca a horcajadas sobre él para sentirlo. Su entrepierna se humedece al sentir el grosor de aquel hombre, sus caderas por instinto se mueven de adelante hacia atrás, robándole un gemido gutural a Miguel y a ella ha
Tanto James como Abril se sienten sorprendidos al no haber logrado su objetivo aquella noche. Era increible que todo hubiese confabulado para que de ser una noche prometedora, se convirtiera en una noche caótica. Después de regresar del paseo en yate, Abril va hasta la habitación donde está su empleada para contarle sobre su terrible noche. Ana Isabel escucha la voz que a lo lejos la nombra, era un sueño o estaba muerta. Abre los ojos con dificultad y se topa con el rostro de Abril, se incorpora rápidamente y se disculpa con su jefa. —¡Vaya que tienes una cara de borracha que no te la quita nadie! Ana Isabel se lleva las manos a la cabeza y observa a su jefa. —Lo siento, creo que bebí mucho champagne, no estoy acostumbrada a tomar así. —Por supuesto que no. Imagino, pobre tú tomando algo tan sofisticado, debiste pensar que era una soda. —la respuesta de Abril, es algo pretenciosa y humillante. Pero así era ella, a veces humilde, otras jactanciosa.—Sí, así es —responde parc