Capítulo 17 La caída de Domenic Romanov
Decir que Eva no tenía miedo era una autentica mentira, Luninch aun la tenía bien sujeta y Domenic solo estaba ahí, diciendo pendejadas del amor de ello, como si estar enamorados fuera la estupidez más grande del mundo y más para hombres como ellos, unos asesinos a sangre fría.¿Acaso Domenic no tenía ni idea de lo que Luninch era capaz de hacer? Ella realmente sentía cómo aumentaba su nerviosismo a cada segundo que el humor de Domenic parecía ir aligerándose.― ¿Tenemos un acuerdo para retirar la orden de matar a Eva? ―Dorian no iba a dejar de insistir, seguiría presionando a su padre. Evidentemente esperaba poner fin a la confrontación de una buena vez por todas.El odio que Luninch sentía por Dorian era palpable. Eva movió el bolso que tenía en el hombro intentando no mover o tocar a Luninch en el proceso. Metió la mano en la abertura, agarro fuertemente la pistola que le había quitaCapítulo 17.1― ¡Imbéciles! ―gritó Luninch―. ¡Mátenlos ya!― ¡Ni se les ocurra! ―el grito de Eva fue tal que le dolió el pecho y la garganta. Pero bueno, estaba nerviosa y furiosa―. ¡Más les vale que se larguen de esta puta casa, o le pego un tiro en la cabeza al pendejo de su jefe!Dorian no sabía si sonreír o si maldecir ante el arrebato de Eva. Echó un vistazo desde donde estaba y la vio apuntando a Luninch a la cara. No iba a negar que no lo ponía duro verla en esa faceta tan… aguerrida, pero no era el momento ni el lugar para pensar con… bueno con la polla. El traidor por partida doble extendió las manos a ambos lados de su cuerpo. La sangre le empapaba el pie y se veía un rastro por donde había intentado arrastrarse. Era un completo miserable.― ¡Dispárenle ya! ¿Qué esperan? ―gritó Luninch molesto.Dorian vio que los hombres de la planta de arriba se movían con inquietud. Evidentemente se habían dado cuenta de que Eva fác
Capítulo 18 La Boda―Aún no me creo que te vayas a casar. ―Andrei miró a su alrededor, contemplando la pequeña sala que el encargado de la Catedral había dispuesto para la preparación del novio―. Sigo esperando que aparezca un rayo o algo así.Dorian soltó un bufido. La habilidad de su primo por lo dramático no había disminuido a pesar de la reciente tragedia familiar.―¿Es que crees que Dios me va a aniquilar por tener la osadía decasarme en una iglesia?―¿Cuántos años has pasado asesinando a gente a cambio de dinero? ―preguntó Andrei con sequedad―. Sólo te digo que tal vez deberías tener cuidado. Eso es todo.―Ahora estoy retirado ―Dorian estaba como loco de contento de decir eso―, así que a lo mejor Dios y yo hemos llegado a una tregua.―Sabes que el hecho de que seas mi padrino no me impide estamparte el puño en la cara, ¿verdad? ―Dorian miró a su primo Andrei con la ceja levantada.
Capítulo 19 Eres preciosa, pequeñaEva se giró y se acercó a Dorian. Necesitaba que le desabrochara los botones del vestido.― ¿Te acuerdas de algo de la ceremonia?―Me acuerdo de haberte besado. ―solo recuerdo haberte besado, lo demás no importa, le dio un beso en su hombro descubierto haciendo que se estremeciera de una forma muy placenteraProbablemente Eva debería estar disfrutando de la ostentosa suite nupcial, con sus techos abovedados, el sofisticado mobiliario y el crepitar de la chimenea. Sin embargo, cualquier admiración del hotel iba a tener que esperar hasta que hubiera calmado su deseo por el hombre que ahora era su marido.Su vestido cayo a sus pies haciendo un circulo a su alrededor, sabía que tenía que levantarlo y guardarlo pero en ese momento tenía la mente en otra cosa...―Eres preciosa, pequeña ―le dijo.Le pasó los dedos por la columna. Su contacto le ardió com
•••( ⚈̥̥̥̥̥́⌢⚈̥̥̥̥̥̀)Alanna estaba comiendose las cutículas de los nervios, estaba en una encrucijada, no sabía que hacer, si dejar todo a la suerte y que fluyera por si solo, que pasara lo que tuviese que pasar o intervenir de alguna manera.Pero si intervenía ¿Cómo lo hacía? ¿Que comodín tenía? Llamar a un amigo no era una buena opción así que lo descarto de inmediato. No, no llamaría a su mejor amigo.El otro comodín sería contactar con la mente maestra más grande del mundo, el Internet y así, con suerte esperaba que su "situación" tenga solución quizás si entraba en alguna red del gobierno y veía algunos planes estratégicos, quizás podría servirle... Pero no, no contaba con el tiempo suficiente. Y el último comodín, actuar. Sería muy sutil,. Dejaria un simple mensaje que con suerte podría ver y entender.Pero realmente estaba Estresada, así era como se sentía.Su concentración estaba puesta en las pantallas que estaban frente a ella, el resplandor de las luces era lo que
