En ese momento, Estrella comprendió que Claus había hecho que se pusiera ansiosa a propósito. No sabía cómo evaluar esta acción, pensando que era una persona que no estaba dispuesta a sufrir ninguna pérdida.—No hay problema. Con dinero, todo se resolverá —dijo Estrella a regañadientes.Siempre y cuando Claus no descubriera su verdadera identidad, estaría bien que pensara que necesitaba el dinero.Estrella se dirigió al mayordomo y preguntó:—Señor, esta mañana, cuando salí de casa, te entregué una lista de hierbas para comprar. ¿Ya las has adquirido todas?—Señorita, todo está preparado. Espere un momento —respondió el mayordomo, y fue de inmediato al almacén para sacar las hierbas con las que Claus se bañaría. Las cantidades de cada hierba eran diferentes, dependiendo de Estrella. Además, el efecto de cada una también sería distinto.Estrella bajó la cabeza y miró las hierbas. Se dio cuenta de que todas eran de muy buena calidad y sus precios eran elevados. El efecto sería más rápido
Estrella se quedó atónita y comprendió al instante que lo que había presenciado aquel día en el banquete familiar no había sido todo. Sobre la mesa solo discutían, pero detrás, a saber qué cosas indecorosas estarían haciendo. Las guerras internas dentro de esta prestigiosa familia eran más violentas de lo que ella había imaginado. La familia Burgos era como una gran tarta y había miles de personas que querían un pedazo de ella. No era raro que Claus resultara herido.Estrella pensó en todo esto, pero tuvo el buen juicio de no preguntar nada al respecto.—Quítate la ropa —dijo repentinamente Estrella. El mayordomo y Javier se miraron entre ellos, sorprendidos. ¡Tanta algarabía por quitarse la ropa nada más llegar! Los dos no se atrevieron a quedarse más tiempo y salieron rápidamente.Claus arqueó las cejas. Al ver cómo los dos salían huyendo, Estrella se dio cuenta de la falta de tacto de sus palabras. Un rubor apareció en sus mejillas y se extendió desde los bordes hasta las comisura
Cuando Estrella se sentía cansada, nunca se obligaba a seguir trabajando. Se levantó de la alfombra con el cuerpo agotado y se sentó en la cama, apoyándose contra la pared y cerrando los ojos para descansar. Quizá el efecto del medicamento había desaparecido. Claus abrió los ojos sin previo aviso y se encontró en la cama, con las agujas de plata clavadas en la espalda. Inclinó la cabeza para ver a la joven que estaba sentada a su lado, apoyada contra la pared.Cuando cerraba los ojos, parecía muy tierna. Con la luz en su respingosa nariz y sus hermosas mejillas, era como una muñeca, mona, inocente e inofensiva. Todo esto hacía que la gente se sintiera tranquila y feliz. Pero cuando abría los ojos, su agudeza y su talento no podían ocultarse. Claus la miró durante mucho tiempo. Estrella sintió su mirada al instante, ya que era muy sensible y le habían entrenado para ello. Como le gustaba limpiar su mente cuando estaba cansada, y no perdía nada al ser vista, dejó que Claus la mirara.
