Revista secretos de sociedad
Buenas tardes querido y atestado Londres, hoy les traemos una buena nueva como dicen por ahí.
Nada menos que la hermana de Marqués de suffkol ha vuelto luego de dos largos años en Francia, pero adivinen que creemos que la joven tiene mucho más que esconder, ya que ha sido vista por los hotales en el centro de Londres, ahora mis interrogantes son los siguientes ¿Estara embarazada? ¿Se habrá casado y habra vuelto huyendo de su esposo? Sabes que a la joven le encanta hacer ese tipos de cosas. Aunque también se rumorea que puede estar comprometida con un honorable caballero aquí en Londres.
¿Resulta ser que el LordW está comprometido con ella? Pero ahora, lo hemos visto cortejando a la hija del conde ¿Será esto un escándalo? Hasta podría apostar que sí. Asi que queridos solo nos toca esperar.
Rosalia había decidido dar una vuelta por Londres ayer su madre se había encargado de mandar hacer unos hermosos vestidos para la boda de su amiga la cual se celebraría en unos días, la verdad estaba muy nerviosa y entusiasmada sería su primera aparición en la sociedad londinense luego de haberse marchado, la verdad ahora estando aquí no sabía cuanto había extrañado aquellas abarrotadas calles por las mañanas, la llego yendo y viniendo sin prestar ninguna atención a su paso, Londres era maravilloso cuando lo veías así desde esta perspectiva no cuando tenías que ser recta, vestir un casi asfixiante vestido, amaba Francia por eso y sus exquisitos vestidos un tanto menos apretados, casi había saltado de alegría cuando su buena amiga le había confeccionado uno sin aquella horrible cosa, esperaba alguna reprimenda por parte de su madre ya que aquello no era visto de buen gusto y ni elegancia, su madre había quedado encanta que luego había mandado hacer otro más. Ahora iba a unas de
Rosalia se había puesto de mal humor cuando Susan le informó que había invitado a Anabel a su casa para conservar, casi había puesto el grito en el cielo, esta apunto de jurar y decir impropios, Susan era la persona más inocente si no hubiera notado que la joven quería a Williams para ella más de lo que demostraba, porque si él tampoco hubiera estado hablando de esa manera tan íntima eso la hacía enfurecer, ese pijo, cuando lo viera. Todavía recordar cuando los habia visto tan íntimos en la plaza, le hacía hervir la sangre de celos.—Vamos, Rosa—suplicó—, te prometo que no es mala persona, dale una oportunidad y además hasta donde yo sepa nos personas pueden conversar no veas cosas donde no las hay, por favor.Rosalia resolplo separándose de su amiga que parecía un chicle pegado a ella. Escuchar a Susan defenderla era lo peor, a
El duque de Cambridge se encontraba en aquella vieja casa de campos esa mañana se había despedido de sus amigos y al mediodía habia partido, estaba furioso aunque lo escondía de un gran manera, su madre se había metido donde no tenía nariz ni hueso. Se encontraba silencioso en aque viejo salón viendo el fuego hacer ceniza la leña, todavía no podía creer que su madre haya manipulado a su secretaria para que cualquier carta de Rosalia no fuera entregada a él, esta colérico, casi lo había golpeado hasta que estuviera inconsciente si no fuera porque esta su buen amigo Enrique con él. Ese día había decidido llegar temprano porque necesitaba unos papeles cuando vieron a George sacar unas sobres de su escritorio que había sacado selectivamente, cuando se las arrebató se había dado cuenta que era de Rosalia, pidiéndole una explicación porque no había contestado sus últimas cartas y porque no le había escrito más.—Williams, hijo— su voz era apenas audible, la ex duquesa no se se
La boda del duque de Manchester con la hermosa Lady Susan collingwood llegó con tanta rapidez que hasta lady Borgues se encontraba tan nerviosa como la novia. Por fin se iba a encontrar con el amor de su vida, solo ese pensamiento hacia que su cuerpo temblará ligeramente en pensar en todas las posibles reacciones del duque ante su reacción, Rosalia no estaba del todo segura de que él aceptara las nuevas reglas de su compromiso.Pero tenía que ser fuerte, sabía que sus sentimientos por el seguían siendo los mismo, eso le decía su corazón. Porque ya no era una chiquita de aquel entonces, había crecido y conocido, quería la firmeza que el sentía lo mismo, que seguí siendo igual que hace dos años. Tenía que asegurase que su proposición no fue solo por decirla. Habia pensado mucho en este momento hasta en las cartas que ambos se mandaban constantemente, a pesar de la distancia cada una de las palabras que leía era tan fuerte que podía sentirse bien, que esta
