Un sudor frio todavía me recorre.
—No es nada gracioso —contesto al ver su cara clavada en la revista que cogió de un estante, ocultando su burla.
Mi calcetín está hecho agua, el ruido no es más que la señora de limpieza quien por gracia y dicha del Diablo, tiene los audífonos puestos y no ha escuchado el espectáculo que estábamos dando en el baño de discapacitados. Tenemos un lugar en el infierno por eso. Me apresuro a ponerme el pantalón y en el intento mi pie vuelve a quedar dentro de la tapa rota del inodoro empapándome de nuevo con el pantalón puesto.
Los zapatos están igual ya que no me saqué los calcetines.
Me estoy empezando a frustrar, no es que me quejé del delicioso orgasmo que hemos tenido y que gracias a ese pequeño retraso no encontramos nuestras maletas, sino que este viaje para mi debe ser perf
Veo un punto fijo en la oficina, con un vaso de whiskey en la mano, mi cuerpo está ahí acompañando a mi mejor amigo mientras habla de los innumerables y raros antojos, que debemos cumplir a mi mejor amiga Diana, pero mi mente está unos años en el pasado. Pronto será su cumpleaños.Pronto…—Y así fue, como terminé en otra ciudad… Valentino, ¿me estás escuchando? —pasa sus manos frente a mi rostro, lo que me devuelve al presente.—Claro —digo dando un sorbo del embriagante líquido.—Estamos en octubre, siempre estás en las nubes en este mes. ¿La has tratado de localizar?Niego con la cabeza, y le respondo.—Dejé de hacerlo hace un tiempo.—¿Crees que esté bien?—Las malas noticias son lo primero en saberse —Me cons
Mi sonrisa se enchancha con solo verla, ese vestido veraniego que lleva puesto la hace ver tan encantadora, le sienta muy bien, sus cabellos moviéndose en un vaivén causado por el viento, los lentes de sol cubriendo sus hermosos ojos verdes jade, la espero en el restaurante que está en el puerto, cuanto ama el mar, la vista es espectacular.Me levanto y voy a su encuentro, su sonrisa ilumina el lugar, la tomo de la cintura y la acerco a mi cuerpo en un abrazo, y la beso, la he extrañado tanto y apenas la vi ayer.—Qué hermosa estás —digo, y la beso de nuevo.—Señor Fontaine, está usted muy meloso —sonríe y caminamos hacia la mesa con nuestras manos entrelazadas.—No puedo evitar serlo cuando estoy contigo. —contesto apartando la silla para que se siente.La veo y pienso,
El lunes mientras espero a mi amiga Panza y a Kathy, llama mi atención el anuncio que hace de Sammy, sobre la visita no programada de Arturo, algo que no me molesta en lo absoluto, lo hago pasar y me da un apretón de mano, y un abrazo.—¿Qué hay, príncipe azul? No sé, cómo que te veo con un pequeño brillo en tus lindos ojos, bebé. —Me río ante su desfachatez.—Deja de enamórame, Arturo, luego no vas a querer ser mi sumiso —nos carcajeamos—Pongámonos serios príncipe, toma esto —me extiende un carpeta, toma asiento en tanto la abro y de inmediato nota mi sorpresa—, así es, Caín Montenegro, heredero del mejor buffet de abogados, tiene cedes en varios países, son los mejores, nuestra mejor competencia por cierto, los más reconocidos, al morir su padre el año pasado, tom&o
propias manos. ¿Entiendes?, no vuelvas a tocarme o te mato.—Pagarás por esto, Katherine, lo pagarás y lo sabes. —amenaza mientras corro a mi habitación y me encierro en ella, no soporto más todo esto, me abrazo a mí misma para buscar la paz que he perdido y mi esfuerzo es inútil.Al poco tiempo escucho que tocan la puerta de la habitación Y me tenso de inmediato, hasta que sé que es Valentino quien me llama.No dudo en correr para abrirle la puerta, no me importa el estado en el que me encuentro, mis lágrimas, el desastre que soy, sólo me importa su presencia, me lanzo a sus brazos hundiendo mi rostro en su cuello y es ahí donde me rompo.Tantos meses conteniéndome, fingiendo que no pasa nada, pretendiendo que puedo llevar sola esta carga que tengo sobre mis hombros.Ya no puedo más con esto.Ya no.No
Kathy.Corro directamente al baño, las lágrimas se aglomeran y no puedo evitar que salgan, sentada en váter lloro en silencio, mi pecho duele, quema, me duele tanto que el hombre que siempre he amado me acusara de ser una oportunista interesada.No puedo culparlo, lo que si me extraña saber es, ¿dónde encontró esa información? No obstante, por su bien y por el mío, no puedo explicarle nada más.Lo más preocupante es que es probable que Valentino le haya dicho a Diana, que soy la que lo está atormentando, y sé que ella es capaz de despedirme para que mi presencia no le afecte a él, sé lo cercano que son, sé cuánto se aman y son capaces de dar la vida el uno por el otro.Lo sé porque me enteré de que hace unos años, Valentino casi mata a un tipo a golpes que resultó ser un
Valentino.No voy a negar que, al verla sentada en su puesto junto a los gemelos, hizo que mi corazón brincara de la emoción, tampoco voy a negar que me costó un enorme esfuerzo ignorarla y, en definitiva, no voy a negar que, al cerrarse las puertas del ascensor, la tristeza que reflejaron sus ojos, me golpeó cual tsunami.Me recuesto sobre la pared del ascensor que baja hacia la salida, esa mirada es profunda, penetra y causa miles de sensaciones en mí.Nunca quise lastimarla, siempre deseé hacerla feliz. Pero ¿es esta la Katherine de la que me enamoré?Sí, es la misma, me grita una voz desde el fondo de mis pensamientos.Esa parte es la que se niega a creer que ella sea una oportunista, nunca lo fue conmigo, muy al contrario, siempre luchó por salir adelante sola, sin ayuda de sus padres.Trabajaba medio tiempo de cajera en una
—¿Recuerdas esa película?—Como no hacerlo —la veo y sonrió al recordar uno de tantos momentos hermosos y únicos que pasamos juntos—, la vimos en nuestra tercera cita, cuando por fin me permitiste besarte. Nunca lo olvidaría. —juego con sus dedos, noto atónito que no está su anillo, ella nota mi cara de incertidumbre.—No quise usarlo hoy —se encoje de hombros dándome una respuesta tácita a mi pregunta—, quiero disfrutar de este fin de semana sin disturbios —asiento y le sonrío, decido volver a la conversación sobre la película.—Solo que Paul —me refiero al personaje que hace Keanu—, estaba con el abuelo, ahí aprendió una gran lección de vida. “Ésta es la raíz de tu vida, la raíz de tu familia. Estás subido a esta tierra, y a esta familia por c
Valentino.Al verla apagar las velas me apresuro y rodeo su cintura entre mis brazos desde su espalda, aspiro en su cuello y su perfume invade mis fosas nasales. Bailo con ella en esa posición.—Te amo —le susurró y es evidente el escalofrío que le producen esas palabras—, hoy te haré el amor. —muerdo el lóbulo de su oreja haciendo que suelte un sutil gemido, hago que se gire para apoderarme de sus labios, mi entrepierna vibra.—¡Las habitaciones están por allá! —Samuel pasa con una copa de vino en su mano señalando hacia las escaleras, aun no entiendo cómo no está ebrio.—¿No te aburres de tomar vino?—Aprovecha Macario que esto no es diario—dice perdiéndose dentro de la cava subterránea.—Virginia estuviera encantada con todo esto.—comento