Valentino.
No voy a negar que, al verla sentada en su puesto junto a los gemelos, hizo que mi corazón brincara de la emoción, tampoco voy a negar que me costó un enorme esfuerzo ignorarla y, en definitiva, no voy a negar que, al cerrarse las puertas del ascensor, la tristeza que reflejaron sus ojos, me golpeó cual tsunami.
Me recuesto sobre la pared del ascensor que baja hacia la salida, esa mirada es profunda, penetra y causa miles de sensaciones en mí.
Nunca quise lastimarla, siempre deseé hacerla feliz. Pero ¿es esta la Katherine de la que me enamoré?
Sí, es la misma, me grita una voz desde el fondo de mis pensamientos.
Esa parte es la que se niega a creer que ella sea una oportunista, nunca lo fue conmigo, muy al contrario, siempre luchó por salir adelante sola, sin ayuda de sus padres.
Trabajaba medio tiempo de cajera en una
—¿Recuerdas esa película?—Como no hacerlo —la veo y sonrió al recordar uno de tantos momentos hermosos y únicos que pasamos juntos—, la vimos en nuestra tercera cita, cuando por fin me permitiste besarte. Nunca lo olvidaría. —juego con sus dedos, noto atónito que no está su anillo, ella nota mi cara de incertidumbre.—No quise usarlo hoy —se encoje de hombros dándome una respuesta tácita a mi pregunta—, quiero disfrutar de este fin de semana sin disturbios —asiento y le sonrío, decido volver a la conversación sobre la película.—Solo que Paul —me refiero al personaje que hace Keanu—, estaba con el abuelo, ahí aprendió una gran lección de vida. “Ésta es la raíz de tu vida, la raíz de tu familia. Estás subido a esta tierra, y a esta familia por c
Valentino.Al verla apagar las velas me apresuro y rodeo su cintura entre mis brazos desde su espalda, aspiro en su cuello y su perfume invade mis fosas nasales. Bailo con ella en esa posición.—Te amo —le susurró y es evidente el escalofrío que le producen esas palabras—, hoy te haré el amor. —muerdo el lóbulo de su oreja haciendo que suelte un sutil gemido, hago que se gire para apoderarme de sus labios, mi entrepierna vibra.—¡Las habitaciones están por allá! —Samuel pasa con una copa de vino en su mano señalando hacia las escaleras, aun no entiendo cómo no está ebrio.—¿No te aburres de tomar vino?—Aprovecha Macario que esto no es diario—dice perdiéndose dentro de la cava subterránea.—Virginia estuviera encantada con todo esto.—comento
Valentino.Logro dormir seis horas, no me apetecía cenar, así que hoy necesito un buen desayuno.—Sammy, trae algo de la cafetería para mí por favor, no olvides mi café. —paso a su lado.Me da un saludo militar, y se va como un bólido hacia el ascensor.—Buenos días, amigo —Fabrizio entra a mi oficina mientras estoy acomodando mi portafolios para organizar la reunión con Constantin Williams—, ¿lograste descansar? —asiento— ¿Desayuno?—Sammy vendrá pronto con lo que le pedí para desayunar.—Me alegro —teclea en su celular.—Estas informando a Diana y Virginia ¿cierto? —Asiente en respuesta—, no voy a caer, tranquilícense, por favor.—Te amamos, y sabemos por lo que estás pasando. No te molestes, amigo.
Valentino.El taxi se detiene en el hospital donde está internada, dudo en entrar, no sé si seré capaz de controlarme para no matar a Caín, «promete por mi bebé que no irás a buscar a Caín», se repite en mi cabeza la promesa que le he hecho a Virginia. Su bebé es mi sobrina o sobrino, no voy a ponerla en riesgo rompiendo una promesa que le hice a su vástago.Me quedo mucho tiempo fuera del hospital, dando vueltas, decidiendo qué hacer, al final, en mi debate el ganador es el que me dice que debo entrar.Camino a paso lento hacia la recepción, Caín no debe saber que estoy aquí, ni mi hermana tampoco, necesito hacerlo sin que ella se entere, si esto no sale bien, no quiero que se vuelva a decepcionar de mí.Cinthya, siempre fue una perra egoísta, en la universidad era una promiscua y a Katherine, no le import
Kathy.Miro mi reflejo en el espejo, muestro una sonrisa que no ilumina mis ojos, una sonrisa fingida que hace casi ocho meses llevo puesta en mi rostro. Ver a Valentino alejarse después de bailar esa única pieza me es muy doloroso, ese beso se sintió tan a despedida, como haber hecho el amor después de tantos años, aun siento su aroma en mi piel, sé que es imposible, pero, lo siento en mí.Cuando Caín, se enteró de que regresaba de un viaje donde también estaba Valentino, perdió los estribos, nadie se lo dijo, yo misma se lo grité con orgullo en su cara, quería restregarle que hiciera lo que hiciera no me tendrá completa, que mi mente, mi cuerpo y mi corazón le pertenecen a Valentino Fontaine.Pagué caro por eso, me empujó escaleras abajo, me aferré a la mochila que traía conmigo para amortiguar u
Valentino.Mi celular suena notificando una llamada.—El único plan que tengo es el que llevo a cabo hace un par de meses. —¿Qué necesitas? —pregunto a Cinthya detrás de la línea.—La fiesta de compromiso oficial, donde se anunciara la fecha exacta para la boda será dentro de dos meses, en la casa del hijo de perra, necesito entrar.—Caín nos conoce, no podremos entrar.—Es por eso que necesito de tu amiga, la dueña de Many Company.—¿Diana? No, no quiero que la metas en lo que sea que estés pensando, está embarazada y no voy a ponerla en riesgo ni a ella, ni a mi sobrina.—No estarán en riesgo, deja la paranoia. Lo único que necesito de ella es que me presente a Santiago.—¿El hijo del teniente Mendie
Valentino.El viento sopla dando al ambiente un sentimiento de nostalgia. Me bajo del auto y acomodo mi abrigo. Es una tarde oscura, el sol se está ocultando y el cielo se torna naranja, mi estado de ánimo no es el mejor en este momento. Cierro los ojos unos instantes y saco un suspiro un tanto cansado. Camino hasta llegar a su tumba, en la lápida se lee.Como una profunda nota musical penetró en mi fantasía, la noción de que La tumba, debía ser el lugar del más dulce descanso.Siempre le gustó la lectura, esa es una frase de uno de los cuentos de Edgar Allan Poe.Su humor lleno de sarcasmo, sus bromas, su risa, sus consejos los llevo siempre conmigo.La extraño.Y es que siempre fue muy ocurrente, después de mi madre fue otro amor de mi vida.—Hola, mejor amiga —acaricio la lápida
Cinthya.Acaricio con suavidad su cabeza, le gusta que lo haga mientras la recuesta sobre mis piernas, estoy sentada en la oficina, no tuve más remedio que traerlo al trabajo porque debo llevarlo a que le hagan un chequeo.Uno de los empleados toca y tras escuchar mi autorización para que entre, lo hace, su cabeza que reposaba debajo de mi caricia se levanta y se pone en guardia con un gruñido.—Tranquilo, cariño, es amigo —tranquilizo a mi american Bully XL negro y se vuelve a recostar más relajado después de escuchar mi voz.Lo tengo desde hace un par de años, lo encontré abandonado en una alcantarilla bajo una lluvia torrencial, casi se lo llevaba la corriente pero se aferró a una rama, no me pregunten como fue que vi el pequeño bultito negro, solo salté del auto que conducía mi hermana y tras sus reproches, me subí d