Lord William, Duque de Cambridge, necesitaba pasar una velada con sus amigos o se daría a la bebida. Cortejar a Rosalía estaba siendo más difícil de lo que hubiera esperado. Estar con ella estaba afectando a su cordura. La deseaba tanto que tenía que esforzarse para no tocarla, para no arrastrarla en todos los bailes en los que coincidían, detrás de alguna columna y besarla hasta robarle el sentido.En un intento desesperado por recuperar el juicio, esa noche había cambiado los valses por las cartas y por ese motivo estaba sentado a una mesa en el White ́s, esperando a que Lucius, al que había enviado una nota para que se reuniera con él, acudiera.Iba por su segundo whisky cuando una voz, que no hubiera esperado escuchar esa noche, se dirigió a él.—Eso no es lo que esperaba encontrar de un hombre prometido y profundamente enamorado.Se dio la vuelta para enfrentar a otro de sus mejores amigos, Lord Henry. Él era el único que se había dado cuenta de los sentimientos
Luicis le había evitado una situación incómoda y no podía estar agradecida con él. Al llegar acompañada del marqués, su encuentro con Williams había transcurrido con bastante normalidad, si una dejaba de lado las miradas que el Duque había dirigido. Aun así, se habían limitado a saludarse como dos viejos amigos que se reencuentran tras unos años separados. Y los reproches y las preguntas habían quedado sin pronunciarse. A pesar de que Luis había dado una pequeña velada con sus amigos más cercanos para celebrar la reciente adquisición de un nuevo edificio para la fábrica.Rosa dudaba de que el Duque encontraría el momento adecuado para abordarla, por lo que se había mantenido acompañada en todo momento. Muy inteligente a su parecer, ahora que lamentaba no haber podido conversar con su madre para que asistiera. Se había quedado en su habitación supuestamente descansando aunque algo le decía que no era así desde que había vuelto. Estaba deprimida y triste. Le preocupaba
Hay ocasiones en los que no sé si sentirme alegre por los festejos o por los eventos a por venir, solo puedo decir que pronto estaremos viendo al LordW parado en un altar.Revista Secretos de sociedad.La velada de los Manchester estaba tan concurrida como cualquiera de los bailes que tenían lugar durante la temporada social. Era increíble lo que la suegra de su amiga había hecho, aunque no se podía negar que Lady Susana resplandecía.Todos están aquí para suponer porque los recién casados no se han ido de Luna de miel. Sin duda, ya había empezado a escuchar algunos susurros. Por placer de su madre, se había puesto un vestido azul claro con bordados en encaje del más fino que cubrían sus brazos. Una exquisitez que se había permitido en Francia.Al otro lado de la velada se encontraba Lord Williams sin despegar por un minuto la mirada de su prometida, la había dejado descontenta cuando no había accedido a hablar con él, algo absurdo, habían sido am
Lord W por fin ha dejado al descubierto sus preferencias. Si hace unos días dudábamos de a quién estaba cortejando tras los últimos eventos sociales, en los que se le ha visto pendiente de cierta dama, podemos adivinar que la elección ha sido hecha».Revista Secretos de sociedad.Con cada día que pasaba, a Rosalía se le hacía más y más difícil resistirse a Williams. Y aunque una parte de ella se preguntaba por qué debía hacerlo, otra más racional estaba convencida de que necesitaba más tiempo, ya que él todavía no le había hablado directamente de sus sentimientos. Y eso le hacía dudar hasta por el más profundo de sus sentimientos.Era la tercera vez esa semana que se escabullía con el Duque al jardín. Él aprovechaba los valses para escapar por cualquier balcón que permaneciera abierto, por eso cuando la hizo danzar hacía el lateral de la pista creyó conocer su destino. Porque lo amaba, aunque él no le hablara de sus sentimientos