Claus salió del baño secándose el pelo y con un pijama plateado. Su humor era bueno, más allá de las expectativas.Estrella estaba sentada en una silla jugando a un videojuego y, aunque estaba concentrada, desvió un momento su atención para mirarlo. No era una sorpresa que estuviera así después de la medicación. Estrella no era capaz de hablar descuidadamente si no tenía conocimiento, era una regla básica. Dejó el teléfono y giró la cabeza para hablar con Claus.—Mañana por la noche me centraré en empezar la acupuntura en tus piernas. Los materiales para los temazcales también son diferentes. Claus asintió levemente. Era muy consciente de su condición física y no tenía necesidad de cuestionar las habilidades de Estrella.—En general, ¿hay algo que deba tener en cuenta? —Preguntó.Estrella se pellizcó el entrecejo. Tenía la cara muy cansada.—Puedes caminar más si tienes tiempo libre. Ejercita tus músculos atrofiados, no es bueno permanecer sentado en una silla de ruedas tanto tiempo
A Iván se le habían agotado todas las fuerzas. Se desplomó en el sofá con la cara azul y blanca. Aprovechando la ausencia de Estrella, se quejó con Claus.—Tu mujer es muy deshonesta. Se ha pasado de la raya. ¡De ninguna manera puedes consentirla así!—Nuestra señorita resultó ser un enemigo formidable. Fuiste tú quien desconfió de ella y ahora has recibido tu merecido —Javier se rio sin otorgarle ninguna dignidad.Se alegró de no haber ofendido a Estrella y de haberla tratado siempre con gran respeto. De lo contrario ahora podría ser él quien tuviera mala suerte. Claus también levantó las comisuras de los labios. Iván estaba tan enfadado que se notaba el resentimiento en el tono de voz.—De verdad has cambiado. ¡Me gustaba más el antiguo tú que necesitaba confiar en mí!—Piensas demasiado bien de ti mismo. La niña es mucho más útil que tú —dijo Claus despacio.—Tú-tú, tú pones el amor por delante de los amigos —dijo Iván con las manos temblorosas y cubriéndose exageradamente el pech
Estrella no tenía forma de fingir que no había oído nada ya que la habían llamado directamente por su nombre. Se detuvo y giró la cabeza.—¿Pasa algo?—Estrella, ¿aún no sabes por qué estamos aquí? ¿Qué pretendes? —Hada se llenó de ira solo con ver a Estrella. Su querida Luna estaba sufriendo un martirio en prisión, ¿y Estrella aún podía asistir a la escuela con total paz y tranquilidad?—No entiendo lo que quieres decir —Estrella se paró frente a Hada con una expresión fría. —Maldita zorra sin corazón, ¿qué le has hecho a nuestra Luna? Ella es tan tímida… Con solo unos días en la comisaría ha perdido un montón de peso. ¡Deberías ser tú la que estuviera sufriendo todo esto! —Hada no pudo contener su rabia y señaló a Estrella. Sus ojos afilados eran como cuchillos y parecían querer descuartizarla.—¿Y qué tiene que ver esto conmigo? —Estrella levantó una ceja. ¿Tímida? Luna no se veía precisamente misericordiosa cuando se trataba de drogar a otros.—Es tu culpa. Nuestra Luna siempre
Desde la distancia, se oía el débil sonido de las maldiciones procedentes de Zared. Los labios de Estrella se curvaron en una sonrisa burlona. Se dio la vuelta y se dirigió hacia el callejón, donde le esperaba el coche de Burgos para regresar.Claus estaba en el Palacio Imperial. También había recibido la noticia, pero cuando Estrella regresó, no mencionó el tema. Quería esperar a que Estrella hablara, pero, ella podía manejar este pequeño asunto sin la ayuda de Claus. Prefería manejar las cosas por su cuenta y no quería depender de los demás. Iván se acercó a la puerta con el rostro pálido. Había calculado la hora en que Estrella saldría de clase para suplicar por una medicina. Arrugó la cara y dijo:—Mi señora, me equivoqué. ¿Puedes darme algo para detener la diarrea? Siento que me voy a morir.Al principio Iván había podido soportarlo, pero luego empeoró. Intentó encontrar un remedio por su cuenta, pero nada funcionó y no se atrevió a tomar nada más por temor a que la diarrea em
A la anciana y a Yune les sorprendió bastante. La mala higiene del sueño de Claus siempre les había preocupado mucho. A pesar de todos los esfuerzos, solo lograron aliviar su insomnio de forma temporal en lugar de encontrar una cura definitiva. Yune incluso había traído a un famoso maestro de hipnosis del extranjero y los mejores psiquiatras, pero ninguno de ellos había funcionado. Nadie podía curar el trastorno del sueño de su sobrino. Así que ¿cómo es que de repente había mejorado? En cualquier caso, fuera cual fuera la razón, era un alivio que Claus pudiera dormir.Rosalía sonrió muy contenta al ver que se había resuelto un asunto que les preocupaba mucho.—Esta niña. Sabía que era la persona adecuada.En realidad ella tampoco creía en el adivino, pero era mejor creer que una cosa existía a que no, por si acaso fuera verdad. De todas formas, dinero no le faltaba a la familia Burgos. Además, Rosalía se lo tomó con humor y también quería probar suerte. No esperaba que la niña no la