•••ಠ_ಠEstaba estresado, y tenía mucha hambre, dos cosas que lo alteraban ¿Era mucho poder comerse un bocadillo tranquilo? Pero estaba viendo un programa de lo más interesante en la televisión y no quería pararse a prepararse algo porque tendría que despegarse de la pantalla. Pero Alguien le estaba fastidiando los cojones, lo sabía, y eso simplemente significaba una cosa, que ese alguien, tenía que morir.No estaba de humor eso estaba más que claro.El sonido de su teléfono le saca un gruñido, era un correo. Le resto importancia ¿Quien mandaba correos en pleno siglo veintiuno? Pero más a un, a su teléfono personal. Realmente iba a tener que levantar su trasero de la cama e ir a la cocina a prepararse algo de comer, su estómago ya le estaba reclamando desde hace dos horas. Pero volvió a sonar su teléfono, otro correo. Y otro.Y otro.La pantalla de la televisión cambio de imagen y salieron franjas de colores luego se volvió negra con infinidad de pequeñas letras color ve
•••( ͝° ͜ʖ͡°)ᕤMuy bien, tenía que pensar con claridad, los nervios la estaban matando. Lo que si sabía era que tenía que huir, escapar, esconderse bajo las rocas más grandes que están en el fondo del mar, en un lugar bien alejado de dónde estaba horita.Y ¿Porque? Porque Luciano Carpini la iba a encontrar y la iba a asesinar, como ella lo imaginaba lenta y dolorosamente, de solo imaginarlo la piel se le ponía de gallina.Así que ahí estaba ella. Con una pequeña maleta metiendo lo primero que encontraba.Es que después de ver cómo mataba con sus propias manos a él susodicho que se suponía tenía las pelotas más grandes del universo para atreverse a matar a Luciano, quedó con la sangre congelada.Recordaba muy bien la escena, lo vio entrar a la cocina he ir a la nevera por un bocadillo, el muy condenado tenía una puntería envidiable y unos reflejos impactantes. Vio como colocaba el arma que tenía en la mano detrás de su espalda para así poder comer con más tranquilidad,
•••(◔‿◔)Luciano contemplaba el edificio donde vive Alanna, su hacker realmente vivía en uno de los más caros y lujosos. Su departamento estaba equipado con toda clase de tecnologías, muy avanzadas de hecho, unos cuantos estantes de libros, muchos en realidad. Luciano respiro el aire del apartamento y se sentía realmente agradable, casi exótico, se sentía como en otro mundo, plantas y libros por doquier pero debidamente ordenados. Estaban acordes con la decoración del lugar. Cuadros de animales y paisajes que armonizaban todo.Era realmente relajante.Estaba pensando porque se apresuró en llamarla, eso fue una clara advertencia para que hullera del lugar, él no quería eso, tal vez si no la hubiera llamado, la hubiera encontrado ahí, acorralando a su presa.Pero ya no estaba, había huido de él, aunque no era posible, tarde o temprano la iba a encontrar, siempre encontraba a sus presas, siempre.Al poco tiempo de haber acabado con la insignificante cucaracha que quiso tener b
•••乁༼☯‿☯✿༽ㄏEn boxer.Estaba en estúpido boxer.El mismísimo Luciano Carpini estaba paseándose en boxer por su modesto departamento.Desde el minuto uno que salió de su departamento ella se conecto a la red de su casa, desde una tablet.Cuando su tablet vibró anunciando que un intruso estaba en su hogar se alarmó, creyó que cuando volviera a su departamento iba a tener que hacer una limpieza profunda, porque él le destruiría todo lo que tenía.Pero no. El muy desgraciado se estaba paseando en boxer como si de su casa se tratara. Al no tener audio en la tablet, no podía saber que decía, recibió una llamada telefónica y no pudo saber quién era, pero por las acciones que hacía podia darse una idea. Estaba hurgando en las gabetas de la cocina buscando lo único que tenía, galletas.—¿No piensa irse de tu departamento? — le dijo su amiga Sentándose a su lado en la cama, dónde ella estaba, pero Alanna tenía la vista clavada en la tablet.—No lo se.Le gustaba estar en su casa,